HEPATITIS B. PERCY ZAPATA MENDO.
HEPATITIS B
La hepatitis es
la inflamación del hígado provocada por infección de un virus, y más raramente
por intoxicación. El síntoma principal es la ictericia (coloración amarilla de
la piel). Como consecuencia de la inflamación, se bloquea el paso de la bilis
que produce el hígado al descomponer la grasa, y se altera la función del
hígado. Cuando una persona contrae hepatitis, el hígado se inflama y deja de
funcionar correctamente. Los virus responsables, por su parte, son gérmenes y
hacen que la enfermedad, en sus tres tipos más habituales, A, B y C, se
contagie de una persona a otra; se denominan, respectivamente, virus de la
hepatitis A, virus de la hepatitis B, y virus de la hepatitis C.
SÍNTOMAS DE HEPATITIS B
Los síntomas de
la enfermedad son comunes a las formas de hepatitis A, B y C. La persona que
contrae cualquiera de las formas de hepatitis, A, B o C, acostumbra a sentirse
como si tuviera la gripe. Hay síntomas que aparecen siempre, y otros que sólo
los presentan algunas personas. Otras, incluso no presentan ninguno. De
cualquier forma, si se presentan algunos de los trastornos que siguen a
continuación, lo aconsejable es acudir al médico. Si éste sospecha que puede
tratarse de hepatitis, seguramente hará una prueba sanguínea.
Síntomas habituales
Cansancio
Náuseas
Fiebre
Pérdida del
apetito
Dolor de estómago
Diarrea
Síntomas que sólo presentan algunas personas
Oscurecimiento de
la orina
Excrementos de
color claro
Color amarillento
de ojos y piel (ictericia)
PREVENCIÓN
Para evitar el
contagio de la hepatitis B, existen dos posibilidades, igual que sucede con la
hepatitis A: las vacunas (inyecciones) y los cuidados personales.
Vacunación en bebés. Todos los bebés
tienen que ponérsela. La primera inyección se administra en cualquier momento
entre la 4ª u 8ª semana de vida, pero si la madre es portadora se administra a
las 12 horas del nacimiento; la segunda, entre los 30 días s y los 2 meses de
edad (dependiendo de cuándo se administró la primera); y la tercera, entre los
6 y los 18 meses de edad.
Vacunación en niños mayores y adultos.
También pueden vacunarse los niños y los adultos que lo hayan hecho antes. La
vacunación se realiza a lo largo de seis meses, durante los que hay que ponerse
tres inyecciones en el plazo de seis meses. Los niños que no se han vacunado
deben hacerlo. Pero además, este método preventivo, que se conoce como vacuna
combinada, está especialmente indicado en:
-Viajeros
en zonas endémicas del virus A y B: África, América del Sur, Mediterráneo
Oriental, Sudeste Asiático, China y las islas del Pacífico (excepto Australia,
Nueva Zelanda y Japón).
-Homosexuales
masculinos con múltiples parejas.
-Usuarios
de drogas por vía parental.
-Pacientes
hemofílicos.
-Personal
sanitario de hospitales.
Aunque la mayoría
de los niños que reciben la vacuna no sufren ningún problema como consecuencia
de la misma, a veces pueden darse problemas menores, tales como enrojecimiento
o molestia en el lugar de la inyección. Los problemas más graves asociados a la
misma son muy raros. No obstante no se recomienda la administración de la
vacuna:
-Ante
cualquier enfermedad más grave que un resfriado.
-Si
después de una dosis de la vacuna se da una reacción alérgica intensa.
Otra posibilidad
pasa por los cuidados personales, medidas higiénicas que todo el mundo debería
adoptar, como por ejemplo:
-Usar
preservativo cada vez que se mantengan relaciones sexuales.
-No
compartir con nadie agujas para inyectarse drogas.
-Usar
guantes si tiene que tocar la sangre de otra persona.
-No
usar el cepillo de dientes o la máquina de afeitar de una persona infectada, o
cualquier otra cosa que pudiera tener restos de su sangre.
-Asegurarse
de que los instrumentos estén limpios, en caso de hacerse un tatuaje o
perforación en alguna parte del cuerpo
TIPOS DE HEPATITIS B
Según la forma en
la que se contrae la hepatitis, se habla de: - hepatitis epidémica, cuando se
contrae de forma directa: ingestión de un alimento en malas condiciones (leche,
mantequilla, mariscos, etc.) - hepatitis de inoculación, cuando se contrae
durante un acto terapéutico que comporte inyección de sangre u otros productos
que la contengan, o por utilización de material contaminado (agujas, jeringas,
etc...).
Se ha demostrado
que la sangre de voluntarios inoculados experimentalmente es infectada muchas
semanas antes de que comiencen a aparecer los primeros síntomas y lo sigue
siendo durante todo el curso clínico agudo de la enfermedad y en la fase de
portador crónico, que puede persistir durante toda la vida. La capacidad de
infectarse de las personas con infección crónica varía desde casos altamente
infectantes hasta los que apenas lo son. Los primeros pueden evolucionar y
transformarse en los segundos, pero rara vez se observa lo contrario.
DIAGNÓSTICOS
Para comprobar si
alguien padece o no hepatitis el médico puede realizar dos tipos de pruebas:
Análisis de
sangre, o hematológico (se extrae sangre con una jeringuilla)
Biopsia, una
prueba sencilla que consiste en extraer un pequeño pedazo de hígado, para
analizar los tejidos al microscopio y comprobar si están o no dañados. Las
alteraciones más constantes son el aumento de la bilirrubina en sangre y el
aumento de la actividad de las transaminasas (enzimas hepáticos, conocidos por
sus iniciales ALT o GPT y AST o GOT). Se hallan entre 20 y 40 veces más
elevadas de los valores normales. Estas pruebas no sólo explican si se tiene
hepatitis, sino que también determinan de qué tipo, A, B o C y la gravedad de
la enfermedad. El diagnóstico se confirma por la demostración de anticuerpos
contra el virus de la hepatitis en el suero de los pacientes con la forma aguda
o que en fecha reciente estuvieron enfermos.
Los virus y los
anticuerpos se detectan por una prueba radioinmunoensayo (se venden kits de
pruebas para la detección de anticuerpos contra el virus). Otros exámenes de
sangre, tales como los de la función hepática, o los enzimogramas hepáticos,
pueden sugerir un daño hepático que puede ser causado por algún virus de la
hepatitis. La biopsia de hígado, y la laparoscopia sirven para determinar con
certeza el grado de daño hepático en el individuo que es positivo para
anticuerpos de la hepatitis.
TRATAMIENTOS
La Hepatitis B
necesita tratamiento efectivo. Las posibilidades son dos:
Ø
Administración de un medicamento,
interferón, que se ha de aplicar mediante infecciones. La mayoría de pacientes
ha de tratarse a lo largo de cuatro meses.
Ø
Trasplante de hígado mediante
operación de cirugía (es necesario en ciertos casos en que el hígado deja de
funcionar correctamente a causa de este tipo de hepatitis).
OTROS DATOS
Hay grupos de
personas que la enfermedad puede darse con más frecuencia:
Ø
Recién nacidos de madres portadoras
del virus.
Ø
Trabajadores expuestos a sangre
humana.
Ø
Drogadictos que comparten
jeringuillas.
Ø
Aquellos que mantienen relaciones
sexuales sin protección con personas infectadas.
Ø
Los que han recibido una transfusión
de sangre antes de que hubiera disponible mejores análisis de sangre (1975).
Ø
Hemofílicos.
Ø
Población reducida en penitenciarios o
correccionales.
Ø
Personas originarias de ciertos países
(Asia, África, Europa Oriental, Islas de Pacífico, cuenca del Amazonas, Oriente
Medio o Alaska) o que viajan a ellos.
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