ABUSO INFANTIL: PEDÓFILOS Y PEDASTERÍA. PERCY ZAPATA MENDO.
ABUSO INFANTIL: PEDÓFILOS Y PEDASTERÍA
Los científicos no han dado aún
con una respuesta clara para explicar esta patología, la pedofilia. Apuntan algunas
hipótesis: experiencias nocivas en la adolescencia o el hecho de haber sufrido
abusos en el pasado pueden conducir al adulto por la senda del delito. Los
pedófilos sienten un impulso irrefrenable y saltan de la fantasía a la
realidad. Y aunque Internet, con sus comunidades virtuales y foros, les ha dado
alas, según los expertos, son pocos. La mayoría de abusos a niños se dan en
casa. Lo que añade a la pedofilia, el incesto. Una fuerte depresión, el fracaso
en las relaciones personales o la ingesta de alcohol pueden desinhibir a un
individuo para que acabe abusando de su hija, nieta o sobrina. Con la
terminación de género en “a”, porque la mayoría de víctimas son niñas.
1.- Causas
La sociedad era renuente a
hacerle frente al abuso sexual infantil hace algunas décadas. En la actualidad,
se considera un asunto serio.
Es difícil determinar qué tan
común es el abuso sexual de niños, dado que es más secreto que el maltrato
físico. Con frecuencia, los niños temen comentarle a alguien el hecho y muchos
casos de abuso no se denuncian.
Los abusadores generalmente son
hombres que tienden a conocer a la persona de la que están abusando. El
abusador viola la confianza de la persona más joven, lo cual hace que el abuso
sexual sea aún más devastador.
El abuso sexual de niños ocurre
en todas las clases socioeconómicas y tiene el mismo tipo de factores de riesgo
que el maltrato físico infantil, como:
·
Consumo excesivo de alcohol y drogas
·
Problemas familiares
·
Pobreza
·
Los abusadores algunas veces tienen
antecedentes como víctimas de maltrato físico o abuso sexual.
·
Un pequeño grupo de abusadores
repetitivos sufre del trastorno psiquiátrico llamado pedofilia, en el cual su
contacto sexual preferido es con niños.
2.- Síntomas
Los síntomas del abuso sexual de
niños son similares a los síntomas que se observan en la depresión o en la
ansiedad severa y el nerviosismo, y pueden abarcar los siguientes:
Ø Trastornos
intestinales, como ensuciarse o incontinencia fecal (encopresis)
Ø Trastornos
alimentarios, como la anorexia nerviosa
Ø Síntomas
rectales o genitales, como dolor con la micción o las deposiciones, o prurito o
secreción vaginal
Ø Dolores
de cabeza repetitivos
Ø Problemas
para dormir
Ø Dolores
de estómago (dolencia vaga)
Los niños abusados pueden:
· Mostrar comportamientos perturbadores,
tales como consumir alcohol y drogas psicoactivas o involucrarse en
comportamientos sexuales de alto riesgo
·
Tener un rendimiento escolar deficiente
·
Tener miedos excesivos
·
Apartarse de las actividades normales
3.- Pruebas y exámenes
Si se sospecha que un niño ha
sido abusado sexualmente, éste debe ser examinado lo más pronto posible por un
profesional médico capacitado. La mayoría de los pediatras, muchos médicos de
familia y la mayoría de los médicos emergenciólogos tienen entrenamiento para
examinar casos que involucren abuso sexual.
No demore el examen por parte de
un médico por ninguna razón, dado que muchos signos de lesiones relacionadas
con el abuso sexual son temporales. El examen debe hacerse dentro de las 72
horas después del hecho o de su descubrimiento.
Siempre se debe practicar un
examen físico completo, de tal manera que el examinador pueda buscar cualquier
tipo de signos de maltrato físico o abuso sexual, ya que las dos formas de
abuso pueden coexistir.
Las áreas afectadas pueden
abarcar la boca, la garganta, el pene, el ano y la vagina, incluyendo el himen,
una delgada pieza de tejido que cubre la abertura de la vagina que puede ser
afectada por el abuso sexual.
El médico también puede ordenar
exámenes de sangre para verificar la presencia de enfermedades de transmisión
sexual, como sífilis y VIH, y verificar si hay embarazo en las mujeres. Estos
exámenes pueden ayudar a determinar el tratamiento.
Las fotografías de las lesiones
pueden ayudar a establecer lo que sucedió. Es sumamente importante anotar los
síntomas debido a cualquier forma de maltrato infantil.
4.- Algunos casos emblemáticos
4.1.- Ian Watkins
El líder del
grupo Lostprohets, por su testimonio dado el día de ayer 26 de noviembre del
2013, podría pasar el resto de su vida en prisión luego de haber confesado que
cometió diversos abusos contra menores de edad, entre ellos, un bebé. El
cantante galés reconoció hoy ante la corte ser culpable de once cargos por
delitos sexuales contra menores, noticia que ha conmocionado el mundo de la
música. Watkins, de 36 años, fue miembro del popular grupo Lostprohets,
vendiendo millones de discos en todo el mundo. Pero fueron sus problemas
judiciales los que hicieron que la banda se disolviera. Esta mañana ante la
corte, el músico confesó que violó la ley en reiteradas ocasiones, señalando
que tocó a un bebé con intenciones sexuales y que alentó a una fan, madre de
familia, a que abusara de sus hijos durante un video chat. Las confesiones
fueron realizadas poco antes de que la fiscalía transmitiera al jurado un video
´extremadamente gráfico´ en el que se probaban los delitos de Watkins.”
4.2.- “Gums and Friends”
Es decir, “Chicles
y Amigos”; es el nombre con el que José A. P. bautizó su tienda de golosinas,
en el apacible paseo de Vilanova (Barcelona), que da al puerto. El local sigue
abierto, pero José ya no despacha a nadie. Está en la cárcel por abusos a dos
niñas. Las víctimas son hijas de dos empleadas rumanas que trabajaban para él
en una panadería. El hombre, de 33 años, se ganó la confianza de las pequeñas.
Con argucias, las llevaba a Gums and Friends mientras sus madres vendían pan.
En el almacén, las obligaba a masturbarle.
Cometió los
abusos de forma reiterada. Un patrón que se repite en casi todos los
pederastas, concluyen los expertos. Su perversa estrategia le funcionó hasta
que una de las niñas no quiso seguir con el juego y se lo contó a la madre, que
acudió a la policía. No era la primera vez que detenían a José por ese motivo.
Los pederastas, insisten los psicólogos, reinciden porque no pueden frenar sus
impulsos.
José vivía con
su pareja en un piso contiguo a la tienda. Pasaba por ser un hombre
"cordial y simpático". Su nombre ha sido borrado del buzón con
tippex. Los vecinos se preguntan si hubiera podido actuar de otro modo. Lo más
probable es que no. "Hay pedófilos que se contienen porque saben el daño
que causan, o porque temen a la policía. Pero la mayoría acaban delinquiendo",
opina Enrique Echeburúa, catedrático de Psicología Clínica en la Universidad
del País Vasco, que recuerda que hay que distinguir entre pedofilia (un
concepto clínico que indica atracción por los niños) y pederastia, que supone
el delito de abusar de ellos. El primer paso de los pedófilos es consumir
pornografía infantil. Más tarde contactan con sus posibles víctimas y
"despliegan estrategias de seducción", sigue el experto.
La adolescencia
es clave en el nacimiento de esta psicopatología. "Si el joven se excita
con estímulos atípicos, como imágenes infantiles, puede acabar asociando placer
sexual con niños", aclara Echeburúa. Esa hipótesis la corrobora Santiago
Redondo, profesor de Psicología y Criminología de la Universidad de Barcelona: "El
adolescente se inicia en el sexo pensando en niños. El problema es que
reproduce esa experiencia en su imaginación".
La creencia,
exaltada por el cine y la televisión, de que la víctima se convierte en
verdugo, es cierta. Al menos, en parte. "Los niños de los que han abusado
sufren interferencias en su desarrollo emocional. Por eso pueden tener
comportamientos anómalos", indica Echeburúa. El responsable de tratamiento
de la cárcel barcelonesa de Brians 2, Joan Carles Navarro, ha visitado a
cientos de pederastas condenados y ha visto casos sorprendentes: "Un
hombre admitió que abusaron de él a los 12 años; la misma edad que tenían sus
víctimas. Entonces otro paciente se puso en pie y recordó, para su sorpresa,
que también abusaron de él".
Los expertos
consideran que la transformación de víctima en verdugo era más frecuente en el
pasado, cuando no existía tratamiento alguno y los menores llevaban el asunto
en el más absoluto secreto. Además, alertan de que puede darse el efecto
contrario: el adulto ejerce una sobrevigilancia sobre el menor para evitar que
él también tenga que sufrir. En todo caso, destacan los psicólogos, parece que
en la pedofilia no hay factores genéticos implicados, aunque admiten que quedan
terrenos por descubrir.
5.- ¿Cómo se distingue a un pedófilo?
Los psicólogos sí han dado aquí
con respuestas firmes, de manual. El pedófilo se muestra simpático al lado del
niño; disfruta de una capacidad de atracción que le permite ganarse su
confianza sin necesidad, por lo general, de usar la fuerza. El caso de Mari Luz
es, en ese sentido, excepcional. Con los adultos, el pedófilo se siente
incómodo. Procura rodearse de niños a través del trabajo y el tiempo libre:
sacerdotes, monitores de colonias o vendedores de caramelos, entre otros. Casi
todos son hombres.
Algo funciona mal en la mente de
los pedófilos. Justifican su conducta. Para convencerse de que actúan bien
alteran, si les conviene, su pensamiento. "Sufren distorsiones cognitivas.
Se dicen a sí mismos que a los niños les gusta que les toquen, que no hay nada
de malo en ello, que es otra forma de cariño", reflexiona Redondo. Se
trata de una cómoda excusa y de un fraude, pues la relación "es
asimétrica" y el niño "no está en condiciones de decidir qué quiere,
aunque diga que sí", añade Echeburúa.
Internet ha reforzado su engaño.
"Gracias a la Red, el individuo contacta con un grupo y se siente ubicado.
Es un factor de riesgo", asegura Redondo. Los boy lovers -así se les llama
en su refugio virtual- se prestan apoyo y comprensión desde el anonimato, lo que
dificulta la acción policial. El fenómeno aún no ha sido abordado en toda su
dimensión.
Según diversos estudios, más de
un 20% de las niñas y un 10% de los niños han sido víctimas de abusos. Y no hay
tantos pedófilos; de hecho, numéricamente son pocos. La razón es que la mayoría
de abusos (más del 65%, según otros informes) se dan en casa y a manos de
hombres que, en principio, prefieren a adultos para sus relaciones sexuales.
Son los llamados "pedófilos circunstanciales" o "abusadores intrafamiliares".
Se trata de personas que se interesan por los menores a raíz de alguna
carencia. Hay tantos orígenes como circunstancias personales. "Ruptura de
pareja, insatisfacción, depresión, búsqueda de experiencias nuevas,
disponibilidad de los niños, soledad", resume Echeburúa. "Mezclan el
afecto paterno-filial con el amor sexual. De alguna manera, los padres se
enamoran de sus hijas", concluye Navarro. Si la obsesión se lleva al
extremo, puede conducir a casos como el del austriaco Josef Fritzl, que abusó
reiteradamente de su hija Elisabeth y la mantuvo encerrada en un sótano 24
años. Su caso sólo lo explican los expertos por una patología mucho más
acentuada cuyas consecuencias no son, por fortuna, habituales.
6.- ¿Dónde está la frontera
entre el cariño hacia los hijos y el abuso?
La marca el sentido común. Y una
señal muy obvia: la excitación. "Un adulto sano distingue entre el afecto
y un componente sexual, que se manifiesta de forma evidente", señala
Echeburúa. Al traspasar esa delgada línea, el adulto se desboca. A diferencia
de los pedófilos desconocidos, prolongan los abusos indefinidamente, porque el
niño está a su lado. El familiar -padre, tío, abuelo, hermano- seduce y amenaza
según le convenga. Primero viene el cortejo: la niña como preferida de la casa.
Sigue la complicidad: es un secreto entre los dos. Y el recurso previo a la
violencia: si la niña se molesta, a su madre le pasará tal o cual cosa.
Superar el trauma es harto
complicado. Más aún si el tormento se da en el hogar. Y no sólo porque los
abusos son continuos, sino porque el niño se siente decepcionado y traicionado
por los adultos. Para colmo, el episodio puede acabar con la estabilidad
familiar. Las niñas se sienten culpables por no haberse dado cuenta de lo que
ocurría. Una sensación que crece cuando el menor cuenta lo ocurrido. Los
familiares, dicen los expertos, suelen hacer caso al menor. El asunto, sin
embargo, compromete la estabilidad familiar. El niño se pregunta entonces si
hubiera sido mejor estar callado. Renace así el sentimiento de culpa.
Eso, cuando el niño se da cuenta
de lo que ocurre. Porque, si el daño se produce en una edad temprana (hasta los
cinco años) puede percibirlo como algo "normal"; incluso como
enamoramiento. ¿Por qué? "El abusador las manipula para crear un nexo de
complicidad", afirma Mariana González, psicóloga de la Asociación de
Asistencia a Mujeres Agredidas Sexualmente.
Si el abuso persiste, el menor
despierta. La televisión o una charla con amigos pueden abrirle los ojos. O
empieza a interesarse por compañeros de clase y rechaza el contacto con el
abusador. Algunos menores deciden entonces hablar. "El familiar al que
acude es clave. No puede ser un cómplice silencioso que no da la voz de alarma
por miedo a lo que pasará", insiste González. A otros les cuesta más
verbalizar. Pero los síntomas aparecen igual: "Introversión, agresividad,
demanda de atención, alergias, erupciones... No se trata de pensar que nuestro
hijo es víctima de abuso, sino de contemplar esa opción", sostiene
González.
Los problemas afloran tarde o
temprano. La mayoría de pacientes que acuden a la asociación son adultos.
"Algunos, con 60 años, no lo han contado nunca. Viven el secreto como una
losa. Cuando lo cuentan a la familia, mejoran", dice la psicóloga. ¿Qué
les hace buscar ayuda tiempo después? "Suele ser una patología sexual.
Pero a veces no. Por ejemplo, una madre tiene un bebé y ha de llevarlo a que lo
vea el abuelo, el hombre que había abusado de ella".
Tratar a los pedófilos también resulta
complejo. Sólo se les atiende cuando ya están en la cárcel. Un proyecto pionero
en la cárcel de Brians demostró que los agresores sexuales bajo tratamiento
tuvieron un nivel de reincidencia 14 puntos menor a los no tratados. Ahora el
proyecto se llevará a una treintena de cárceles españolas. "Hay que
trabajar mucho la empatía", dice Navarro, que ha visto casos de todo tipo.
"Un preso nos contó que había tenido tres relaciones con mujeres. En los
tres casos, la mujer tenía una niña de la misma edad y él ni se había dado
cuenta". Redondo, por su parte, cree básico trabajar la prevención para
"cortar por lo sano" si se detecta algún "incidente
confuso" en la adolescencia.
7.- Tratamiento
El tratamiento para cualquier
tipo de signos físicos de abuso sexual es el mismo que para cualquier tipo de
cortaduras, hematomas o raspaduras. El paciente puede necesitar medicamentos
para prevenir o tratar enfermedades de transmisión sexual y las mujeres mayores
pueden recibir medicamentos para prevenir el embarazo.
Todos los niños que hayan sido
abusados y traumatizados sexualmente en cualquier forma deben recibir asesoría
en salud mental.
Cualquier sospecha de abuso
sexual de niños se le debe informar a los servicios de protección infantil y a
la policía. A los profesionales médicos, profesores y profesionales en cuidado
infantil se les exige por ley presentar un informe.
Una vez que se ha notificado un
caso, las agencias de protección infantil y la policía tienen que investigar.
Si la afirmación resulta cierta, el niño debe ser protegido de abuso posterior
y es posible que se le ubique con el padre o madre que no sea abusador(a), otro
familiar o un hogar sustituto.
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