Prevención de la diarrea asociada al uso de antibióticos orales. Percy Zapata Mendo, Jaime Zapata Mendo.
Prevención
de la diarrea asociada al uso de antibióticos orales
La diarrea ocurre en el 1% al 44% de los casos bajo tratamiento antibiótico, y va desde episodios leves que se resuelven cuando se suspenden los antibióticos hasta complicaciones graves como el megacolon tóxico, la perforación intestinal y la muerte.
El riesgo aumenta en las edades extremas, en presencia de comorbilidad, con el uso de antibióticos de amplio espectro (en particular, clindamicina, β-lactámicos y cefalosporinas de tercera generación), la duración prolongada del tratamiento antibiótico, diarrea previa asociada a antibióticos y la hospitalización.
Los
probióticos - microorganismos vivos que al ser administrados en cantidades
adecuadas confieren un beneficio para la salud - están presentes en los
productos disponibles en los comercios como productos alimenticios y en
formulaciones específicas utilizadas para fines terapéuticos. Se cree que los
prebióticos combaten la diarrea asociada a los antibióticos promoviendo la
restauración de la resistencia a la colonización por bacterias patógenas después
que la microflora normal del colon ha sido dañada por los antibióticos,
rompiendo los compuestos no absorbibles de los productos absorbibles, por
interferencia con las toxinas patógenas, y mejorando la inmunidad. Los efectos
de los probióticos varían según la capacidad de la cepa para diferenciar la
resistencia al ácido gástrico y la bilis, la capacidad para colonizar la
mucosa, y la susceptibilidad a los antibióticos.
Los probióticos
tienen riesgos teóricos, como la infección fuera del intestino y la transferencia
de genes de antibióticos resistentes. Sin embargo, por ahora, los ensayos y las
revisiones sistemáticas no han mostrado datos de bacteriemia o fungemia
atribuibles a los probióticos.
La bacteriemia por Lactobacillus
es rara y tiene una tasa de mortalidad baja. El cáncer, la diabetes, el
tratamiento con antibióticos de amplio espectro, el trasplante de órgano y el
absceso pueden ser factores de riesgo para dicha bacteriemia. Se han reportado
12 casos de bacteriemia por lactobacilos en pacientes tratados con algunos
probióticos y 24 casos de fungemia asociada con el probiótico Saccharomyces
boulardii. Sin embargo, muchas cepas de lactobacilos son comensales humanos
y una revisión identificó solo 5 casos publicados bien documentados, en los que
la cepa probiótica consumida fue la misma que la del aislado clínico. Los
efectos secundarios son gastrointestinales leves a moderados y erupción, pero
en general, no son más comunes que en los pacientes tratados con probiótico
placebo.
Por lo tanto, los
probióticos pueden ser una opción atractiva para la prevención de la diarrea
asociada a antibióticos porque son baratos y seguros.
¿Cuál es la
evidencia que despierta dudas?
Los autores
hicieron una revisión de metaanálisis, actualizada con ensayos controlados aleatorizados
posteriores. En Octubre de 2011 se realizaron búsquedas en PubMed, EMBASE,
Cochrane Library y Clinical Evidence de metaanálisis publicados en los
últimos 5 años en Inglés y ensayos publicados posteriores que investigaron
probióticos para la prevención de la diarrea asociada a antibióticos. Términos
de búsqueda: "probiótico" y "diarrea asociada a
antibióticos". Se excluyeron los estudios de prevención, estudios piloto
pequeños que no fueron controlados con placebo, estudios publicados solo en forma
de resumen, estudios sobre diarrea asociada a antibióticos causada por un solo
organismo (tales como Clostridium difficile), y revisiones sistemáticas
sin metaanálisis.
El resultado final
más común fue la diarrea, definida como 3 deposiciones líquidas en 24 o 48
horas. El tipo de probiótico evaluado, las poblaciones estudiadas y el tamaño
del efecto varíaron ampliamente entre los estudios, con resultados primarios
tanto estadísticamente significativos como estadísticamente no significativos y
tasas ampliamente diferentes de diarrea asociada a antibióticos. Muchos de los
ensayos identificados en las revisiones sistemáticas fueron de mala calidad.
Las razones incluyeron el mal encubrimiento de la asignación, el poco poder
estadístico, los posibles sesgos de publicación, las variaciones en la
mediciones de los resultados, la falta de análisis de intención de tratar, la
variación en la duración del seguimiento, la falta de datos de costo-beneficio,
la variación en la gravedad de la enfermedad, y la pequeña proporción de
pacientes elegibles enrolados. Se hicieron comparaciones directas de los
prebióticos.
¿Puede la
investigación en curso brindar pruebas pertinentes?
Se realizaron
búsquedas en la base de datos de ensayos controlados actuales
(www.controlado-trials.com), de ensayos controlados aleatorizados en curso
utilizando los términos descritos anteriormente. Seis ensayos controlados en
curso con placebo examinan el efecto de los probióticos en la prevención de la
diarrea asociada a antibióticos en pacientes hospitalizados.
Tres
(ISRCTN57305201, ISRCTN10768531 y isrctn19604441) de ellos están investigando
el efecto de una mezcla de prebióticos, el VSL#3, que contiene 8 especies de
bacterias autorizadas para ser usadas en el síndrome del intestino irritable,
con pacientes reclutados exclusivamente de unidades de terapia intensiva
(ISRCTN10768531). Un ensayo (NCT01087892) está investigando el efecto de un
producto comercializado en supermercados, que contiene 3 especies
(Lactobacillus casei DN 114 001, Lactobacillus bulgaricus, y Streptococcus
thermophilus), y uno (ISRCTN70017204) está investigando el efecto de un
probiótico que contiene 2 cepas de Lactobacillus acidophilus (National
Collection of Industrial, Food and Marien Bacteria [NCIMB] 30157 y 30156), Bifidobacterium
bifidum (NCIMB 30153) y Bifidobacterium lactis (NCIMB 30172). Un
estudio (ISRCTN86623192) está investigando el efecto de S. boulardii.
Estos estudios proporcionarán información de los probióticos para prevenir la
diarrea asociada a antibióticos en una gama más amplia de pacientes
hospitalizados y pueden ser lo suficientemente grandes como para proporcionar
información sobre cuáles subgrupos de pacientes se encuentran en mayor riesgo y
son más propensos a beneficiarse.
No hay ensayos
controlados aleatorizados que hayan evaluado específicamente el uso de
probióticos con antibióticos en hogares de cuidados de adultos. Faltan datos
contundentes de los niveles de uso de antibióticos y de la frecuencia y
gravedad de la diarrea asociada. “Nuestro Probitics for Antibiotic Associated
Diarrhoea Study (PAAD; ISRCTN79548440)”, dicen los autores, “se encuentra en
una fase de observación para determinar si se justifica un estudio de
probióticos para prevenir la diarrea asociada a antibióticos y es viable en los
hogares de cuidado.” Hay una ausencia o insuficiencia de pruebas de alta
calidad para apoyar el uso rutinario de probióticos para prevenir la diarrea
por antibióticos en todas las personas, independientemente de su edad,
comorbilidad y ámbito de atención. Por ejemplo, se han realizado pocos estudios
en atención primaria, y los autores no hallaron ninguno con adultos de cuidados
intermedios o de asistencia social como tampoco estudios de implementación
abierta pragmáticos.
¿Qué debemos hacer
ante la duda?
Existe evidencia
valiosa para apoyar el uso de los probióticos S. boulardii y Lactococcus
rhamnosus GG (ATCC 53 103) para prevenir la diarrea asociada a
antibióticos, con nuevas evidencias sobre ciertas cepas mixtas que incluyen
L. casei o L. acidophilus. Los probióticos también parecen ser más eficaces
en dosis más elevadas. Sin embargo, dado que la evidencia es insuficiente para
apoyar el uso rutinario de probióticos para este propósito, y debido a la baja
incidencia y el bajo grado de severidad general de la diarrea asociada a los
antibióticos en personas sanas, los autores están en contra del uso rutinario
de probióticos con ese fin en todas las personas que toman antibióticos.
No todos los
probióticos evaluados en los ensayos clínicos están disponibles comercialmente
en el Reino Unido. Sin embargo, los probióticos son baratos y su uso seguro,
por lo que su indicación sistemática junto con los antibióticos está
justificada en pacientes frágiles hospitalizados y posiblemente en niños. A las
personas que ya habían tenido diarrea asociada a antibióticos se les debe
ofrecer prebióticos cuando son tratados con antibióticos, independientemente de
su contexto, pero los probióticos deben evitarse en personas gravemente
inmunocomprometidas. Como los probióticos parecen ser más eficaces en dosis más
elevadas, se deben usar dosis de al menos 50 mil millones de unidades
formadoras de colonias; los probióticos deben tomarse mientras dura el tratamiento
antibiótico y continuar durante una semana más después de sus suspensión.
No existe evidencia
sobre la eficacia de muchas cepas o es insuficiente. Se requieren estudios de
comparación directa de cepas probióticas, como así más estudios para identificar
a los pacientes de mayor riesgo y más probabilidad de beneficiarse,
especialmente en la comunidad y en terapia intermedia.
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