LO BÁSICO Y LO ACTUAL SOBRE EL CÁNCER DE PRÓSTATA. PERCY ZAPATA MENDO.

LO BÁSICO Y LO ACTUAL SOBRE EL CÁNCER DE PRÓSTATA

Imagina que rondas los 40 años de edad y que tu médico de cabecera decide incluir un examen de próstata en tu revisión anual. Los resultados del análisis de sangre muestran un nivel alto de  antígeno prostático específico (PSA), señal de un posible tumor canceroso. Lo más probable es que el médico te aconseje hacerte una biopsia.

Si esto fuera cierto, en ese momento estarías entrando al complejo (y a menudo desconcertante) mundo de la detección, diagnóstico y tratamiento del cáncer de próstata.

Cuando se detecta este cáncer durante una biopsia debemos tener en cuenta que este tipo de cáncer podría tener una evolución rápida, por lo que requiere un tratamiento inmediato; sin embargo, cerca de dos tercios de los cánceres de próstata son de evolución lenta y no entrañan un peligro inminente. Los hombres —en particular los mayores— corren más riesgo de morir por cualquier otra causa – infartos o hemorragias cerebrales, infarto al corazón, etc. Y es aquí donde las cosas se complican aún más. 

Aunque la biopsia indique que tienes un tumor no letal de evolución lenta, el diagnóstico podría no ser definitivo. Las biopsias de próstata analizan la muestra de tejido un poco al azar, y podrían no detectar un tumor más agresivo y potencialmente letal. Como medida preventiva, tu médico quizá recomiende que te hagas una biopsia anual de seguimiento.

¿Qué elegirías tú: hacerte más biopsias, recibir un tratamiento inmediato o mantener la vigilancia activa? Cada año, a unos 900,000 hombres en todo el mundo se les diagnostica cáncer de próstata, y todos ellos de pronto se ven ante un dilema: elegir entre el riesgo de sufrir efectos que alteren su vida debido a un tratamiento innecesario o excesivo, o la posibilidad de morir a causa de una detección y un tratamiento insuficientes. Los hombres necesitan hablar con sus médicos y con sus parejas sobre las opciones que tienen, y elegir después.

Para ayudarlos, presentamos aquí la información más reciente sobre los tratamientos disponibles, y algunos hallazgos que podrían resolver el dilema entre el tratamiento innecesario y la detección insuficiente.



RESONANCIA MAGNÉTICA MULTIPARAMÉTRICA (RM-MP)

Este nuevo instrumento diagnóstico está disponible en Europa y Estados Unidos desde hace algunos años, aunque su uso aún no se ha generalizado. La RM-MP permite a los médicos obtener —por primera vez— imágenes detalladas de tumores cancerosos de próstata: ubicación, tamaño exacto y, lo más importante, si son potencialmente letales o no.

El doctor Samir S. Taneja, director de la División de Oncología Urológica del Centro Médico Langone de la Universidad de Nueva York, señala que la RM-MP no parece detectar los tumores pequeños de evolución lenta; es decir, aquellos que representan una menor probabilidad de causar la muerte por cáncer de próstata. Aunque con esta nueva tecnología se obtienen imágenes sólo de los tumores potencialmente letales, podría ayudar a resolver el problema del tratamiento innecesario de los tumores de evolución lenta, ya que detecta sólo los que podrían matar al paciente.

VIGILANCIA ACTIVA

Si te detectaran un tumor de evolución lenta, te ofrecerían esta opción seguramente. La vigilancia activa consiste en hacerse pruebas de PSA y biopsias de seguimiento año tras año, pero sin recibir tratamiento, a menos que el cáncer se extienda o alcance una puntuación alta en la escala de Gleason.

Combinada con la RM-MP, la vigilancia activa pronto podría eliminar por completo la necesidad de hacer biopsias de seguimiento.

TERAPIA FOCAL

(Destrucción del tumor)

Hasta la fecha, el tratamiento se ha centrado en la extirpación total de la glándula prostática para eliminar el cáncer. Ahora bien, ¿sería posible destruir sólo el tumor, como se hace con algunas mujeres que padecen cáncer de mama? Aquí es donde la RM-MP podría ser de gran ayuda: “Si las imágenes muestran que el cáncer está limitado a una o dos zonas”, dice el doctor Taneja, “podríamos insertar un láser o una sonda de crio ablación en la próstata y destruir tan sólo la parte donde se aloje el tumor potencialmente letal”.

El seguimiento de corto plazo de hombres con cáncer de próstata a quienes se les ha practicado la terapia focal indica que es una buena herramienta de control de la enfermedad, y que provoca menos efectos secundarios que los tratamientos ordinarios. Sin embargo, aún es demasiado pronto para determinar si enfocar el tratamiento solamente en la destrucción del tumor es una opción viable en el largo plazo.

PROSTATECTOMÍA

Si se determina que un cáncer es agresivo, la norma general de tratamiento es realizar la extirpación quirúrgica de la glándula prostática. Tradicionalmente, la prostatectomía se ha practicado como una operación “abierta”: el cirujano hace una incisión en el abdomen del paciente y le extirpa la próstata completa.

Los médicos ahora cuentan con una nueva alternativa que empieza a reemplazar la operación abierta: la prostatectomía robótica, en la cual se hacen pequeñas incisiones en la pared abdominal y se inserta un robot miniatura provisto de una cámara tridimensional. A través de un monitor, el cirujano localiza la próstata y entonces manipula a control remoto los brazos del robot y las diminutas herramientas quirúrgicas para extirpar la glándula.

De acuerdo con el doctor David F. Penson, profesor de investigación oncológica, cirugía urológica y medicina de la Universidad Vanderbilt, en Nashville, Tennessee, ambas formas de operación controlan bien el cáncer, y los pacientes que se someten a cualquiera de ellas tienen el mismo riesgo de presentar disfunción eréctil e incontinencia urinaria posteriormente. Sin embargo, la prostatectomía robótica provoca menor pérdida de sangre y reduce en un tercio el tiempo de recuperación.

Nota:
Escala de Gleason
La escala de Gleason es un sistema que se emplea para medir el grado de agresividad de un cáncer, basándose en la observación al microscopio de las características que presentan las células de la muestra obtenida en una biopsia del órgano.

El procedimiento consiste en seleccionar dos zonas de la muestra y asignar a cada una de ellas un número del 1 al 5. El 1 corresponde a un tumor bien diferenciado y por lo tanto poco agresivo y el 5 a un tumor escasamente diferenciado. Los valores comprendidos entre el 2 y el 4 se asignan a grados de diferenciación intermedia.

Posteriormente se suman las cifras obtenidas en las dos zonas y se obtiene un número comprendido entre el 2 y el 10. Este valor es la escala de Gleason.

Los resultados posibles son:

·        Escala de Gleason entre 2 y 6: Cáncer con escasa agresividad, crecimiento lento y por lo tanto de mejor pronóstico.
·        Escala de Gleason de 7: Cáncer con agresividad intermedia.

·        Escala de Gleason entre 8 y 10: Cáncer de alta agresividad, y peor pronóstico.

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