ALERGIAS
ALERGIAS
La alergia es el estado de hipersensibilidad adquirida por la
exposición a un alergeno particular, en el cual la nueva exposición ante dicha
sustancia va a desencadenar una nueva reacción, si cabe, más intensa.
El alergeno es la sustancia capaz de producir alergia o
hipersensibilidad específica, pudiendo tratarse de una proteína o no proteína,
o de extractos de ciertos alimentos, bacterias, pólenes, animales, etcétera.
1.- CAUSAS Y FACTORES DE
RIESGO
·
Predisposición genética
Probablemente sea uno de los factores
decisivos para la aparición de procesos alérgicos en un niño, sobre todo cuando
los antecedentes alérgicos afectan a las líneas familiares materna y paterna.
En los primeros meses de vida el niño contacta con la mayoría de alergenos a
los que seguirá expuesto el resto de su vida. Debido a la inmadurez de su
sistema inmunológico y a la elevada capacidad de absorción de las mucosas
respiratoria y digestiva, es entonces cuando corre el riesgo de quedar
sensibilizado.
Por este motivo, es conveniente
retrasar la introducción en la dieta de alimentos ricos en proteínas tales como
el huevo, la leche de vaca, los pescados y las legumbres, por su mayor
capacidad para facilitar el desarrollo de alergias alimentarias.
·
Susceptibilidad personal
Incremento de la predisposición del
individuo para sintetizar Ig E específica contra determinadas sustancias (alergenos)
del medio ambiente.
·
Susceptibilidad racial
El 20 por ciento de la población
blanca europea presenta problemas alérgicos, un porcentaje muy superior al
registrado entre las personas que habitan en las zonas tropicales.
También hay ciertos tipos de alergias
o intolerancias alimentarias que se observan con más frecuencia en unas razas
que en otras.
·
Exposición ambiental
Frío, calor, radiación solar, agentes
químicos… Se puede considerar que las afecciones alérgicas son uno de los
tributos que tiene que pagar la raza humana en su lucha por el progreso; se ha
visto un aumento de cuadros alérgicos, como por ejemplo reacciones asmáticas,
en hijos descendientes de emigrantes a otro país, en comparación con los
residentes en su tierra de origen. Las estadísticas demuestran que en las zonas
industrializadas se registran más alergopatías que en las zonas rurales. Las
emisiones producidas por vehículos, calefacciones y actividades industriales
son las responsables de contaminantes como el dióxido de carbono, el dióxido de
nitrógeno y el dióxido de azufre que, en determinadas concentraciones, son
perjudiciales para la salud y agravantes de patologías alérgicas como el asma.
·
Exposición profesional
Trabajos con animales de laboratorio,
manipulación de derivados de caucho, látex; ambientes con inhalación de vapores,
manipuladores de maderas, pinturas.… Se ha comprobado el desarrollo de asma
bronquial de tipo ocupacional en relación con la exposición a polvos orgánicos
e inorgánicos, vapores irritantes, y una amplia variedad de agentes químicos.
·
Infecciones como desencadenantes
Existe controversia respecto a la
posibilidad de que las infecciones respiratorias en las primeras etapas de la
vida puedan favorecer el desarrollo posterior de trastornos alérgicos; se ha
observado que algunos lactantes con episodios de obstrucción bronquial
(bronquiolitis), pueden presentar posteriormente asma de tipo alérgico con una
frecuencia bastante elevada.
·
Tabaquismo
En pacientes alérgicos la exposición
reiterada al humo del tabaco agrava la irritación que el contacto con pólenes y
ácaros provocan a nivel de su mucosa ocular, nasal y bronquial. Según diversas
investigaciones, los fumadores poseen un nivel más elevado de Ig E, responsable
de las reacciones alérgicas. Se ha comprobado, además, el aumento de la
frecuencia de infecciones respiratorias y del riesgo de asma bronquial en niños
expuestos al tabaco de padres fumadores durante el primer año de vida.
·
Fármacos
Cualquier medicamento puede producir
una reacción alérgica, y es más frecuente en adultos que en niños. Para que se
desarrolle alergia se requiere siempre la exposición al mismo con anterioridad
y, tras la sensibilización inicial y la producción de anticuerpos, un nuevo
contacto con el fármaco desencadenará los síntomas.
·
Alimentos
La alergia alimentaria es más común
en los niños que en los adultos, pero muchas de las reacciones que se atribuyen
a la alergia pueden deberse a la existencia de una mera intolerancia.
Los alimentos que aparecen implicados
con mayor frecuencia son la leche de vaca, huevos, pescados, legumbres, frutos
secos, crustáceos y fresas.
·
Aditivos alimentarios
Colorantes, conservantes,
antioxidantes, agentes aromáticos y potenciadores del sabor, espesantes y
emulgentes endulzantes.
·
Ácaros del polvo doméstico
El polvo de las casas constituye una
de las principales causas de alergia respiratoria en todo el mundo. Consiste en
una mezcla heterogénea de escamas de piel humana y aquellas procedentes de
animales domésticos, restos de insectos, fibras textiles, trazas de alimentos,
insecticidas, bacterias, pelos de animales, plumas de aves, mohos y,
básicamente, unos parásitos microscópicos denominados ácaros. Se favorece su
proliferación con temperaturas próximas a los 25º-27º C, en el otoño, y si la
humedad relativa del aire es alta.
·
Plantas y pólenes
Las especies botánicas de dispersión
aérea son las que pueden causar reacciones alérgicas. Entre ellas: gramíneas y
gramíneas cultivadas (trigo o cebada).
Durante los meses de primavera, un
elevado número de partículas vegetales invisibles invaden la atmósfera, y
posteriormente pueden depositarse en el suelo, produciendo reacciones tanto por
vía aérea como por contacto.
·
Hongos
Son seres microscópicos omnipresentes
en el entorno del ser humano; debido a su elevada capacidad reproductiva
proliferan con facilidad siempre que encuentren materia orgánica que les aporte
los nutrientes necesarios. Los hongos se reproducen por medio de unas células
denominadas esporas, que al ser transportadas por el aire pueden ser inhaladas
por otros seres vivos. La inhalación sostenida de dichas esporas puede originar
síntomas alérgicos (rinitis, asma) en personas susceptibles.
·
Animales
Perros, gatos, y otras mascotas como
hámsteres y cobayas, constituyen una de las principales causas de alergia
después de pólenes y ácaros. También otros animales como las aves y los
caballos pueden provocar alergias.
·
Insectos
Los que producen reacciones alérgicas
con mayor frecuencia son los himenópteros (abejas y avispas).
·
Ejercicio físico como desencadenante
Correr es el ejercicio que con más
frecuencia puede desencadenar episodios de obstrucción bronquial y, en muchas
ocasiones, es el único factor capaz de originar una crisis asmática en personas
predispuestas. Por otra parte, las personas con alergias a pólenes pueden
agravar sus síntomas con la práctica de ejercicio físico al aire libre.
·
Papel del psiquismo en las afecciones
alérgicas
Hace años se planteaba la posibilidad
de que el asma fuera en gran parte una enfermedad psicosomática. Sin embargo,
no se ha podido comprobar la existencia de una personalidad concreta que
predisponga para el padecimiento del asma, que se considera una enfermedad inflamatoria
crónica de la mucosa bronquial. No obstante, el correcto funcionamiento del
organismo depende del sistema nervioso, que puede verse afectado por
determinadas situaciones estresantes y cuadros depresivos, que influyan en la
severidad de un episodio de crisis asmática.
2.- SÍNTOMAS
Las manifestaciones nasales, oculares y bronquiales,
desencadenadas por la exposición a los antígenos ambientales (polen, ácaros,
hongos) son, junto al picor de paladar y oídos, los síntomas de la alergia más
característicos.
La dificultad respiratoria y los pitos (sibilancias) en el
pecho desencadenados por el llanto, el ejercicio, la risa y los irritantes
inespecíficos (humo, contaminación atmosférica, pulverizadores…) son signos
inequívocos de la hiperreactividad bronquial (asma).
Las afecciones cutáneas, como la urticaria, ciertas formas de
hinchazón de partes blandas (angioedema), y algún tipo de eccema y otras
lesiones de la piel, pueden aparecer conjuntamente con los otros cuadros o de
manera aislada.
En los apartados que encontrarás a continuación se detallan
los órganos y funciones que pueden verse afectados por un cuadro alérgico, con
sus síntomas característicos:
2.1.- Alergias respiratorias
Dentro de las alergias respiratorias
están la rinitis, el asma bronquial y la alveolitis como sus manifestaciones
más habituales:
Rinitis
La rinitis es la inflamación de la
mucosa nasal. Estornudos repetidos, congestión nasal y abundante secreción de
moco (rinorrea), generalmente acompañados de inflamación (conjuntivitis) de la
membrana que recubre el ojo (conjuntiva); de ahí el término de
rinoconjuntivitis. Puede asociarse con frecuencia la presencia de asma, lo cual
constituye la forma de presentación más típica del paciente alérgico a
antígenos ambientales.
Asma bronquial
Enfermedad pulmonar con obstrucción
(reversible), inflamación y especial sensibilidad frente a estímulos internos y
externos (hiperreactividad bronquial). Cursa con tos prolongada, dificultad
respiratoria (disnea), pitidos (sibilancias) y sensación de opresión en el
pecho
Alveolitis
Se produce por afectación de la
porción final del árbol respiratorio (alveolos), en relación con la exposición
a polvos orgánicos, hongos (aspergilosis) heno mohoso, paja y grano (“pulmón
del granjero”), polvo de excrementos de palomas (“pulmón del criador de
palomas”).
2.2.- Alergias cutáneas
Dentro de las alergias cutáneas,
cuando hablamos de sus síntomas o manifestaciones, lo hacemos de eccemas
endógenos, exógenos, urticaria, angiodema o Edema de Quincke y reacciones
cutáneas por radiación solar. Veámoslos con más detenimiento:
Eccemas endógenos
También conocida como dermatitis
atópica afección inflamatoria de la piel caracterizada por multiplicidad de
lesiones: enrojecimiento, eritema, costras, exudación (secreción de líquido),
vesículas, signos de rascado y escamas. Es un tipo de eccema crónico con gran
componente hereditario. Aparece durante el primer año de vida, y raramente
persiste después de la adolescencia.
Eccemas exógenos
Son las dermatitis de contacto,
originadas por sustancias que al contacto provocan reacciones alérgicas:
metales como el cromo, el cobalto y, especialmente, el níquel.
Urticaria
Enfermedad de la piel, que afecta a
la dermis, con presencia de habones o ronchas, que producen un intenso picor y
cambian de localización. En función del tiempo de duración puede ser
considerada aguda (menos de seis semanas) o crónica (más de seis semanas).
Según las causas puede ser de carácter inmunológico (base alérgica), o no
inmunológico. Las urticarias alérgicas más frecuentes son originadas por alimentos
o medicamentos (penicilina).
Angioedema o Edema de Quincke
Afecta al tejido celular subcutáneo
(más profundo que la epidermis), con inflamación local, pudiendo afectar la
laringe y ocasionar cuadros de asfixia potencialmente graves.
Reacciones cutáneas por radiación solar
Foto tóxica: por exposición solar simultánea a la
toma de medicamentos sensibles a la luz solar.
Foto alergénicas: por alteración de la estructura del
medicamento por efecto del sol; a diferencia de la anterior provoca lesiones en
zonas no expuestas al sol.
Urticaria solar: aparece unos treinta minutos después de la exposición solar, en forma de
habones y con evolución fugaz.
2.3.- Alergias en ojos y oídos
Existen alergias que pueden afectar a
ojos y oídos:
Alergias oculares
La conjuntiva es una membrana que
recubre la zona interna del párpado y la parte anterior del globo ocular; la
inflamación de dicha membrana se denomina conjuntivitis. Si es de causa
alérgica suele acompañarse de síntomas nasales (rinoconjuntivitis), y es posible,
además, que exista una asociación con asma bronquial en pacientes atópicos.
Los síntomas más comunes de sufrir
una alergia ocular son: intenso escozor, intolerancia a la luz (fotofobia),
enrojecimiento, lagrimeo, secreción.
Entre las causas más frecuentes de
alergia en los ojos señalamos: pólenes, ácaros, hongos ambientales y partículas
de origen animal.
Otras conjuntivitis alérgicas:
Conjuntivitis de contacto.
Queratoconjuntivitis (afectación
simultánea de la córnea).
Alergias del oído
El oído no se afecta
significativamente por mecanismo alérgico, pero algunos pacientes con
dermatitis atópica o rinoconjuntivitis estacional pueden presentar picor en el
conducto auditivo externo y eccemas (sequedad).
2.4.- Alergias digestivas
Las alergias alimentarias o
digestivas pueden provocar lesiones cutáneas (eccema y urticaria),
respiratorias (rinitis, asma) o gastrointestinales (náuseas, vómitos o
diarrea); o cuadros más graves (shock anafiláctico: pérdida de consciencia,
afectación cardiovascular, y riesgo vital).
Los principales alimentos causantes
de alergia en niños son la leche, el huevo y el pescado; en adultos, las
hortalizas, las frutas y los frutos secos.
Alergias alimentarias en recién
nacidos
En el recién nacido la absorción
intestinal está aumentada, lo cual favorece la entrada de sustancias
alimentarias que pueden desencadenar reacciones alérgicas.
Además, debido a la inmadurez de su
sistema inmunológico, no es capaz de producir las defensas necesarias, de ahí
que se recomiende prolongar la lactancia materna lo máximo posible (al menos
los seis primeros meses) y la introducción progresiva de los alimentos con más
riesgo de alergias digestivas.
3.- COMPLICACIONES DE
LAS ALERGIAS
Entre las complicaciones de la alergia que se presentan con
más frecuencia tenemos la crisis de asma, el edema de glotis, y el más grave,
el shock anafiláctico. Veámoslos con más detalle:
Crisis de asma bronquial
Bien a consecuencia del empeoramiento
progresivo de un asma bronquial basal, o por una agudización secundaria al contacto
con un alérgeno, que desencadena una crisis asmática severa, por ejemplo, por
ingesta de aspirina, que en personas susceptibles puede provocar crisis severa
que precisan atención hospitalaria urgente.
Signos de alarma
La persona tiene que estar sentada
para respirar, le resulta imposible hablar o beber líquidos a causa de la
fatiga, tiene dificultades para conciliar el sueño nocturno, una intensa
sensación de falta de aire, con el ritmo del corazón acelerado. Ante estos
síntomas habrá de acudir para valoración hospitalaria urgente.
Edema de glotis, angioedema o edema angioneurótico
Con frecuencia se deben a reacciones
alérgicas secundarias a la toma de fármacos o alimentos, así como por la
picadura de ciertos insectos (avispas o abejas), especialmente si la picadura
está en zonas de la cara o el cuello. Se produce una inflamación de las mucosas
que recubren boca, campanilla, garganta e incluso laringe, pudiendo ocasionar
compromiso respiratorio por cierre de la vía aérea. Precisa atención médica
urgente, con adrenalina subcutánea.
Shock anafiláctico
Se trata de la manifestación más
grave de los cuadros alérgicos. Precisa sensibilización previa, es decir, que
se haya producido un contacto previo con la sustancia, para que ante un nuevo
contacto desencadene la reacción alérgica.
Causas más frecuentes
Medicamentos (penicilinas,
pirazolonas, aspirina, contrastes yodados), picaduras de insectos, alimentos
(huevo, leche, frutos secos, pescados, legumbres o mariscos), factores físicos
(frío, ejercicio) y, con menor frecuencia, por contacto con látex, administración
de vacunas antialérgicas…
Síntomas
Sensación de falta de aire, tos,
ruidos respiratorios (sibilancias, pitos), incluso edema de glotis,
palpitaciones, descenso de la presión arterial acompañado de mareo y pérdida de
consciencia, hinchazón, ronchas, dolor abdominal con vómitos y diarrea,
ansiedad y confusión. Igualmente precisa atención médica urgente.
4.-
DIAGNÓSTICO
Existen diversas maneras de diagnosticar una alergia, estas
son las pruebas más comunes que se emplean para detectarla:
Historia clínica o
anamnesis (interrogatorio)
La historia clínica detallada es el principal instrumento que
posee el médico para obtener un diagnóstico fiable; el resto de pruebas
servirán para confirmar una sospecha. Los datos que debe recoger el historial
del paciente son: edad, sexo, épocas del año en que aparecen los síntomas, las
variaciones que se producen con los cambios de clima y en las distintas
estaciones del año, la zona geográfica donde reside, las características de la
vivienda, así como los antecedentes personales y familiares y la
sintomatología.
Exploración física
Se debe observar la piel buscando signos de atopía, realizar
auscultación cardiopulmonar para detectar ruidos respiratorios sugerentes de
asma bronquial, explorar nariz y oídos (rinoscopia y otoscopia), y determinar
PEAK–FLOW (pico de flujo espiratorio) que consiste en medir la velocidad con
que el aire sale del pulmón, y es el mejor parámetro para comprobar la
evolución del paciente asmático.
Pruebas cutáneas
Pretenden reproducir a nivel local una reacción alérgica en
la piel mediante la inoculación de cantidades ínfimas del alérgeno al que el
paciente es sensible. En unos minutos tras el pinchazo cutáneo se producirá una
reacción positiva demostrativa de alergia. Se realizará una batería de pruebas
estándar: ácaros del polvo, pólenes, hongos ambientales, antígenos de animales
domésticos; y en procesos infantiles se incluyen algunos alimentos sospechosos.
Las dos técnicas empleadas más habituales son: punción
(depositar una gota del alérgeno en la piel y pinchar sobre dicha zona) e
intradermorreacción (se introduce el alergeno en la piel mediante jeringas de
insulina). Ambas se realizan en la cara anterior del antebrazo.
Otra prueba cutánea es la prueba del parche: se coloca en una
zona sana del cuerpo (espalda o cara anterior del antebrazo) un parche con la
sustancia a estudiar, se mantiene 48 horas y se interpreta a las 72 horas. Es
idónea para el estudio de la dermatitis de contacto.
Determinación de
anticuerpos en sangre
Detecta antígenos responsables de la enfermedad en sangre.
Cuantificación de Inmunoglobulina E, para determinar el grado de alergia y a
qué se tiene alergia.
Pruebas de provocación
Reservado para aquellos casos en los que las pruebas anteriores
hayan resultado negativas:
Provocación con alérgenos ambientales: conjuntival, nasal
(por instilación de alérgenos) y bronquial (inhalación de sustancias
alergénicas).
Provocación medicamentosa: prueba definitiva para diagnóstico
de alergias farmacológicas.
Todas las pruebas citadas implican un riesgo y han de
realizarse por personal entrenado y en el centro sanitario dotado de medios
para responder ante una reacción alérgica severa.
Otras pruebas para
diagnosticar la alergia
Pruebas de liberación de histamina.
Cuantificación del complemento.
Pruebas del sudor.
Cuantificación de otras inmunoglobulinas, etcétera.
5.- TRATAMIENTO
Existen varias opciones para aliviar los síntomas de la alergia.
El especialista será el que decida cuál es el más indicado para tu caso en
particular. En ocasiones será preciso seguir el tratamiento de la alergia
pautado durante varios años, y revisarlo por si hay evolución en la
sintomatología y se precisara cambiar el mismo.
Antihistamínicos
Impiden la liberación de histamina (sustancia responsable de
los fenómenos alérgicos). Indicación: afectación de la piel con picor, rinitis
y conjuntivitis.
Tipos de
antihistamínicos
1ª Generación: más antiguos, efecto sedante (producen sueño)
y aumento de apetito: Azatadina, Dexclorfeniramina, Difenhidramina,
Hidroxicina.
2ª Generación: no producen sedación. Cetirizina, Ebastina,
Loratadina. Se deben evitar los tratamientos prolongados y las preparaciones
tópicas por riesgo de fotoalergia. La mayoría se administra por vía oral,
alguno por vía subcutánea e intramuscular (dexclorfeniramina, utilizado en
situaciones urgentes, urticaria aguda o angioedema). Para rinitis y
conjuntivitis existen preparados en forma de pulverizador y colirio.
Corticoides
Dos grupos terapéuticos: cortisona y derivados para
administración sistémica, vía oral o inyectable y, en segundo lugar, y más
modernos, los de aplicación tópica nasal o bronquial. Los preparados vía
sistémica están indicados en casos de asma intrínseca, con ajuste de dosis vía
oral y el tiempo adecuado de tratamiento. Los corticoides nasales
(pulverizador) en rinitis, en aerosoles en caso de asma bronquial. Estos
últimos se emplearán en las temporadas de mayor presencia de antígenos
(primavera en la polinosis, otoño y primavera en alergia a ácaros…).
Corticoides tópicos: cremas, lociones, pomadas, ungüentos. Afecciones cutáneas.
Cromoglicato disódico y
derivados
Estabiliza la membrana de los mastocitos (células que
intervienen en los cuadros alérgicos) e impiden la liberación de mediadores
químicos (sustancias como: histamina, leucotrienos, bradicinina). Vía
inhaladora, bronquial o nasal. Controla el componente de hiperreactividad
bronquial en el asma.
Broncodilatadores
Medicación dirigida a dilatar la vía aérea a través de una
regulación del sistema nervioso autónomo (simpaticomiméticos y
parasimpaticomiméticos). Se administran por vía inhaladora, en aerosol; tienen
un efecto inmediato contra la sensación de falta de aire. De elección en
pacientes con patologías respiratorias, (asma bronquial).
Teofilinas
Acción broncodilatadora complementaria a los anteriores.
Antileucotrienos
Se utilizan en el asma bronquial; tiene un efecto broncodilatador
añadido al uso de betadrenérgicos y corticoides.
Vacunas o extractos
hiposensibilizantes (inmunoterapia)
Único tratamiento disponible para intentar curar la alergia.
Consiste en la administración de dosis crecientes del antígeno al que se
encuentra sensibilizado el paciente para lograr una posterior tolerancia a
dicho agente. Indicaciones: reacciones alérgicas generalizadas por picaduras de
avispa o abeja, asma bronquial por alergia al polen cuando se modifican los
síntomas y no se controlan, asma por alergia a antígenos perennes (no
estacionales), alérgicos a antígenos en personas en contacto continuo con los
mismos (veterinarios alérgicos a los animales, panadero sensible a harina de
trigo).
Tratamiento de la alergia
en situaciones especiales
Gestación: esteroides a dosis bajas. Dexclorfeniramina.
Lactancia: toma nocturna de antihistamínico, Loratadina.
Contraindicados los antihistamínicos de 1ª generación.
Anafilaxia - Shock anafilático: mantener la vía aérea,
administrar oxígeno, reponer líquidos con sueros, utilizar adrenalina
subcutánea o intravenosa según gravedad, dexclorfeniramina. Si hay
broncoespasmo (cierre de los bronquios) emplear broncodilatadores inhalados,
subcutáneo o intravenoso, y estancia hospitalaria.
Crisis asmática: la severidad del cuadro se mide por el pico
del flujo espiratorio. Se emplea oxigenoterapia, broncodilatadores inhalados o
en aerosol, esteroides intravenosos y, en casos severos, con compromiso vital,
adrenalina.
Otros tratamientos complementarios: los ejercicios
respiratorios son fundamentales en pacientes con crisis asmática. También son
recomendables las técnicas de autocontrol y relajación y la balneoterapia.
6.- PREVENCIÓN
Para prevenir la aparición de alergia, o sus molestos
síntomas cuando la persona ya ha desarrollado la afección, lo más importante es
evitar el contacto con los alérgenos, es decir, todas aquellas sustancias que
desencadenan la reacción exagerada del sistema inmunitario. Sin embargo, esto
no siempre es posible, ya que vivimos rodeados de sustancias potencialmente
alergénicas; debemos, por tanto, seguir una serie de recomendaciones para
minimizar al máximo el contacto con todas esas sustancias que pueden provocar
la reacción alérgica, especialmente cuando ya sabemos cuáles son. Los padres,
además, pueden tomar ciertas medidas para proteger a sus hijos mientras son
pequeños, y reducir así el riesgo de convertirse en alérgicos.
Estos son los consejos más útiles para prevenir las diferentes
alergias existentes:
Prevención de la
alergia al polen
Evita aquellos lugares que concentren más cantidad de polen:
parques, jardines, entornos rurales... Si no es necesario, no salgas a caminar
los días muy ventosos porque el viento arrastra grandes cantidades de polen. Si
tienes que salir, utiliza gafas para protegerte los ojos, e incluso una
mascarilla. Si viajas en coche, hazlo con las ventanillas cerradas.
Las mayores concentraciones de polen se producen a primeras
horas de la mañana (entre las 5,00 y las 10,00) y a últimas de la tarde (19,00
a 22,00), así que no hagas ejercicio u otras actividades al aire libre en ese
horario, y mantén las ventanas de casa cerradas.
Es conveniente que tengas una secadora en casa, o al menos
coloca un tendedero en el interior de la vivienda para que la ropa no permanezca
al aire libre y se llene de polen.
Cuando vuelvas a casa, dúchate, lávate el cabello y cámbiate
de ropa, para eliminar los restos de polen que se hayan podido quedar adheridos
a las prendas y a la piel.
No tengas en casa plantas que te resulten alergénicas.
Prevención de la
alergia a los ácaros del polvo
La decoración de la casa es muy importante en este tipo de
alergia. Cuantos menos muebles y, sobre todo, adornos, menos superficies
susceptibles de acumular polvo y, consecuentemente, ácaros (un gramo de polvo
puede contener cientos de ácaros).
Por la misma razón, debes evitar los suelos de moqueta, las
alfombras, grandes cortinajes, los peluches, las sillas tapizadas...
La ropa debe permanecer dentro de los armarios cerrados, no
colgada durante días en un perchero, o encima de una silla.
Los suelos de madera y, sobre todo, los de cerámica, son los
mejores. Es mejor que la limpieza la realice una persona no alérgica; si esto
no es posible, ponte una mascarilla, pasa la aspiradora y friégalo el suelo
después.
Las paredes, mejor lisas, y que se puedan limpiar con
facilidad. Para guardar los libros, emplea vitrinas o estanterías cerradas.
Ventila la casa con frecuencia para evitar la humedad, ya que
estos animales microscópicos proliferan con temperaturas superiores a los 20 ºC
y humedades comprendidas entre el 70 y el 80%.
Las almohadas y los colchones son auténticos reservorios de
ácaros, por lo que es necesario que estén fabricados con materiales sintéticos,
o enfundados en materiales no permeables. Debes lavar la ropa de cama con
frecuencia, con agua a más de 65 grados. También puedes utilizar fundas
anti-ácaros para proteger el colchón, las almohadas y los sofás, que son los
lugares preferidos de estos seres microscópicos.
En el dormitorio, elimina objetos decorativos como cuadros,
posters, muñecos y peluches. En las habitaciones de los niños, los juguetes
deben guardarse en armarios o cajones después de su uso. Si es posible, mantén
la temperatura de la habitación entre 18 y 20 ºC.
Evita los lugares con mucho polvo.
Prevención de la alergia
a caspa o pelos de animales
No tengas mascotas en casa, y ten el mínimo contacto con las
mascotas de tu familia y amigos, sobre todo si se trata de gatos. Si visitas a
alguien que convive con gatos, es necesario que hayan aspirado la casa antes de
tu llegada, y no debes tocar a los felinos ni permanecer en la misma habitación
con ellos. Cuando vuelvas a casa echa a lavar toda la ropa que hayas llevado
puesta, pues seguramente estará impregnada con su caspa, ya que es muy difícil
de eliminar, incluso con medidas higiénicas adecuadas.
Prevención de la
alergia cutánea
Alergia cutánea. Utiliza ropa confeccionada con tejidos
naturales como algodón o lino, y evita la lana y las fibras sintéticas.
Debes lavar la ropa, incluso la de cama y aseo, con
detergentes que no contengan agentes irritantes.
Cuando te bañes, hazlo con agua templada y no permanezcas
mucho tiempo en remojo.
En tu higiene corporal, utiliza productos no alergénicos, que
respeten el pH de la piel.
Debes secarte con cuidado, empleando toallas suaves y sin
frotar la piel, pero comprobando que no queden zonas húmedas. Es conveniente
que después te hidrates con una crema adecuada a tu tipo de piel.
Evita los cambios bruscos de temperatura y humedad. El sudor
puede empeorar los síntomas.
No te rasques ni fricciones la piel aunque te pique, puedes
provocarte heridas que agraven la lesión.
Evita exponerte al sol si te salen manchas en la piel, y
utiliza ropa y un protector solar adecuados si vas a permanecer al aire libre,
aunque esté nublado.
En el caso de las dermatitis de contacto, evita todas
aquellas sustancias que desencadenen los síntomas. Comprueba la composición de
los productos de limpieza, aseo personal, maquillaje, etc. por si contuvieran
alérgenos.
Prevención de la alergia
a las picaduras de insectos
No es una alergia frecuente, pero puede resultar grave y
conllevar complicaciones, como episodios de anafilaxia. Normalmente, la
reacción alérgica se produce por picaduras de insectos tan comunes en nuestro
medio como avispas, abejas y mosquitos, por lo que evitar los lugares donde
proliferan es la medida preventiva más eficaz. Por lo tanto, si eres alérgico a
las picaduras, tendrás que privarte de salir al campo en primavera y verano.
Aléjate también de los parques y jardines, y de las piscinas que tengan zona
verde y vegetación.
No camines descalzo. Es mejor que evites las sandalias y
utilices calzado cerrado.
Coloca mosquiteras en las ventanas de tu vivienda. Si tienes
terraza, no coloques plantas en ella porque atraerán a los insectos.
En primavera y verano, procura permanecer en sitios cerrados.
Las terrazas al aire libre donde la gente come y bebe suelen ser lugares muy
frecuentados por avispas y mosquitos.
No te pongas ropa de colores vistosos, como el amarillo o el
naranja, o perfumes fuertes, si vas a caminar por la calle.
Procura que otra persona se encargue de tirar la basura al
contenedor, porque los insectos también suelen pulular por donde hay restos
orgánicos.
Si tu alergia a los insectos es severa, debes llevar siempre
encima epinefrina auto inyectable, y acudir a un centro médico inmediatamente
después de la picadura.
Si tienes síntomas como dificultad para respirar, urticaria,
mareo, náuseas, tensión arterial baja, hinchazón de la garganta o lengua,
picazón o inflamación importantes, puede tratarse de una reacción alérgica
grave (aunque nunca antes te haya ocurrido) y debes consultarlo con un médico.
Prevención de la
alergia alimentaria
Debes conocer los alimentos que te producen alergia para
evitar su consumo. Coméntalo con tu médico y hazte una prueba para detectarlos.
Recuerda que entre los alimentos que provocan alergia con más frecuencia están:
leche, huevos, pescado, mariscos, frutos secos, chocolate y cítricos.
Cuando comas fuera de casa, es necesario que te informes
sobre los ingredientes de los guisos y salsas.
Lee atentamente las etiquetas de los alimentos envasados para
asegurarte de que no contienen ni siquiera trazas de los alimentos a los que
eres alérgico. Algunos conservantes, potenciadores del sabor y colorantes
también pueden resultar alergénicos.
Prevención de la
alergia a medicamentos
Algunos medicamentos pueden ocasionar alergias respiratorias,
como la aspirina y sus derivados, los salicilatos (presentes en cremas para
aliviar los dolores musculares, entre otros productos), antiinflamatorios, y
algunos fármacos que se emplean para controlar la tensión arterial.
Advierte siempre a los profesionales sanitarios si eres
alérgico a algún medicamento, porque otros fármacos pueden compartir la misma
sustancia alergénica. También debes avisarles si eres alérgico a ciertos
alimentos porque algunas vacunas, por ejemplo, contienen componentes del huevo.
Consejos generales para
prevenir alergias
No fumes, y no frecuentes lugares donde se concentre humo de
tabaco, porque esta sustancia incrementa la respuesta alérgica y reduce los
factores de defensa de la mucosa respiratoria frente a las infecciones.
Evita los cambios bruscos de temperatura y, en épocas de
epidemia de gripe o catarro, procura no permanecer mucho tiempo en lugares
cerrados donde haya mucha gente (centros comerciales, cines, restaurantes...),
ni tener contacto con personas que tengan algún tipo de infección respiratoria.
Protege tu piel del sol. Utiliza una crema protectora
adecuada para tu tipo de piel si vas a exponerte a la luz solar, aunque no sea
verano.
Los olores fuertes que desprenden algunos productos también
pueden originar alergia y agravar los síntomas y molestias. Si eres alérgico,
ten cuidado con alimentos como salsas picantes y vinagre, perfumes, lacas,
desodorantes, acetona, alcohol, y productos de limpieza para el hogar, entre
otros.
Fuente:
Webconsultas.com
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