HEPATITIS A
HEPATITIS A
La hepatitis A es una enfermedad provocada por un virus que
ataca al hígado provocando una enfermedad de intensidad moderada a severa. El
virus de la hepatitis A se transmite por la ingestión de alimentos o bebidas
contaminados o por contacto directo con una persona infectada por el virus.
La hepatitis A se asocia generalmente a falta de agua potable
y a un saneamiento deficiente.
1.- Definición
La hepatitis A es una enfermedad hepática causada por el virus
de la hepatitis A (VHA). Éste se transmite principalmente cuando una persona no
infectada (y no vacunada) come o bebe algo contaminado por heces de una persona
infectada por ese virus. La enfermedad está estrechamente asociada a la falta
de agua salubre, un saneamiento deficiente y una mala higiene personal.
A diferencia de las hepatitis B y C, la hepatitis A no causa
hepatopatía crónica y rara vez es mortal, pero puede causar síntomas
debilitantes y hepatitis fulminante (insuficiencia hepática aguda), que se
asocia a una alta mortalidad.
2.- Estadísticas
El virus de la hepatitis A es una de las causas más
frecuentes de infección de transmisión alimentaria. Las epidemias asociadas a
alimentos o agua contaminados pueden aparecer de forma explosiva, como la
epidemia registrada en Shangai en 1988, que afectó a unas 300 000 personas. Los
virus de la hepatitis A persisten en el medio y pueden resistir los procesos de
producción de alimentos usados habitualmente para inactivar y/o controlar las
bacterias patógenas.
La enfermedad puede tener consecuencias económicas y sociales
graves en las comunidades. Los pacientes pueden tardar semanas o meses en
recuperarse y reanudar sus actividades laborales, escolares o cotidianas. La
repercusión en los establecimientos de comidas contaminados por el virus y en
la productividad local en general puede ser graves.
3.- Distribución
geográfica
Se pueden distinguir zonas geográficas de nivel elevado,
intermedio o bajo de infección por VHA.
Zonas con altos niveles
de infección
En los países en desarrollo con condiciones de saneamiento y
prácticas de higiene deficientes, la mayoría de los niños (90%) han sufrido la
infección antes de los 10 años. Los infectados durante la infancia no padecen
síntomas visibles. Las epidemias son poco frecuentes porque los niños más
mayores y los adultos suelen estar inmunizados. En estas zonas las tasas de
morbilidad sintomática son bajas y los brotes epidémicos son raros.
Zonas con niveles
intermedios de infección
En los países en desarrollo, los países con economías en
transición y las regiones con niveles desiguales de saneamiento, los niños
suelen eludir la infección durante la primera infancia. Paradójicamente, esas
mejoras de la situación económica y del saneamiento pueden traducirse en una
mayor vulnerabilidad en los grupos de más edad y en tasas de morbilidad
superiores, pues la infección afecta a adolescentes y adultos, y pueden producirse
grandes brotes epidémicos.
Zonas con bajos niveles
de infección
En los países desarrollados con buen nivel de saneamiento e
higiene las tasas de infección son bajas. La enfermedad puede aparecer en
adolescentes y adultos de los grupos de alto riesgo, como los consumidores de
drogas inyectables, los hombres con relaciones homosexuales y las personas que
viajan a zonas de alta endemicidad, así como en algunas poblaciones aisladas,
como las comunidades religiosas cerradas.
4.- Transmisión
El virus de hepatitis A se transmite principalmente por vía
fecal-oral, esto es, cuando una persona no infectada ingiere alimentos o agua
contaminados por las heces de una persona infectada. Los brotes transmitidos
por el agua, aunque infrecuentes, suelen estar relacionados con casos de
contaminación por aguas residuales o de abastecimiento de agua
insuficientemente tratada.
El virus también puede transmitirse por contacto físico
estrecho con una persona infectada, pero no se propaga por contactos
ocasionales.
5.- Síntomas
El periodo de incubación de la hepatitis A suele ser de unos
14–28 días.
Los síntomas de la hepatitis A tienen carácter moderado o
grave y comprenden fiebre, malestar, pérdida de apetito, diarrea, náuseas,
molestias abdominales, coloración oscura de la orina e ictericia (coloración
amarillenta de la piel y la esclerótica ocular). Los infectados no siempre
presentan todos esos síntomas.
Los adultos desarrollan signos y síntomas con mayor
frecuencia que los niños, y la gravedad de la enfermedad, así como la
mortalidad, aumentan con la edad. Los menores de seis años infectados no suelen
tener síntomas apreciables, y solo el 10% muestran ictericia. Entre los niños
más mayores y los adultos la infección suele causar síntomas más graves, con
ictericia en más del 70% de los casos.
6.- Factores de riesgo
Cualquier persona que no haya sido vacunada o no se haya
infectado antes puede contraer la hepatitis A. En las zonas donde el virus está
extendido (alta endemicidad), la mayoría de las infecciones se producen durante
la primera infancia. Entre los factores de riesgo cabe citar los siguientes:
·
Saneamiento
deficiente
·
Falta
de agua salubre
·
Drogas
inyectables
·
Convivencia
con una persona infectada
·
Relaciones
sexuales con una persona con infección aguda por VHA
·
Viajes
a zonas de alta endemicidad sin inmunización previa.
7.- Diagnóstico
Los casos de hepatitis A son clínicamente indistinguibles de
otros tipos de hepatitis víricas agudas. El diagnóstico se establece mediante
la detección en la sangre de anticuerpos IgM e IgG dirigidos específicamente
contra el VHA. Otra prueba es la reacción en cadena de la polimerasa con retro
transcriptasa (RT-PCR), que detecta el RNA del virus de la hepatitis A, pero
puede necesitar laboratorios especializados.
8.- Tratamiento
No hay ningún tratamiento específico para la hepatitis A. Los
síntomas pueden remitir lentamente, a lo largo de varias semanas o meses. El
tratamiento persigue el bienestar y el equilibrio nutricional del paciente,
incluida la rehidratación tras los vómitos y diarreas.
9.- Prevención
La mejora del saneamiento, la inocuidad de los alimentos y la
vacunación son las medidas más eficaces para combatir la hepatitis A.
La propagación de la hepatitis A puede reducirse mediante:
·
Sistemas
adecuados de abastecimiento de agua potable
·
Eliminación
apropiada de las aguas residuales de la comunidad
·
Prácticas
de higiene personal tales como el lavado regular de las manos con agua salubre.
Hay varias vacunas contra la hepatitis A disponibles a nivel
internacional, todas ellas similares en cuanto a la protección conferida y los
efectos secundarios. No hay ninguna vacuna autorizada para niños menores de un
año.
Al cabo de un mes de haber recibido una sola dosis de la
vacuna, casi el 100% de las personas habrá desarrollado niveles protectores de
anticuerpos. Incluso después de la exposición al virus, una dosis de la vacuna
dentro de las dos semanas posteriores al contacto con el virus tiene efectos
protectores. Aun así, los fabricantes recomiendan dos dosis de la vacuna para
garantizar una protección a más largo plazo, de entre cinco y ocho años.
Fuente:
OMS
Comentarios
Publicar un comentario