APARATO DIGESTIVO. PERCY ZAPATA MENDO.
Aparato
digestivo
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INTRODUCCIÓN
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Aparato
digestivo, conjunto de órganos que, por medios químicos y
mecánicos, transforman los alimentos en sustancias solubles simples que pueden
ser asimiladas por los tejidos. Este proceso, llamado digestión, varía entre
los distintos grupos de vertebrados; un caso único es el de los rumiantes que
poseen microorganismos simbiontes en el estómago que se encargan de digerir la
celulosa.
La digestión incluye procesos
mecánicos y químicos. Los procesos mecánicos consisten en la masticación para
reducir los alimentos a partículas pequeñas, la acción de mezcla del estómago y
la actividad peristáltica (actividad motora que facilita el avance del bolo alimenticio)
del intestino. Estas fuerzas desplazan el alimento a lo largo del tubo
digestivo y lo mezclan con varias secreciones.

A lo largo del tracto
digestivo tienen lugar tres reacciones químicas: conversión de los hidratos de
carbono en azúcares simples como la glucosa, ruptura de las proteínas en
aminoácidos como la alanina, y conversión de grasas en ácidos grasos y glicerol.
Estos procesos son realizados por enzimas específicas.
La digestión final y la
absorción tienen lugar principalmente en el intestino. La digestión de las
grasas ocurre esencialmente en el intestino. Las sales biliares y la lecitina
se unen a los monoglicéridos y a los ácidos grasos que de esta forma pueden
pasar a través de las células intestinales. Otros nutrientes como el hierro y
la vitamina B12 ven facilitada su absorción por la acción de
proteínas transportadoras específicas que les permiten pasar a través de las
células intestinales.
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ACCIÓN EN EL ESTÓMAGO Y EL INTESTINO
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El jugo gástrico del estómago
contiene agentes como el ácido clorhídrico y algunas enzimas, entre las que se
encuentran pepsina, renina e indicios de lipasa. (Se cree que la superficie del
estómago está protegida del ácido y de la pepsina por su cubierta mucosa). La
pepsina rompe las proteínas en péptidos pequeños. La renina separa la leche en
fracciones líquidas y sólidas y la lipasa actúa sobre las grasas. Algunos
componentes del jugo gástrico sólo se activan cuando se exponen a la
alcalinidad del duodeno; la secreción es estimulada por el acto de masticar y
deglutir e incluso por la visión o idea de cualquier comida. La presencia de
alimento en el estómago estimula también la producción de secreciones
gástricas, éstas a su vez estimulan la liberación de secrecciones digestivas en
el intestino delgado donde se completa la digestión.
La parte más importante
de la digestión tiene lugar en el intestino delgado: aquí, la mayoría de los
alimentos sufren una hidrólisis y son absorbidos. El material predigerido que
proporciona el estómago es objeto de la acción de tres líquidos: el líquido
pancreático, la secreción intestinal y la bilis. Estos líquidos neutralizan el
ácido gástrico con lo que finaliza la fase gástrica de la digestión.
El líquido pancreático
penetra en el intestino delgado a través de varios conductos. Contiene tripsina
y quimiotripsina, enzimas que continúan la digestión enzimática de las
proteínas en componentes más simples que se pueden absorber y utilizar en la
reconstrucción de proteínas del organismo. La lipasa pancreática rompe las
grasas; la amilasa pancreática hidroliza el almidón en maltosa (al igual que la
amilasa salival), que más tarde otras enzimas rompen en glucosa y fructosa; las
nucleasas rompen el ADN y el ARN en nucleótidos. La secreción del jugo
pancreático es estimulada por la ingestión de proteínas y grasas.
Las secreciones del intestino
delgado contienen varias enzimas cuya función es completar el proceso iniciado
por el jugo pancreático. El flujo de las secreciones intestinales es estimulado
por la presión mecánica del alimento digerido parcialmente en el intestino.
La función de las sales
biliares en la digestión es ayudar a la absorción de las grasas, que emulsionan
y las hacen más accesibles a las lipasas que las hidrolizan. La bilis,
segregada por el hígado y almacenada en la vesícula biliar, fluye al intestino
delgado tras la ingestión de grasas. La observación de una ictericia
obstructiva (que impide la secreción biliar) pone de relieve la ineficacia de
la digestión de grasas en ausencia de bilis.
La absorción de los productos
de la digestión a través de la pared del intestino delgado puede ser pasiva o
activa. El sodio, la glucosa y muchos aminoácidos son transportados de forma
activa. Por lo tanto, los productos de la digestión son asimilados por el
organismo a través de la pared intestinal, que es capaz de absorber sustancias
nutritivas de forma selectiva, rechazando otras sustancias similares. Los
hidratos de carbono sólo se pueden absorber como monosacáridos; las proteínas
se absorben como aminoácidos, aunque ciertas proteínas pequeñas pueden atravesar
la barrera intestinal. El estómago y el colon —en el intestino grueso— tienen
también la capacidad de absorber agua, ciertas sales, alcohol y algunos
fármacos. La absorción intestinal tiene otra propiedad única: muchos nutrientes
se absorben con más eficacia cuando la necesidad del organismo es mayor. En el
adulto, la superficie replegada de absorción del intestino supone 140 m2.
La absorción está favorecida también por la longitud del intestino delgado que
es de 6,7 a 7,6 m como valor medio.
Las sustancias hidrosolubles,
tales como minerales, aminoácidos y algunos hidratos de carbono, pasan al
sistema de capilares del intestino y a través de los vasos del sistema portal,
directamente al hígado. Sin embargo, muchas de las grasas se vuelven a sintetizar
en la pared del intestino y son recogidas por el sistema linfático, que las
conduce a la circulación sistémica a través del sistema de la vena cava. Con
ello se evita el primer paso a través del hígado.
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EXCRECIÓN
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El material no digerido
se transforma en el colon en una masa sólida por la reabsorción de agua hacia
el organismo. Si las fibras musculares del colon impulsan demasiado rápido la
masa fecal por él, ésta permanece semilíquida. El resultado es la diarrea. En
el otro extremo, la actividad insuficiente de las fibras musculares del colon
produce estreñimiento. Las heces permanecen en el recto hasta que se excretan a
través del ano.
Muchos trastornos de la
absorción reciben el nombre genérico de malabsorción; uno de los más
importantes es el esprue.
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