¡VOYME PANCOCO!. PERCY ZAPATA MENDO.

¡VOYME PANCOCO! Trujillo, Perú, Julio de 1932 El bombardeo había terminado hacía tres horas, sin embargo, aún sentía agudos pitidos en ambos oídos en tanto que en su cerebro habían quedado grabados el ruido de las granadas cayendo en la cercanía de su trinchera o el silbido de la muerte de los obuses disparados incomprensiblemente por los barcos de la armada peruana, comprados para defenderlos de amenazas externas y no para masacrar a su propia gente. Las sienes le ardían horriblemente mientras su corazón latía desbocadamente y tenía la sensación de querer atorársele en la garganta. Cerró los ojos y se recostó así, acuclillado como estaba sobre la pequeña loma de tierra que le servía de defensa en uno de esos tupidos cañaverales. Una brisa tímida que no supo identificar de dónde venía le refrescó el rostro y le imprimió nuevos bríos. Abrió los párpados y dejó caer los brazos con energía a los lados del cuerpo para desentumecerlos; el rifle con el cañón recalentado...