¿CÓMO FUNCIONA LA CÉLULA?. PERCY ZAPATA MENDO.
¿CÓMO
FUNCIONA LA CÉLULA?
Todos
los organismos vivos, desde las bacterias a los humanos, están construidos por
unidades llamadas células. Estas como una eficiente industria, elabora
productos de acuerdo a especificaciones muy precisas, pero aun hacen más, como
eliminación de desperdicios y rechazo de impostores.
Hace
casi 350 años atrás, el filósofo francés René Descartes afirmó que el cuerpo
humano trabaja con los principios mecánicos. El comparaba la enfermedad y el
disconfort causada por el mal funcionamiento de un órgano, a una máquina que se
descompone porque una pieza se quebró o se descompuso. El sostenía que todas
las máquinas pueden repararse, siempre que se reemplace la pieza quebrada y
creía que lo mismo sucedía con nuestro propio organismo. Este punto de vista mecanicista,
que considera al cuerpo humano como una suma de órganos y tejidos, aún domina a
la medicina occidental. Sin embargo muy raramente nos detenemos a pensar que
nuestro organismo está compuesto por 75 millones de millones de pequeños
componentes, o células, cuyo tamaño variable oscila entre tres centésimos de
milímetros a un milímetro de diámetro (30 a 1000 micrómetros).
No
todos los organismos están constituidos por millones de células. Algunos
animales, como la hidra (un invertebrado), contiene sólo unas pocas miles de
células y aún otros organismos más pequeños, están constituidos por una sola
célula.
También
las células varían grandemente en su forma y tamaño, dependiendo de su función
y de donde se ubican. Así por ejemplo, las células nerviosas (neuronas) poseen
extensiones especializadas que cubren una larga superficie por donde propagan
sus impulsos eléctricos. Las células musculares, en cambio, usan pequeños
filamentos proteicos que soportan grandes presiones. Por otra parte, un glóbulo
blanco, cuya función es proteger el organismo, está preparado para fagocitar
gérmenes patógenos invasores.
A
pesar de estas enormes diferencias de formas y funciones, todas las células de
un organismo comparten tres elementos fundamentales:
a.-
Una membrana, que es una envoltura externa que contienen a la célula. b.- El
contenido de una información genética que está impresa en la molécula del ácido
desoxirribonucleico (DNA) y que dirige las actividades de la célula, y
c.-
Un citoplasma, que envuelto por la membrana externa, contiene en su interior
una substancia gelatinosa (citosol), rico en nutrientes y con un equipamiento
necesario de estructuras bioquímicas, como para mantener la vida de la célula.
En
un comienzo, por cerca de mil millones de años, la Tierra permaneció sin vida y
sus colinas y valles no contenían nada más que elementos químicos
rudimentarios. De acuerdo a dos bioquímicos, uno americano, Stanley Miller, y
otro ruso Alexander Oparin, estos ingredientes constituyeron lo que llamaron "la sopa primordial", que
gradualmente y como consecuencia de la acción de la luz, las erupciones
volcánicas, las lluvias torrenciales y otras influencias ambientales,
comenzaron a reaccionar para ir adquiriendo cada vez formas químicas más complejas.
Se estima que hace 3500 millones de años atrás, estos complejos químicos
adquirieron la habilidad de hacer copias de sí mismos, y en ese momento comenzó
la primera forma de vida. De ahí en adelante se fue evolucionando hasta las
primeras células simples, conocidas como "procariotas".
Estas células, casi sin cambios, aún abundan en nuestra Tierra. En un comienzo
ellas reinaron solas durante aproximadamente 500 mil años, hasta que en algún
momento, algunas de ellas evolucionaron a una forma celular más elaborada: las
células "eucarióticas".
Estas
nuevas células eucarióticas, por su tamaño, dejaron chicas a las procariotas.
Imagínense un gato en relación a una mosca, y así se tendrá una visión objetiva
de la diferencia de tamaño. Estas nuevas células, tuvieron la característica de
guardar su DNA con una doble membrana protectora, formando lo que se ha llamado
un "núcleo". En su interior
este DNA se ha maravillosamente organizado, empaquetándose en otras estructuras
llamadas "cromosomas". En
cambio las células más primitivas llamadas procarióticas, se caracterizan
porque su DNA flota libre en su citoplasma. Pero tal vez la más importante
diferencia entre uno y otro tipo de células, es que las eucariotas poseen
además un mayor grado de organización de diversas estructuras existentes en el
interior de su citosoma (organellos) y que son necesarias para desarrollar más
ordenadamente las mayores y más complejas funciones necesarias para la vida. En
cambio las células procarióticas, por su simplicidad, sólo poseen algunos
organelos de estructura muy simple.
Así
como los diferentes órganos de nuestro cuerpo desempeñan sus propias funciones,
así también los organellos dentro del citoplasma de las células desempeñan las
suyas. Ellos demarcan los diferentes procesos de la actividad celular y
aseguran que los productos y las materias primas de cada uno de esos procesos
no lleguen a mezclarse. En todo caso, la posición de los diferentes organelos
permite un orden lógico de transferencia de substancias, que recuerda la "producción industrial en línea",
o el pasaje sucesivo del alimento a través del estómago, el intestino delgado y
finalmente el colon.
Como
es de esperarse, la mayor parte de los organelos están dedicados
fundamentalmente a la producción de proteínas, ya que ellas son los bloques
basales constituyentes de toda la estructura de la vida. El sistema básico
productor de proteínas, es común a todas las células, y también en todas ellas
el DNA guarda la información necesaria para su producción. En el proceso de la
síntesis de proteínas, es necesario que sub-unidades o "RNA mensajero" (mRNA), lea y transcriba el mensaje
obteniéndolo de un trozo de DNA, de modo se prepare un templado o molde de él,
que va a usarse en una segunda etapa del proceso de manufacturación. En las
células eucarióticas, cuando el mRNA ya está listo, sale del núcleo a través de
un poro de la membrana nuclear y se dirige a unas estructuras esféricas
llamadas "ribosomas". Allí,
los "aminoácidos"
(subunidades de las proteínas) se unen para ir formando las proteínas, de
acuerdo a la información que trae el templado de mRNA.
Los
ribosomas, que están compuestos en una mitad por RNA y en otra mitad por
proteínas, pueden estar tanto libres en el citosol como adheridos a membranas.
Ellos se han originado de una condensación dentro del núcleo, que se ha llamado
"nucléolo". Los ribosomas
de las células eucarióticas son más pesados y más complejos que los de las
células procarióticas, aun cuando ambos desarrollan iguales tareas. A menudo
los ribosomas forman claustros, que se denominan "polisomas" y en
estas estructuras se van construyendo las proteínas, como en una verdadera
correa transportadora.
La
única otra estructura citoplasmática que tienen en común las células
procarióticas y eucarióticas son los gránulos, que la célula usa para almacenar
hidratos de carbono, cuya función es alimentar a las hambrientas células cuando
ellas requieren energía para desempeñar su trabajo. Las células animales
almacenan los carbohidratos como "glicógeno",
mientras que las células vegetales lo hacen como "almidón". Ambos tipos de gránulos, son en realidad
largas cadenas de polímeros de moléculas de glucosa, apretados como en un pellet.
Hasta
aquí llegan las semejanzas entre células procarióticas y eucarióticas. Uno de
los avances de es-tas últimas sobre las primeras, es la construcción de un
andamiaje de fibras proteicas a "citoesqueleto",
que tienen par función el organizar y reforzar su mayor y más expandido
citoplasma. Esta fortificación celular consiste en fibras de diversos tipos.
Algunas tienen forma de tubos y sus proteínas constituyentes se llaman
tubulinas. Estos "microtúbulos" se usan tanto para fijar organelos en
lugares específicos, como también para movilizarse estos al interior de la
célula. Otras consisten en subunidades de "actina" (una proteína).
Las sub-unidades de actina están continuamente juntándose o dejando sus
cadenas, de modo que pueden alargarse o acortarse, con lo que permiten que la
célula constantemente cambie de forma. Y también micro filamentos pueden
engancharse en el interior de la membrana celular para ayudar tanto a su
migración (especialmente durante la formación de los órganos y el crecimiento
de los embriones), como también para entremezclar materiales alrededor del
citoplasma. En el caso de las células musculares, que constituyen la maquinaria
de la contracción muscular, hay también filamentos de actina y
"miosina", que es otra proteína.
Los
microtúbulos son también el principal componente de estructuras en forma de
pelos que protruyen desde la célula y que se llaman "cilios" y
"flagelos". Ellos se usan tanto para movilizar las células o para que
con su movimiento se transporten substancias en su superficie exterior. Los
flagelos trabajan solos y por ello son entre 10 a 20 veces más largos que los
cilios. Pequeñas criaturas que viven en las pozas de agua, como la
"euglena", viajan impulsada por largos flagelos, del mismo modo que
lo hacen también los espermios. En organismos mayores existen en su superficie
millones de cilios puestos en línea, que con su movimiento mueven substancias.
Por ejemplo, las células de la mucosa pulmonar usan estos cilios para desplazar
el mucus e impurezas hacia el pasaje nasal.
Membranas
Proteínas procesadoras:
Miles
de estructuras con sus propias membranas pueblan el citoplasma, siendo las más
numerosas las que forman una densa red de túbulos interconectados (cisternas),
constituyendo el llamado "retículo endoplásmico (RE)". Hay dos tipos
de RE: ER rugoso (RER), llamado así porque en su cara citoplasmática se
adhieren los ribosomas que le dan este aspecto, y ER suave (SRE), porque está
desprovisto de ellos.
El
RER es más extenso que el SER, y actúa como productor de proteínas y también
como almacenamiento de ellas. Cadenas de aminoácidos recientemente producidas
por los ribosomas, se van deslizando a través de pequeños agujeros de sus
membranas al interior de la cisterna, donde se almacenan para que
oportunamente, más tarde sean enviadas a algún lugar del citoplasma o para que
se dirijan hacia la membrana celular, donde ellas puedan incorporarse a ésta, o
atravesándola, se exporten fuera de la célula.
En
cambio en el SER se producen hormonas esteroidales y otros "lípidos"
(termino general para denominar grasas, jabones o aceites). Estos dos tipos de
red endoplásmica están separadas, de modo que sus cargos no se confundan. El
RER, por su delicada e importante función de síntesis de las proteínas, se
conecta directamente con los poros del núcleo, y es a través de ellos que el
mRNA viaja para llevar su mensaje a los ribosomas. Las células que generan
muchas proteínas, como por ejemplo las células del estómago que secreta enzimas
digestivas (las enzimas son proteínas), poseen un RER muy extenso. A su vez,
las células de las gónadas que producen hormonas esteroidales, es grande su
SER.
Las
proteínas en el RER tienen una enorme variedad de posibles destinos. Algunas de
ellas son transportadas a la zona de preparado y empaquetaje, que se denomina
"Aparato de Goly". Este está constituido por 6 a 20 unidades de sacos
membranosos en forma de platillos que se arriman unos encima de otros,
envueltos en tenues contenedores membranosos o "vesículas". En la medida
que las proteínas pasan a través de cada una de estas capas, estas van
sufriendo modificaciones químicas. Generalmente estas consisten en la adición
de azúcares para formar glicoproteínas. Muchas secreciones de las células, como
el mucus, son glicoproteínas. Es por esto que las células endoteliales que
secretan mucus, como es el caso de las células pulmonares y el cérvix, poseen
Aparatos de Golgi.
Empaquetamiento de las proteínas
Exo y endocitosis:
De
una manera Única, las proteínas viajan hacia los límites de la célula, a través
de las cisternas del Aparato de Golgi. Es así como una sección del tubo
endoplásmico conteniendo la proteína, se desprende del resto del ER y se cierra
inmediatamente en ambos extremos, aprisionando la proteína en una vesícula, que
luego se funde con la superficie del compartimento de Golgi más cercano,
transfiriéndole su contenido. De este modo las proteínas se van moviendo de un
saco de Golgi al siguiente y eventualmente se desprenden, quedando llenas de
proteínas y listas para la secreción. A menudo estas vesículas secretoria se
mantienen cerca del límite de la célula, listas y esperando para ser expelidas.
El proceso de secreción en el cual las vesículas se funden con la membrana
externa de la célula y expulsan su carga hacia afuera, se llama
"exocitosis".
Los
citólogos, que son los biólogos que hacen de la célula su razón de estudio, han
encontrado que en ocasiones el aparato de Golgi determina el destino de su
carga con la ayuda de hidratos de carbono que actúan como indicadores, que sería
como ponerle la etiqueta a la carga con la dirección a donde deben llegar. Así
por ejemplo, agregándole a la proteína un azúcar como la manosa-6 fosfato,
aseguran que esta va a un organelo específico que se llama lisosoma. Con otra
azúcar, la carga puede ir a otro lugar, como por ejemplo a la membrana celular.
Otros destinos se logran no con un azúcar, sino con una "secuencia de
señales" introducida en la cadena de la proteína. Esta forma de etiquetado
intracelular, es lo que se llama "proteína marcada" (protein
targeting). Los citólogos James Rothman y Lelio Orci, han demostrado también
que las vesículas tienen en su cobertura una variedad de proteínas que puede
ayudar a formar la vesícula.
Arcón destructor de basuras
Huéspedes no invitados:
La
célula eucariótica no estaría completa sin una estructura donde deshacerse de
la basura. Ellos son los "lisosomas". A diferencia de un tarro de
basura, los lisosomas están llenos de bordes que poseen un cocktail de enzimas
muy potentes, capaces de digerir los ingredientes básicos de la vida: ácidos
nucleicos (DNA, RNA), proteínas, hidratos de carbono y lípidos. Su mayor
función es digerir restos de organelos y partículas extrañas. También algunos
de los glóbulos blancos, como es el caso de los fagocitos, usan lisosomas para
destruir los patógenos.
Los
filtrados de los lisosomas pueden causar daño y aun matar a las células viejas.
Los citólogos aún no saben cómo resiste la misma membrana del lisosoma al poder
digestivo de las substancias químicas que contiene en su interior. Con todo,
ellos saben que las enzimas se activan sólo bajo condiciones de extrema acidez,
y tal vez es por ello que se logran mantener inactivas si por alguna razón se
filtran al citosol.
También
hay estructuras del mismo tamaño, llamadas peroxisomas, que desarrollan
funciones algo diferentes. Ellas contienen enzimas (peroxidasas) que catalizan
reacciones donde el peróxido de hidrógeno (H202) es un subproducto. Estas
enzimas catalizan importantes reacciones, incluyendo la hidrólisis de ciertos
tipos de lípidos, alcoholes y además la síntesis de ácidos biliares en el
hígado. El problema es que el H202 es un poderoso oxidante y tóxico para la
célula. Por este motivo, siempre se encuentra en los peroxisomas una enzima, la
catalasa, que convierte el H202 a hidrógeno no dañino y agua.
El
proceso de manufactura y transporte de los materiales, es bien conocido, pero
¿Qué hace la célula para la energía? Para ello posee otros organelos en forma
de salchicha, llamados "mitocondrias", donde se realiza la
respiración aeróbica (la producción de energía en presencia de oxígeno). En
cada una de las células eucarióticas se encuentra en su citoplasma, entre 40 a
mil de estos organelos. Una doble membrana en vuelve cada mitocondria, en donde
la interna esta doblada en numerosos y largos dedos (crestas). Pequeños
dobleces o partículas protruyen de las crestas a intervalos regulares y están compuestas
por verdaderas cuerdas de enzimas colocadas en una secuencia precisa, en que el
substrato pasando por diferentes etapas metabólicas va generando energía. En el
espacio interior, suspendido en un medio jaleoso, hay un trozo de DNA, unos
pequeños ribosomas, además de enzimas y otras substancias químicas que se
necesitan para la respiración. Las mitocondrias suelen ser muy numerosas en
aquellas células que requieren mucha energía, como es el caso de los espermios
y las células musculares del corazón.
La
bióloga Lynn Margulis por años ha sostenido que las mitocondrias antes fueron
independientes. Según ella, antes tuvieron una existencia procariota y después
fueron asumidas por las células mayores. A ello se ha llamado la
"hipótesis endosimbiótica". La existencia de un aparato primitivo,
sintetizador de proteínas (DNA, ribosoma y ciertas enzimas) en organelos como
las mitocondrias y cloroplastos, soportan esta hipótesis. Probablemente las
procariotas fueron ingeridas durante la alimentación, pero en lugar de
digerirlas, permanecieron en el citoplasma como huéspedes no invitados, que
eventualmente llegaron a ser permanentes. De esta forma, su presencia llegó a
ser benéfica para el huésped. Probablemente la incorporación de la mitocondria
a la célula le permitió la generación de energía química, como la de los
cloroplastos (en las células vegetales), permitió la fotosíntesis. De esta
forma liberaron a la membrana celular para que ejerciera otras actividades,
como la exocitosis y la endocitosis.
Los
avances en nuestra comprensión de las estructuras y forma de trabajar de las
células, han ido siempre mano a mano con los desarrollos tecnológicos en los
campos de la microscopía y la bioquímica. Hace 50 años atrás, antes del invento
del microscopio electrónico, los biólogos pensaban que la célula era solo un
núcleo con un citoplasma granuloso. Nunca se imaginaron el intrincado mundo de
los organelos y de su ultra estructura. Probablemente si los conocimientos
continúan generándose, más complejidades se irán describiendo en los años
futuros.
Mundo de organelos
Nuevas posibilidades médicas:
La
citología ha abierto el mundo de la patología subcelular y ha pavimentado el
camino para el tratamiento de muchas enfermedades. Por ejemplo, la fibrosis
quística ya se sabe que es la consecuencia de una proteína anormal de la
membrana de las células pulmonares y del páncreas. Esta alteración impide que
la sal escape de la célula, lo que condiciona un mucus seco y espeso que tapona
los órganos y causa infecciones. Ahora ya se está ensayando un spray que
contiene genes normales que entrarían a reemplazar los genes defectuosos que
codifican dicha proteína. Muchas drogas psicoactivas trabajan simulando o
retardando los movimientos de las vesículas secretorias que contienen
substancias químicas que modifican los estados de ánimo (neurotransmisores)
actuando en las células del cerebro. Del mismo modo, previniendo o estimulando
el movimiento de las vesículas en células cancerosas, puede potencialmente
usarse en el tratamiento de esta enfermedad que mata a tantos seres humanos.
I.- Denominando las células
Los
seres humanos, los elefantes, las ratas y los claveles, todos tienen algo en
común: los bloques basales de sus estructuras, que corresponden a células eucarióticas.
Todos los organismos multicelulares están construidos de ellos. También son
eucarióticos algunos organismos unicelulares que se han adaptado a vivir en
pozas de agua. Tales el caso del "Paramecium", una criatura que nada
en agua dulce, impulsándose con la ayuda de numerosos pelos o cilios.
Todos
los organismos se clasifican en cinco grandes grupos o "reinos" de
acuerdo a sus características. Tres de estos grupos son multicelulares:
animales, plantas y hongos. Los otros comprenden los unicelulares, que pueden
ser eucariotes o procariotes. Desde luego todas las bacterias son
procarióticas.
Las
bacterias podrían estimarse como primitivas aberrantes eucariótica, pero
bioquímicamente ellas son tan diversas y adaptadas como lo son sus primos
avanzados, y de hecho colonizan exitosamente cualquier hábitat conocido. Ellas
se manejan bastante bien, aún sin tener todas las sofisticaciones del
citoplasma de los eucariotes.
Su
DNA está laxamente dispuesto en rollos, en contacto directo con el citosol,
rodeado par otros numerosos pequeños trozos de DNA en anillos (plásmidos).
Desde el punto de vista de la ingeniería genética, los plásmidos son muy
útiles, ya que en ellos se pueden insertar genes ajenos a ellas. También los
ribosomas de los procariotes son más simples y más compactos que los de
eucariotes.
La
respiración de las procarióticas tiene lugar en una zona pegada a la membrana
externa (mesosoma), que es funcionalmente equivalente a una mitocondria. Del
mismo modo las bacterias fotosintéticas poseen unos pequeños cuerpos esféricos
(cromatóforos), que contienen un pigmento que atrapa la luz solar. Sin embargo
carecen de la elaborada maquinaria que constituye el cloroplasto de una planta.
Los
procariotes están rodeados de una membrana externa, constituida por una
substancia denominada peptidoglican, y ésta a su turno está envuelta por una
fina cápsula que previene su deshidratación. Tienen un flagelo, que no proviene
como en el caso de los eucariotes de un micro túbulo, pero que facilita sus
movimientos. Éste está hecho de una proteína, llamada flagelin, y tiene la
forma de un tirabuzón. En lugar de oscilar, el cilio rota en un eje como una
hélice.
II.- La Membrana Celular
A
primera vista, la membrana celular parece ser algo más que una barrera
protectora para demarcar los márgenes de la célula. En rigor, regula con
precisión el intercambio molecular con el medio y realiza otras funciones
vitales. Es extremadamente delgada, flexible y a menudo con pliegues. En casos
extremos, estos pliegues forman verdaderas puntas de guante o "dedos"
como las micro vellosidades, lo cual permite aumentar el área de la superficie
hasta 20 veces más, tal cual ocurre en la mucosa intestinal, sitio en el cual
se incrementa la tasa de absorción de las moléculas constitutivas de alimentos
que llegan a la corriente sanguínea.
Todas
las membranas (incluidas las de los organelos) están formadas por una doble
capa de moléculas de fosfolípidos. Cada fosfolípido, a su vez, consiste en una
cabeza de fosfato y una cola de lípidos. Los fosfatos son hidrofílicos, es
decir, se disuelven fácilmente en agua y, por lo tanto, son atraídos por medios
húmedos. En contraste, las colas lipídicas son hidrofóbicas, o sea que
"escapan" de los medios acuosos.
En
una membrana, las 2 capas de fosfolípidos se disponen por sus extremos de tal
modo que la cabeza de fosfato encaja con los terminales lipídicos en ambos
lados. Esto significa que todas las moléculas son "felices": la
cabeza de fosfato contacta con el medio interior acuoso y el exterior de la
célula y, simultáneamente, protege a la parte lipídica del contacto con el
medio acuoso.
El
colesterol, presente en el interior de la membrana a intervalos, juega un
importante rol otorgando rigidez y resistencia a la misma. Diversas sustancias
de gran importancia bioquímica como hormonas esteroidales, oxígeno y C02, se
disuelven con rapidez en el contenido interno oleoso de la doble capa,
permitiendo su fácil difusión a través de la membrana de acuerdo a una gradiente
de concentraciones. Incluso, moléculas no solubles en lípidos, más otras como
azúcares, ácidos nucleicos, aminoácidos y proteínas, pueden pasar de un lado a
otro. Otras proteínas pueden también ser dispersadas a través de la membrana.
Según el modelo de "mosaico fluido", todos los constituyentes
moleculares se encuentran libremente flotando en la membrana. Según los que
formularon este modelo, Singer y Nicolson, las moléculas proteicas forman un
verdadero techo de "tejas" localizadas en una estructura de mosaico
dinámico.
Algunas
proteínas transportan elementos bioquímicos hacia el interior y exterior de la
célula contra una gradiente de concentración como es el caso de la bomba
sodio-potasio que transporta estos elementos en las células nerviosas. Otras
proteínas actúan como poros de agua, como anclaje de fijación de micro
filamentos o catalizadores (enzimas) para la realización de reacciones
químicas.
Por
otra parte, en la cara externa de la membrana, se encuentran receptores que se
unen a hormonas, proteínas que se unen a glúcidos y que actúan como marcadores
(antígenos) que permiten al sistema inmune distinguir entre las células propias
del organismo y agentes como virus y bacterias.
III.- Células de plantas
Organelos
como el cloroplasto, las vacuolas y las paredes celulares, son exclusivas de
las células vegetales. En las plantas verdes, los cloroplastos en forma de
discos, manejan la fotosíntesis (la conversión de la luz solar en energía
química). Del mismo modo que las mitocondrias, los cloroplastos mantienen su
contenido, envuelto por una doble membrana. La maquinaria fotosintética (una
colección de enzimas adheridas a la membrana y al pigmento clorofílico), reside
en una cama de fluido gelatinoso (estroma), análogo a la matriz mitocondrial.
Todas
las células de las plantas, están envueltas por una pared que no es viva,
compuesta principalmente de celulosa, que es un polímero de glucosa. Atados de
alrededor de 2000 cadenas de celulosa (microfibrillas), están unidas en capas
formando una red. La capa interna de la célula, está construida de la proteína
pectina. Finas fibras provenientes del citoplasma penetran a intervalos la
pared y se conectan con las células vecinas. La pared de la célula asegura que
la célula esté hinchada con agua, la que le da la "turgidez". Se
logra esto manteniendo una concentración constante de sales y azúcar disueltas,
lo que a su vez impide la expansión celular durante la entrada de agua. La
turgidez mantiene a la planta viva y erguida.
Casi
el 90% de la célula vegetal está constituida par vacuolas celulares. Estos son
sacos membranosos que almacenan savia, que es una solución de azúcar y sales.
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