DIABETES. PERCY ZAPATA MENDO.
DIABETES
La diabetes es una enfermedad crónica que aparece
debido a que el páncreas no fabrica la cantidad de insulina que el cuerpo
humano necesita, o bien la fábrica de una calidad inferior. La insulina, una
hormona producida por el páncreas, es la principal sustancia responsable del
mantenimiento de los valores adecuados de azúcar en sangre. Permite que la
glucosa sea transportada al interior de las células, de modo que éstas
produzcan energía o almacenen la glucosa hasta que su utilización sea necesaria.
Cuando falla, origina un aumento excesivo del azúcar que contiene la sangre
(hiperglucemia). De hecho, el nombre científico de la enfermedad es diabetes
mellitus, que significa "miel".
1.- CAUSAS
La diabetes afecta al 6% de la población. Las posibilidades
de contraerla aumentan a medida que una persona se hace mayor, de modo que por
encima de los setenta años la padece alrededor del 15% de las personas. Es
esencial educar a los pacientes para que controlen su diabetes de forma
adecuada, ya que puede acarrear otras enfermedades tanto o más importantes que
la propia diabetes: enfermedades cardiovasculares, neurológicas, retinopatía
(afección ocular que puede conducir a la ceguera) o nefropatía (enfermedad del
riñón). El momento de aparición de la enfermedad, así como las causas y
síntomas que presentan los pacientes, dependen del tipo de diabetes de que se
trate.
Diabetes
tipo 1. Las edades más
frecuentes en las que aparece son la infancia, la adolescencia y los primeros
años de la vida adulta. Acostumbra a presentarse de forma brusca, y muchas
veces independientemente de que existan antecedentes familiares. Se debe a la
destrucción progresiva de las células del páncreas, que son las que producen
insulina. Ésta tiene que administrarse artificialmente desde el principio de la
enfermedad. Sus síntomas particulares son el aumento de la necesidad de beber y
de la cantidad de orina, la sensación de cansancio y la pérdida de peso.
Diabetes
tipo 2. Se presenta
generalmente en edades más avanzadas y son unas diez veces más frecuentes que
la anterior. Por regla general, se da la circunstancia de que también la sufren
o la han sufrido otras personas de la familia. Se origina debido a una
producción de insulina escasa, junto con el aprovechamiento insuficiente de dicha
sustancia por parte de la célula. Según qué defecto de los dos predomine, al
paciente se le habrá de tratar con pastillas antidiabéticas o con insulina (o
con una combinación de ambas). No acostumbra a presentar ningún tipo de
molestia ni síntoma específico, por lo que puede pasar desapercibida para la
persona afectada durante mucho tiempo.
Diabetes
gestacional. Se considera una
diabetes ocasional. Se puede controlar igual que los otros tipos de diabetes.
Durante el embarazo la insulina aumenta para incrementar las reservas de
energía. A veces, este aumento no se produce y puede originar una diabetes por
embarazo. Tampoco tiene síntomas y la detección se realiza casi siempre tras el
análisis rutinario a que se someten todas las embarazadas a partir de las 24
semanas de gestación.
2.- SÍNTOMAS
DE DIABETES
Entre los principales síntomas de la diabetes se
incluyen:
Ø Frecuencia en orinar (fenómeno de la
"cama mojada" en los niños).
Ø Hambre inusual.
Ø Sed excesivas.
Ø Debilidad y cansancio.
Ø Pérdida de peso.
Ø Irritabilidad y cambios de ánimo.
Ø Sensación de malestar en el estómago y
vómitos.
Ø Infecciones frecuentes.
Ø Vista nublada.
Ø Cortaduras y rasguños que no se curan, o
que se curan muy lentamente.
Ø Picazón o entumecimiento en las manos o los
pies.
Ø Infecciones recurrentes en la piel, la
encía o la vejiga.
Ø Además se encuentran elevados niveles de
azúcar en la sangre y en la orina.
3.- PREVENCIÓN
Para la diabetes tipo 1 no existe ningún método eficaz
por el momento. En cambio, está comprobado que la de tipo 2, que es la que
aparece con más frecuencia, al estar relacionada con la obesidad se puede
tratar de evitar en gran medida adoptando unos hábitos de vida saludables:
·
Evitando
el sobrepeso y la obesidad.
·
Realizando
ejercicio físico de forma regular.
·
Abandonando
el tabaco y las bebidas alcohólicas.
·
Siguiendo
una dieta alimentaria sana. Para prevenir las hipoglucemias (caída en los
niveles de azúcar en la sangre), los diabéticos deben tener en cuenta lo
siguiente:
o
Ajustar
las dosis de los medicamentos a sus necesidades reales.
o
Mantener
un horario de comidas regular en la medida de lo posible;
o
Tomar
cantidades moderadas de hidratos de carbono antes de realizar ejercicios
extraordinarios;
o
Llevar
siempre azúcar consigo. En cuanto aparezcan los primeros signos de hipoglucemia,
hay que tomar azúcar (de 2 a 3 cucharadas), galletas (de 3 a 5 unidades) o
beber un vaso (150 ml) de alguna bebida que contenga hidratos de carbono de
absorción rápida (zumos de frutas, cola, etc.). Los síntomas suelen pasar en 5
o 10 minutos. Si no hay recuperación, el afectado debe recibir asistencia
médica inmediata.
4.- DIAGNÓSTICOS
El diagnóstico de diabetes se establece cuando una
persona tiene valores anormalmente elevados de azúcar en la sangre. A menudo se
controlan los valores de azúcar en la sangre durante un examen anual de rutina
o durante una exploración clínica que se realiza antes de la incorporación a un
nuevo empleo o de la práctica de un deporte. También pueden realizarse análisis
para determinar la posible causa de síntomas como aumento de la sed, la micción
o el hambre, o si existen factores de riesgo característicos como antecedentes
familiares de diabetes, obesidad, infecciones frecuentes o cualquier otra
complicación asociada con la diabetes.
Para medir la concentración de azúcar en la sangre se
obtiene una muestra de sangre del paciente, quien deberá estar en ayunas por lo
menos 8 horas antes de la prueba, pudiéndose también obtener después de comer.
Es normal cierto grado de elevación de los valores de azúcar en la sangre
después de comer, pero incluso entonces los valores no deberían ser muy
elevados. En las personas mayores de 65 años es mejor realizar la prueba en
ayunas, dado que los ancianos tienen un mayor incremento de las concentraciones
de azúcar en la sangre después de comer.
Hay otra clase de análisis de sangre, llamado prueba
de tolerancia oral a la glucosa, que se realiza en ciertos casos, como cuando
se sospecha que una mujer embarazada tiene diabetes gestacional. En esta prueba
se obtiene una muestra de sangre en ayunas para medir el valor de azúcar y se
suministra a la paciente una solución especial para beber, la cual contiene una
cantidad estándar de glucosa. Durante las 2 o 3 horas siguientes se obtienen
varias muestras de sangre.
5.-
EVOLUCIÓN DE LA DIABATES MELLITUS
La insulina segregada por el páncreas controla la
concentración en sangre del azúcar glucosa, necesaria como combustible en
numerosas reacciones químicas. En una persona sana, la digestión del alimento (1) induce el aumento de la glucosa en
sangre (2). El páncreas libera
insulina (3), que estimula la
absorción de glucosa por parte de las células. También contribuye a transformar
la glucosa en glucógeno, que se almacena en el hígado (4) y los músculos como reserva energética. Las hormonas regulan la
liberación de insulina estimulando la disminución de la concentración de azúcar
en sangre (5), lo que a su vez frena
la secreción pancreática (6). En una
persona con diabetes mellitus, el páncreas no produce insulina suficiente o el
organismo no es capaz de utilizarla. Después de la digestión (A), si el páncreas no segrega
suficiente insulina (B), el
organismo se ve obligado a descomponer las grasas, pues no puede utilizar la
glucosa para obtener energía. Como consecuencia, se eliminan con la orina unos
compuestos tóxicos llamados cetonas (D),
que también se acumulan en la sangre (E)
y provocan acidosis cetónica, un cuadro grave que puede degenerar en coma o
muerte. Si el organismo no es capaz de utilizar la insulina, la glucosa se
acumula fuera de las células y circula sin ser absorbida. Las concentraciones
elevadas de este azúcar en sangre (C)
y orina (D) deterioran la capacidad
del organismo para combatir las infecciones y pueden provocar también acidosis
cetónica.
6.- TRATAMIENTOS
El tratamiento de la diabetes mellitus se basa en tres
pilares: dieta, ejercicio físico y medicación. Tiene como objetivo mantener los
niveles de glucosa en sangre dentro de la normalidad para minimizar el riesgo de
complicaciones asociadas a la enfermedad. En muchos pacientes con diabetes tipo
II no sería necesaria la medicación si se controlase el exceso de peso y se
llevase a cabo un programa de ejercicio físico regularmente. Sin embargo, es necesaria
con frecuencia una terapia sustitutiva con insulina o la toma de fármacos
hipoglucemiantes por vía oral.
Fármacos
hipoglucemiantes orales. Se
prescriben a personas con diabetes tipo II que no consiguen descender la
concentración de azúcar en sangre a través de la dieta y la actividad física,
pero no son eficaces en personas con diabetes tipo I.
Tratamiento
con insulina. En pacientes con
diabetes tipo I es necesario la administración exógena de insulina ya que el
páncreas es incapaz de producir esta hormona. También es requerida en diabetes
tipo II si la dieta, el ejercicio y la medicación oral no consiguen controlar
los niveles de glucosa en sangre. La insulina se administra a través de
inyecciones en la grasa existente debajo de la piel del brazo, ya que si se tomase
por vía oral sería destruida en aparato digestivo antes de pasar al flujo
sanguíneo. Las necesidades de insulina varían en función de los alimentos que
se ingieren y de la actividad física que se realiza. Las personas que siguen
una dieta estable y una actividad física regular varían poco sus dosis de
insulina. Sin embargo, cualquier cambio en la dieta habitual o la realización
de algún deporte exigen modificaciones de las pautas de insulina. La insulina
puede inyectarse a través de distintos dispositivos:
Jeringuillas
tradicionales, de un solo uso,
graduadas en unidades internacionales (de 0 a 40).
Plumas
para inyección de insulina.
Son aparatos con forma de pluma que tienen en su interior un cartucho que
contiene la insulina. El cartucho se cambia cuando la insulina se acaba, pero
la pluma se sigue utilizando.
Jeringas
precargadas. Son dispositivos
similares a las plumas, pero previamente cargados de insulina. Una vez que se
acaba la insulina se tira toda la jeringa. El nivel de glucosa en sangre
depende de la zona del cuerpo en que se inyecta la insulina. Es aconsejable que
se introduzca a través del abdomen, los brazos o muslos. Penetra más
rápidamente si se inyecta en el abdomen. Se recomienda inyectar siempre en la
misma zona, aunque desplazando unos dos centímetros el punto de inyección de
una vez a otra. Hay que evitar las inyecciones en los pliegues de la piel, la
línea media del abdomen y el área de la ingle y el ombligo.
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