BRONQUITIS AGUDA. PERCY ZAPATA MENDO.
BRONQUITIS
AGUDA
Es Inflamación
aguda de la tráquea y los bronquios, que suele ser auto limitada y cura por
completo con recuperación de la función.
Aunque suele ser
leve, la bronquitis aguda puede ser grave en los pacientes debilitados y en los
que padecen una enfermedad bronquial crónica o una cardiopatía. La obstrucción
al flujo aéreo es una consecuencia frecuente y la neumonía una complicación
grave.
Etiología
La bronquitis
infecciosa aguda, más frecuente en invierno, suele formar parte de una Infección
Respiratoria Alta aguda. Puede producirse después de un resfriado común u otra
infección viral de la nariz, faringe, la garganta o el árbol traqueobronquial, y
es frecuente la sobreinfección bacteriana secundaria. Entre los virus que
pueden producir una bronquitis aguda se encuentran adenovirus, coronavirus, el
virus de la influenza A y B, el virus parainfluenza, virus sincitial
respiratorio, virus Coxsackie A21, rinovirus y los virus que producen la
rubéola y el sarampión. Mycoplasma pneumoniae, Bordetella pertussis y Chlamydia
pneumoniae también originan una bronquitis infecciosa aguda, sobre todo en
adultos jóvenes. Se considera que la malnutrición y la exposición ambiental a
contaminantes son factores predisponentes o que contribuyen a esta enfermedad.
La bronquitis suele recidivar en los que padecen de bronquitis crónica, cuyos
mecanismos de aclaramiento bronquial están alterados y no pueden eliminar las
secreciones, y en aquellos pacientes con sinusitis crónica, bronquiectasias,
alergia broncopulmonar o EPOC, así como en niños con hipertrofia de las
amígdalas o adenoides.
La bronquitis
aguda irritativa puede deberse a diversos polvos vegetales o minerales, a
los humos de los ácidos fuertes, al amoníaco, a determinados disolventes
orgánicos volátiles, cloro, ácido sulfhídrico, dióxido de azufre o bromo, los
irritantes ambientales como ozono y dióxido de nitrógeno y también el tabaco y
otros humos.
La tos de tipo
asmático, en que el grado de bronco constricción no es suficiente para
producir sibilancias claras, puede deberse a la inhalación de alérgenos por un
paciente atópico o a la exposición crónica a un irritante en una persona con
una hiperreactividad leve de la vía aérea. El tratamiento es parecido al del
asma corriente.
Anatomía
patológica y fisiopatología
El cambio más
precoz es la hiperemia de la mucosa acompañada de descamación, edema,
infiltración leucocitaria de la submucosa y producción de un exudado pegajoso o
mucopurulento. Se alteran las funciones protectoras de los cilios bronquiales,
de los fagocitos y de los linfáticos y las bacterias pueden invadir los
bronquios, estériles en condiciones normales. La tos resulta fundamental para
eliminar las secreciones bronquiales. Se puede producir obstrucción bronquial
por el edema de la pared bronquial, por las secreciones retenidas y, en algunos
casos, por el espasmo de los músculos bronquiales.
Síntomas
y signos
La bronquitis
infecciosa aguda suele venir precedida por síntomas de una infección
respiratoria alta: coriza, malestar, escalofríos, discreta fiebre, dolor
muscular y de espalda y dolor de garganta. La aparición de una tos molesta
suele indicar el principio de una bronquitis. La tos es seca y no productiva en
fases iniciales, pero a las pocas horas o días se empieza a eliminar esputo
viscoso en pequeña cantidad, que se va haciendo más abundante y mucoide o
mucopurulento. El esputo francamente purulento sugiere una infección bacteriana
añadida. Algunos pacientes refieren un dolor sub-esternal urente, que se agrava
con la tos. En un caso no complicado grave puede aparecer fiebre de 38,3 a 38,8
ºC durante 3 a 5 d, tras la cual desaparecen los síntomas agudos (aunque puede
persistir la tos algunas semanas). Una fiebre sostenida debe sugerir una
neumonía. Se puede producir disnea como consecuencia de la obstrucción de la
vía aérea.
Los signos pulmonares
son escasos en la bronquitis aguda no complicada. Se pueden auscultar roncus
agudos o graves aislados y ocasionales estertores húmedos o secos en las bases.
Son frecuentes las sibilancias, sobre todo después de la tos. Los signos
localizados persistentes en la exploración torácica sugieren que se ha
desarrollado una bronconeumonía.
Las complicaciones
graves suelen producirse sólo en pacientes con una broncopatía crónica de base.
En dichos pacientes, la bronquitis aguda puede originar graves alteraciones
gasométricas (insuficiencia respiratoria aguda).
Diagnóstico
El diagnóstico
suele basarse en los signos y los síntomas, pero es preciso realizar una
radiografía de tórax para descartar complicaciones u otras enfermedades
asociadas si los síntomas son graves o prolongados. Se deben controlar los
gases en sangre arterial cuando exista una broncopatía crónica grave de base.
Cuando los pacientes no responden a antibióticos o tienen unas circunstancias
clínicas especiales (inmunosupresión), se debe realizar una tinción de Gram y
un cultivo del esputo para determinar el germen causal.
Tratamiento
El paciente debe
descansar hasta que desaparezca la fiebre. Es imprescindible que tome muchos
líquidos orales (hasta 3 o 4 l/d) durante la fase febril. Un analgésico
antipirético (en adultos, aspirina, 650 mg, o paracetamol, 650 mg, cada 4 a 6
h; en niños, paracetamol, 10 a 15 mg/kg cada 4 a 6 h) reduce la fiebre y el
malestar.
Los antibióticos
están indicados cuando existe una EPOC, cuando el esputo es purulento o cuando
persiste una fiebre alta y el paciente está más grave. Cuando los síntomas
persisten o recidivan o cuando el proceso sea más grave de lo habitual, están
indicados la citología y cultivo del esputo y así se puede elegir el
antibiótico en función del germen presente y su sensibilidad antibiótica.
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