LA CHÍA… ¿UN SUPER ALIMENTO?
LA
CHÍA… ¿UN SUPER ALIMENTO?
Cada
cierto tiempo un “nuevo alimento” salta a la palestra rodeado de un aura casi
mágica. Se nos suelen presentar como la quintaesencia de la salud, azote de
enfermedades tanto metabólicas como infecciosas y también de trastornos menores
o más o menos difusos tales como la pérdida de cabello, la falta de “energía vital”, de deseo sexual,
etcétera. En los últimos años, se destacaría el impacto que han tenido por
ejemplo la uña de gato para el cáncer (muy promocionada por Andrés García,
quien tuvo cáncer de próstata y a la larga tuvo que someterse al tratamiento
convencional para mejorar su calidad de vida y salvarla), el ginseng y entre
otros. Un aspecto redundante en todas estas “novedades”
súper saludables es su origen normalmente exótico. Resulta curioso comprobar
como siempre todos estos productos proceden de lugares remotos en los que
antiguas culturas han venido haciendo un uso ancestral de ellos, y siempre con
muy “buenos resultados”… claro.
En
la actualidad, uno de esos alimentos que parecen curarlo todo, que es “supersanísimo”
y que no le puede hacer mal nunca a nadie porque es natural ya que además no
contiene gluten ni lactosa, son las semillas de chía.
Pues
tal y como se expresa, la chía se trata de las semillas de una especie vegetal
que responde al nombre de Salvia hispánica L. una planta herbácea ampliamente
distribuida en diversas regiones que formó parte esencial de la cultura
mesoamericana por lo que con frecuencia se le atribuye este origen
(principalmente mejicano). Pertenece a la familia Lamiaceae (Lamiáceas) al
igual que la menta, el tomillo, el romero y el orégano por citar unas pocas
dentro de esta amplia familia.
Lo
cierto es que en la composición nutricional de estas semillas destacan algunas
características muy notables, entre ellas, su riqueza en ácidos grasos
omega-tres (más en concreto de ácido alfa linolénico) hasta el punto de haberse
postulado como el vegetal con más omega-tres, superando incluso a la riqueza en
este tipo de ácidos grasos contenida en el pescado azul. Además, las semillas
poseen una cantidad muy importante de fibra dietética, muy similar o superior a
la que se pueda encontrar en las legumbres; y también merece la pena resaltar
su alto contenido proteico. Y todo ello, claro está, al tratarse de un alimento
de origen vegetal, sin colesterol, con poco sodio, sin lactosa además de sin
gluten. etc.
Una
de las cosas que más llama la atención de estos temas es por ejemplo como le
hemos trasplantado el nombre… lo que toda la vida ha sido conocido en nuestro
entorno como “salvia” y se ha
utilizado en la cocina internacional de forma más o menos amplia, hoy lo
llamamos “chía”. Supongo que porque
suena más exótico. En realidad, en los recetarios más típicamente franceses e
italianos lo que se ha venido utilizando de forma más frecuente eran las partes
aéreas y herbáceas de esta planta, las hojas, y no tanto las semillas. Quizá
este sea uno de los matices que expliquen aunque no justifiquen este cambio en
su nomenclatura.
Sea
como fuere el origen etimológico de la palabra “chía” ya nos pone sobre la pista de algunas de sus cualidades
bromatológicas. Según la Wikipedia “chía”
procede de la palabra chian, que en la lengua Náhuatl (lengua azteca) significa
“aceitoso”.
Propiedades
Si
consultamos las únicas tablas de composición de alimentos en las que he podido
encontrar una referencia al valor nutricional de las semillas de chía (USDA
Nutrient Database) resulta que 100 g de estas semillas aportan cantidades más
que significativas de omega-tres, fibra y proteínas. Cuestiones todas ellas a
destacar porque la cantidad de omega tres en los vegetales no suele ser como
para reventar cohetes, la fibra es un nutriente sobre el que la población
actual tiene un consumo general claramente deficitario y la calidad de la
proteína es aceptable teniendo en cuenta su origen vegetal.
Pero…
hay un pero. Que es el de siempre y que muchas veces se nos olvida a la hora de
poner en contexto el valor nutricional de un alimento, que no es otro que la
ración de consumo…
¿Cuál
es la ración estándar de este producto?
Normalmente
entre 10 y 20 gramos. Las semillas de chía se suelen consumir más como si fuera
un suplemento que como si de un alimento se tratara. Para ello se vierten de
una a tres cucharadas de estas semillas en un vaso con agua, se remueve y se
deja reposar unos 15 a 30 minutos. Al cabo de ese tiempo se obtiene una especie
de gelatina más o menos sólida. No obstante, y en especial desde el año 2009
que la European Food Safety Authority (EFSA)
le otorgó la condición de alimento novel, pudiendo usarse como ingrediente en
otras preparaciones. Al día de hoy las semillas de chía las podemos encontrar
en productos de panadería (no más del 5% del peso final), barritas de cereales,
cereales de desayuno… se pueden también añadir a yogures, prepara zumos,
etcétera. Aquí les presento un resumen de la variabilidad de su composición
nutricional.
CHIA (SALVIA HISPANICA)
Protein 20-22 %
Fat 30-35 %
Carbohydrate 25-41 %
Crude Fibre (*) 18-30 %
Ash 4-6 %
(*) Crude fibre is the part of
fibre made mainly of indigestible cellulose, pentosans and lignin.
Esto
quiere decir que, por ejemplo, aunque 100 g de semillas de chía tengan
muchísimo más omega-tres que 100 g de salmón, nadie en su sano juicio se
comería 100 g de semillas de chía y al contrario sí que comería esa cantidad o
más de salmón. Y lo mismo con la fibra… comer un plato de lentejas aportará más
fibra dietética que esos 10 a 20 g de semillas de chía.
Es
decir, las semillas de chía son un alimento que tiene unas cualidades
francamente notables. Sin embargo, esta singularidad no nos debe hacer creer
que son indispensables o que no se pueda alcanzar de forma sencilla y normal un
adecuado equilibrio dietético a partir de una alimentación adecuadamente
diversificada (sin que tener que incluirlas).
¿Son buenas para la salud?
De
forma sorpresiva me encontré el otro día con un estudio científico que abordaba
esta misma cuestión y además se trataba de una revisión sistemática de la
literatura. Sus conclusiones fueron las siguientes:
“A día de hoy la evidencia que apoya la
eficacia de Salvia hispanica en el uso de no importa que enfermedad es
limitada. En la actualidad [2009] solo se cuenta con dos ensayos clínicos que
hayan examinado los efectos de Salvia hispanica en la enfermedad cardiovascular
y sus factores de riesgo (incluyendo el peso). Si bien uno de ellos mostró
algunos efectos positivos sobre estos factores de riesgo, el otro no. Ningún
estudio ha demostrado efectos positivos de Salvia hispanica en la pérdida de
peso. Sin embargo, el uso histórico de esta planta sugiere que su consumo es
seguro (siempre que no se sea alérgico). Son necesarios más estudios que
aborden el papel de Salvia hispanica como como suplemento dietético, así como
su posible uso como tratamiento o prevención en las distintas enfermedades”.
Por
si te lo estás preguntando en la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria no
hay solicitada, ni por tanto aprobada, ninguna alegación sobre el uso de las
semillas de chía en relación sobre sus posibles efectos benéficos en la salud
humana.
Tan
solo hay registradas dos consultas y opiniones relativas a su seguridad, esta
de aquí:
Opinion
of the Scientific Panel on Dietetic products, nutrition and allergies [NDA]
related to the safety of chia (Salvia hispanica L.) seed and ground whole chia
seed as a novel food ingredient intended for use in bread;
Y esta otra:
Opinion
on the safety of ‘Chia seeds (Salvia hispanica L.) and ground whole Chia seeds’
as a food ingredient.
De
que es buena la Salvia (Chía) al ver su composición, lo es; pero no al extremo
que sea una panacea para la salud. E igualmente, si uso es para provocar la
saciedad, debe de ser preparada correctamente como se describió línea arriba.
Por: Juan Ravenga. http://blogs.20minutos.es/el-nutricionista-de-la-general/2013/09/
Comentarios
Publicar un comentario