ASMA. PERCY ZAPATA MENDO.

Asma
El asma es una enfermedad pulmonar crónica (a largo plazo) que causa dificultades para respirar y silbidos en el pecho cuando las vías aéreas (respiratorias) se estrechan y se inflaman. La enfermedad varía de ligera a severa. Algunas personas tienen síntomas leves sólo ocasionalmente, mientras que otras tienen síntomas casi constantes con brotes severos que ponen en peligro su vida.
Durante un ataque de asma, las vías respiratorias se inflaman y se estrechan a medida que los músculos que las rodean las oprimen. El paso de aire se bloquea parcial o completamente porque la mucosidad producida por la inflamación satura las vías respiratorias ahora más estrechas. El asma afecta tanto a las vías respiratorias más grandes del pulmón, llamadas bronquios, como a las vías respiratorias más pequeñas, llamadas bronquiolos. El tratamiento consiste en prevenir o detener la inflamación y en relajar los músculos que recubren las vías respiratorias.
No se conoce a ciencia cierta qué causa la inflamación relacionada con el asma, pero se han identificado varios “desencadenantes” en el ambiente. Por ejemplo, los alérgenos, que son sustancias que hacen que el sistema inmunológico reaccione de forma exagerada en algunas personas la pueden desencadenar. Los alérgenos comunes incluyen la caspa y la saliva de los animales, el polen, el moho, los ácaros del polvo, las cucarachas, algunos medicamentos y ciertos alimentos. En los primeros lugares de la lista de desencadenantes del asma también figuran las infecciones virales, como los resfriados y la influenza (el flu), el ejercicio, respirar aire frío y seco, los contaminantes del medio ambiente, como el humo del cigarrillo, el humo de la madera, los vapores de la pintura y de los químicos, los olores fuertes y el estrés emocional. En algunas personas con asma severa, no es posible identificar desencadenantes específicos.
Aunque el asma puede desarrollarse a temprana edad, a menudo antes de los 5 años, sus síntomas pueden comenzar a cualquier edad. La condición tiene un componente genético (heredado) y frecuentemente ataca a personas con antecedentes familiares de alergias. La American Lung Association (Asociación Americana del Pulmón) calcula que 2.5 millones de personas en los Estados Unidos serán diagnosticadas con asma a lo largo de sus vidas. Un tercio de los estadounidenses con síntomas de asma son niños.
Síntomas
Los síntomas del asma incluyen:                                                                                              
  • silbido en el pecho (cuando el aire se expulsa con fuerza)
  • dificultad para respirar
  • opresión en el pecho
  • tos persistente
Para algunas personas con asma, el principal problema es la tos crónica. Para algunas perosnas los síntomas sólo aparecen sólo durante o después del ejercicio. Entre los ataques de asma o brotes de asma, las personas con asma leve o moderado pueden no tener síntomas. Quienes padecen de asma tienden a tener síntomas más severos cuando desarrollan una infección de las vías respiratorias altas, como un resfriado, (gripe) o el flu (influenza).
Además de mucha falta de aire y excesiva opresión en el pecho, los síntomas de un ataque severo de asma pueden incluir:
  • pulso rápido
  • sudoración
  • orificios nasales ensanchados y labios fruncidos
  • necesidad de sentarse
  • coloración azulada en los labios y las uñas (cianosis)
Diagnóstico
Su médico le preguntará acerca de los síntomas que tiene, que tan intensos son, cuándo y dónde le ocurren, con cuánta frecuencia y qué los desencadena y los alivia. Estos detalles ayudarán al médico a encontrar maneras de prevenir los ataques de asma. También querrá conocer sus antecedentes personales y familiares de asma, alergias y enfermedades respiratorias.
Le escuchará la espalda con un estetoscopio para detectar silbidos en el pecho. Durante un ataque, su médico puede evaluar la severidad del mismo al escuchar la cantidad de aire que pasa y al ver cómo utiliza los músculos del tórax (del pecho) para respirar. Los labios o la piel azulados son signos de que no está recibiendo suficiente oxígeno. Otras pruebas que pueden realizarse en el consultorio incluyen una medición de la velocidad con la que exhala (saca) forzadamente el aire. Esto se hace con un pequeño dispositivo de mano llamado medidor de flujo expiratorio máximo. Otra prueba, llamada oximetría de pulso, mide los niveles de oxígeno en la sangre, y se realiza colocando un clip plástico pequeño en la punta de su dedo.
Durante una crisis o brote asmático, pueden hacerse análisis de sangre para chequear si hay signos de un conteo de glóbulos blancos elevados, lo que puede indicar infección. Se puede hacer una prueba especial en sangre, llamada análisis de gases arteriales (ABG), que se extrae de su muñeca para medir los niveles de oxígeno con más precisión. Tal vez su médico también le solicite una radiografía de los pulmones.
Comúnmente se realizan dos pruebas para asegurarse de que sus pulmones estén funcionando bien:
  • Espirometría: esta es una prueba más completa. Se realiza cuando es necesario confirmar el diagnóstico de asma o cuando su médico necesita más detalles sobre el funcionamiento de sus pulmones. Durante la espirometría, usted exhala dentro de un dispositivo que analiza la cantidad y el volumen del flujo de aire. Se puede repetir parte de la prueba luego de recibir un medicamento, llamada broncodilatador, que relaja los músculos que rodean a las vías respiratorias para mejorar el flujo de aire. Si el flujo de aire mejora luego de usar el broncodilatador, esto significa que usted tiene asma. A veces, se realiza una prueba de reto, especialmente cuando la espirometría es normal. En este procedimiento, usted inhala una medicina (generalmente metacolina) para ver si le provoca una contracción notable de los músculos de las vías aéreas (un broncoespasmo). Las personas con asma son más sensibles a este medicamento.
  • Medición del flujo espiratorio máximo (conocido como peak flow meter en inglés): este pequeño tubo portátil mide el flujo de aire de los pulmones de manera rápida y sencilla. Se mide la velocidad del aire exhalado al soplar con fuerza a través de este tubo. A menudo, los pacientes con asma reciben estos tubos para utilizar en sus hogares, y poder controlar el asma y ayudar a detectar los primeros signos de un brote asmático.
Si el médico sospecha que su asma está siendo provocada por alérgenos y los síntomas no se tratan o o no se controlan fácilmente con medicamentos, se puede hacer un análisis de sangre o pruebas de alergia en la piel. El examen de sangre, llamado prueba de radioalergoabsorbencia (RAST), busca anticuerpos a posibles alérgenos específicos. En las pruebas de alergia, la piel se expone a concentraciones bajas de diferentes posibles alérgenos, ya sea pinchando la piel con el alérgeno o utilizando un parche adherido a la piel por varios días. Si hay enrojecimiento e inflamación (hinchazón) en el lugar de la inyección, entonces usted es alérgico a esa sustancia.
Duración
Frecuentemente, el asma en los adultos es una condición que dura toda la vida. Con tratamiento,  los síntomas se pueden controlar y pueden ser poco frecuentes o muy leves. El asma puede desaparecer solo o volverse menos severo con el tiempo en aproximadamente la mitad de los niños que lo padecen; sin embargo, suele reaparecer más adelante.
Los episodios de asma pueden desaparecer solos o con ayuda de medicamentos. La frecuencia y la severidad de los ataques generalmente dependen de la causa que los desencadene.
Prevención
En algunos casos, los episodios de asma se pueden prevenir cuando se evita o minimiza la exposición a los desencadenantes. Esto incluye los desencadenantes ambientales como el humo del cigarrillo, los contaminantes del medio ambiente (especialmente cuando los niveles de contaminación y de ozono son elevados) y los químicos potentes.
Si el ejercicio le provoca asma, puede evitar una crisis respirando aire cálido y humedecido antes y durante el ejercicio, o usando inhaladores. También se puede utilizar medicina preventiva antes de exponerse a los animales.
A menudo, la eliminación de alérgenos del hogar puede contribuir significativamente a controlar los síntomas del asma. Puede que algunas personas necesiten evitar el contacto con los animales por completo o tomar medidas especiales con sus mascotas, como mantenerlas fuera de los dormitorios y bañarlas regularmente. Si las partículas de polvo son la causa del asma, algunas medidas para combatirlas incluyen: revestir los colchones con fundas herméticas, limpiar frecuentemente la casa, lavar a menudo la ropa de cama con agua muy caliente y quitar las alfombras y las cortinas gruesas de las áreas de descanso.
Durante la temporada de polen abundante, las personas afectadas por éste deberán permanecer adentro cuando sea posible, usar aire acondicionado y mantener las ventanas cerradas.
El controlar sus síntomas y las lecturas del flujo respiratorio máximo ayuda a identificar un posible brote horas o incluso días antes de que los síntomas se desarrollen, lo que le permite adaptar sus medicamentos y evitar una crisis.
Los signos o síntomas anticipados de un brote asmático son
  • tos más frecuente
  • más mucosidad o flema
  • el notar  falta de aire rápidamente al hacer esfuerzo o ejercicio
  • dolor de cabeza causado por sinusitis (sinus headache en inglés) o fiebre
  • síntomas que se asemejen a un resfriado, como nariz congestionada o que gotea, estornudos u ojos llorosos.
Tratamiento
Si tiene asma crónica, debe crear con su médico un plan escrito para manejar la enfermedad. El plan debe especificar cómo evitar los desencadenantes, cómo y cuándo debe tomar los medicamentos regulares, cómo debe manejar los ataques agudos y cómo debe usar un medidor de flujo espiratorio máximo. Es importante que se tome los medicamentos como lo indica la receta, incluso cuando no se tienen síntomas.
Hay varios tipos de medicamentos disponibles para tratar el asma. Algunos tratan los ataques agudos, mientras otros evitan que ocurranlas crisis.
  • Los broncodilatores relajan los músculos que rodean a las vías respiratorias para mejorar el flujo de aire y, por lo general, se inhalan. Una clase de broncodilatadores llamados beta agonista, que incluye el albuterol (Proventil y otros), normalmente se recetan solo para síntomas leves y ocasionales. El Albuterol también se usa como medicina de “rescate” para parar una crisis. Se puede aspirar con un inhalador o con un nebulizador, que mezcla los medicamentos con una vaporización para inhalaciones. Otros broncodilatadores, incluyendo el salmeterol (Serevent) y la teofilina (se vende bajo muchas marcas comerciales), se usan para prevenir y controlar el asma. No son útiles para un ataque asmático porque demoran demasiado tiempo hasta empezar a actuar. El Salmeterol sólo se debe usar combinado con un corticoesteroide inhalado u otra medicina antinflamatoria.
  • Los medicamentos antinflamatorios generalmente se toman regularmente para evitar los ataques de asma. Estos medicamentos actúan al reducir la inflamación, disminuyendo así la producción de mucosidad y la constricción (encogimiento) de los músculos de las vías respiratorias. Cualquier persona con síntomas de asma que ocurran más de dos veces por semana debe considerar tomar medicamentos antinflamatorios. La primera opción es generalmente un coricoesteroide inhalado. El cromoglicato sódico (Intal) y el nedocromilo (Tilade) son antinflamatorios de inhalación para aquellas personas que no pueden usar corticoesteroides inhalados, éstos ayudan a evitar los ataques de asmas leves a moderados, si se utilizan a diario. También se recomiendan en caso de que se vaya a estar en contacto con un desencadenante de asma conocido; por ejemplo, antes de hacer ejercicio o si se va a estar expuesto a animales. Los modificadores de leucotrienos son medicamentos orales (en pastilla que se traga) que actúan de manera diferente para reducir la inflamación. Éstos bloquean los leucotrienos, uno de los numerosos químicos que causan inflamación y estrechamiento de las vías respiratorias en muchas personas con asma.
Los médicos recetan medicamentos corticoesteroides orales, como la prednisona, para los brotes asmáticos que no responden rápidamente a un broncodilatador inhalado. El corticoesteroide se utiliza durante una o dos semanas, generalmente se va bajando la dosis. Los corticoesteroides inhalados y otros medicamentos se deben continuar al mismo tiempo. Las personas que requieren atención en el departamento de emergencias o internación en el hospital, reciben a menudo corticoesteroides intravenosos.
El Omalizumab (Xolair) bloquea la inflamación ya que ataca a los anticuerpos IgE, que tienen un papel importante en las reacciones alérgicas. Este medicamento ayuda a controlar los síntomas en personas con asma alérgica aguda que no responden a otras terapias y requieren corticoesteroides orales con frecuencia. El fármaco se administra por inyección subcutánea, por lo general, una vez cada 4 semanas. El Omalizumab puede generar una reacción, llamada anafilaxia, que pone en peligro la vida, por eso la inyección debe administrarse en el consultorio del médico.
Muchas personas con asma también pueden beneficiarse de la inmunoterapia, en esta terapia se inyectan cantidades cada vez mayores de alérgenos para desensibilizar (o sea, disminuir la sensibilidad) el sistema inmunológico de la persona. La inmunoterapia para el asma parece ser más eficaz para los síntomas leves a moderados causados por la sensibilidad a los alérgenos de interiores como los ácaros del polvo, las esporas del moho y los animales.
Los ataques de asma severos se deben tratar en un hospital, en donde se pueda administrar oxígeno y los medicamentos puedan ser administrados por vía intravenosa (en una vena) o con un nebulizador. En los casos en que está en peligro la vida, el paciente puede necesitar un tubo para respirar que se coloca en la vía respiratoria grande (intubación) y ventilación artificial en una unidad de cuidados intensivos.
Pronóstico
Aunque el asma no se puede curar, casi siempre se puede controlar satisfactoriamente. La mayoría de las personas que sufren de asma pueden llevar vidas relativamente normales.

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