TOXICOMANIA. PERCY ZAPATA MENDO, JAIME ZAPATA MENDO
Toxicomanía
1 INTRODUCCIÓN
Toxicomanía, consumo regular de una droga que produce adicción.
La adicción a una droga es la necesidad compulsiva de consumir una sustancia de forma regular (para experimentar sus efectos o disminuir el malestar producido por su ausencia) sin que sea posible moderar o suprimir su consumo. Las drogas alteran nuestra propia capacidad para controlar su consumo.
La adicción es un proceso complejo, en el que se origina dependencia física y psicológica de una sustancia. La adicción está relacionada no solo con el tipo de droga sino también con otros factores, como características individuales, circunstancias personales y sociales, frecuencia o dosis de consumo.
Cuando una persona siente la necesidad imperiosa de consumir una droga para conseguir un estado afectivo agradable o aliviar un estado emocional desagradable, se produce una dependencia psicológica de esa sustancia. Además, en muchos casos, el uso regular de una sustancia química produce alteraciones fisiológicas en el organismo que originan también una dependencia física de esa sustancia. El organismo se ‘acostumbra’ a la presencia de la droga y la ‘necesita’ para funcionar con normalidad; su ausencia produce un conjunto de síntomas que reciben el nombre de síndrome de abstinencia. Algunas de las drogas con un alto poder adictivo son la cocaína, el crack, la heroína, el tabaco, el alcohol, las anfetaminas, la ketamina y el PCP o fenciclidina.
A medida que se establece la dependencia, se produce una disminución progresiva de los efectos de la droga. Aparece el fenómeno de la tolerancia, la necesidad de consumir dosis cada vez mayores para conseguir los mismos efectos. El fenómeno de la tolerancia depende de las características del propio individuo y del tipo de sustancia, ya que no todas producen ese fenómeno. Algunas de las drogas que producen tolerancia con rapidez son el crack, la heroína, las anfetaminas, la ketamina, el LSD y los poppers.
2 SÍNDROME DE ABSTINENCIA
Cuando existe una situación de dependencia de una sustancia y esa droga se suprime o se reduce, el organismo responde con un conjunto de síntomas físicos y psíquicos que reciben el nombre de síndrome de abstinencia. El síndrome de abstinencia varía con cada droga. Algunos de los síntomas que comparten los distintos síndromes son ansiedad, irritabilidad, insomnio, fatiga o náuseas. Ciertos síndromes requieren asistencia médica y se controlan con medidas terapéuticas sintomáticas o sustitutivas (sustancias menos nocivas, de efectos parecidos, que se retiran progresivamente). Por ejemplo, la retirada brusca de barbitúricos o benzodiazepinas puede dar lugar a un síndrome de abstinencia de graves consecuencias. Ejemplos conocidos son los síndromes de abstinencia provocados por el alcohol y la heroína.
En una persona alcohólica, el síndrome de abstinencia aparece entre doce y dieciséis horas después de interrumpir el consumo de alcohol y se caracteriza por ansiedad e irritabilidad, seguidas de temblores, calambres musculares, sudoración, náuseas y vómitos, que se hacen más intensos entre el segundo y tercer día. A veces, se produce un delirium tremens, un cuadro grave que requiere asistencia médica y se caracteriza por un estado de confusión (delirio) con alucinaciones terroríficas y excitación intensa.
El síndrome de abstinencia de la heroína, también conocido como ‘mono’, dura entre cinco y diez días y aparece aproximadamente a las ocho horas de interrumpir el consumo, aumenta su intensidad entre 36 y 72 horas después y luego disminuye. Al principio, se caracteriza por rinorrea, lagrimeo, sudoración y después ansiedad intensa, irritabilidad, temblores, insomnio, dolores musculares, escalofríos, dilatación de las pupilas y agitación; más adelante se producen náuseas, vómitos, diarrea, fiebre e intensos dolores y calambres en las extremidades.
3 TRATAMIENTO
Las drogodependencias constituyen uno de los problemas más importantes a los que se enfrenta nuestra sociedad. La adicción a la que conducen las drogas es difícil de superar de forma individual y origina graves conflictos familiares, de pareja, escolares, laborales e, incluso, problemas legales. En la mayoría de los casos, es imprescindible la ayuda externa, los programas asistenciales y el apoyo de la familia para abandonar ese hábito. Para luchar contra las drogas se han creado organismos y centros de asistencia a drogodependientes formados por profesionales (médicos, psicólogos, personal de enfermería, trabajadores sociales, monitores) preparados para informar, ayudar y apoyar a los drogodependientes.
Cualquiera que sea el tóxico responsable de la dependencia, el objetivo de la gran mayoría de los programas de tratamiento es conseguir la abstinencia. Los programas se desarrollan en varias fases. La primera fase trata la dependencia física mediante un proceso de desintoxicación. La finalidad de la desintoxicación es que el organismo no ‘necesite’ la sustancia adictiva para funcionar con normalidad. En la segunda fase o fase de rehabilitación se pretende que la persona recupere las relaciones sociales y reestructure su vida. La tercera fase o reinserción trata que el individuo se readapte a la sociedad. La duración de los tratamientos es muy variable y depende de las circunstancias de cada persona, situándose en términos generales entre uno y dos años. Otro tipo de programas persiguen como objetivo reducir los daños que produce el consumo de la droga ofreciendo un sustituto. Es el caso, por ejemplo, de los programas de mantenimiento con metadona, un opioide sintético que bloquea los efectos de la heroína y alivia los síntomas del síndrome de abstinencia y la necesidad de consumir.
Las prestaciones médicas más habituales en el contexto de las toxicomanías se limitan, casi siempre, al control de los problemas de sobredosificación, de las reacciones adversas a la ingestión de tóxicos o de las eventuales complicaciones derivadas del consumo de drogas, como la malnutrición o ciertas enfermedades.
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