INDIGESTIÓN
INDIGESTIÓN
Las
superabundancias en la mesa pasan factura, por lo que la moderación debe estar
presente en nuestras comidas y cenas de fin de año. Se puede probar de todo, pero la clave está en no
darse un atracón, pues ello conllevará a padecer una siempre fastidiosa
indigestión que cuando es severa, alarmará no sólo al que loa padece, sino a la
familia que siempre pensará lo peor. En este sentido, la moderación en el
consumo y algunos trucos a la hora de preparar y de servir los alimentos
mantendrán a raya los riesgos.
LA
INDIGESTIÓN
La
indigestión, también conocida como dispepsia, no es una enfermedad, sino un
trastorno transitorio que sobreviene de forma súbita durante el proceso de la
digestión, motivado por diversas causas. Aunque no presenta gravedad por sí
misma, si se sufre de forma crónica puede ser síntoma de una dolencia más
grave.
El
estómago actúa como depósito de los alimentos ingeridos por la boca y
deglutidos, y su función consiste en elaborarlos y transformarlos en el bolo
alimenticio.
Los
alimentos ingeridos entran en el estómago a través de una válvula muscular
denominada cardias. Una vez dentro, las contracciones rítmicas de los músculos
del estómago, junto con la acción química del ácido y las enzimas producidas en
él, desmenuzan los alimentos.
Toda
esta actividad continúa mientras existen alimentos en el interior del
estómago.
El
proceso de la digestión continúa en el duodeno, antes de pasar al intestino, y
dura alrededor de cinco horas.
La
sobreproducción de ácidos potentes y enzimas, que facilitan la realización de
dicho proceso, puede lesionar las membranas mucosas que recubren el estómago;
por otra parte, en algunas personas esta membrana se suele irritar con mucha
facilidad tras la ingestión de determinados alimentos, medicinas o líquidos. En
la mayoría de los casos, esta irritación se manifiesta mediante los síntomas
propios de la indigestión.
A
veces, la poderosa acción de los productos químicos del estómago conduce al
desarrollo de una úlcera en la mucosa, que puede afectar tanto una porción del
estómago como del duodeno.
CAUSAS
La
indigestión se puede desencadenar por:
·
Consumir alcohol
en exceso.
·
Comer alimentos
condimentados, grasosos o grasos.
·
Comer demasiado
(en exceso).
·
Comer demasiado
rápido.
·
Estrés emocional
o nerviosismo.
·
Alimentos ricos
en fibra.
·
Tabaquismo.
·
Demasiada
cafeína.
Otras
causas de indigestión son:
·
Cálculos
biliares.
·
Gastritis (cuando
el revestimiento del estómago resulta inflamado o hinchado).
·
Inflamación del
páncreas (pancreatitis).
·
Úlceras
(intestinal o gástrica).
·
Uso de ciertos
fármacos como antibióticos, ácido acetilsalicílico (aspirin) y antinflamatorios
no esteroides (AINES).
SINTOMAS
Los
síntomas varían de una persona a otra, pero, por lo general, se manifiestan con
una sensación generalizada de malestar, o distensión en el abdomen, o dolor
agudo, sordo o lacerante en el pecho; otros síntomas pueden ser el ardor, las
náuseas, la regurgitación de líquidos ácidos, los eructos, el hipo o la flatulencia.
Cuando
se produce una indigestión crónica, la lengua se seca y se cubre de una
película parda, presentándose con frecuencia halitosis (mal aliento).
COMPLICACIONES
Se
trata de una dolencia que no es grave y que no acostumbra a presentar complicaciones,
aun en los casos de personas que la sufran durante toda su vida. Sin embargo,
si los síntomas se transforman en persistentes y agudos, pueden indicar la
existencia de otras enfermedades más graves, como la úlcera péptica del
estómago, la hernia de hiato, que afecta el esófago, los cálculos biliares o
incluso el cáncer de estómago.
TRATAMIENTO
Los
tratamientos de la indigestión dependen siempre de las causas que la
originen.
Si
la causa es una forma de vida que produce estrés, o una dieta inadecuada, será
necesario cambiar los hábitos alimentarios y, si es posible, combatir las
causas que producen el estrés.
Los
antiácidos pueden ayudar a aliviar los síntomas que se presentan tras la
ingestión de una comida copiosa; es importante seguir las instrucciones del
prospecto de cada tipo de antiácidos, ya que suelen variar.
Si
se trata de una indigestión en una mujer embarazada, debe elegirse con mucha
atención el antiácido que sea adecuado a su estado, debido a que algunos
alteran la absorción de vitaminas o bien están contraindicados en los estados
de gestación.
Si
cambia la pauta de los síntomas, es decir, si la sensación de náuseas después
de comer se convierte en un vómito real, o si la indigestión se presenta cada
día, en lugar de ser de modo ocasional, o si se manifiesta una pérdida de peso
o del apetito, es recomendable consultar al médico.
Si
se sospecha que la indigestión puede ser causada por una enfermedad subyacente,
se realizarán diversas pruebas para determinar un diagnóstico; entre éstas se
incluyen las radiografías del estómago, del duodeno y de la vesícula biliar,
las endoscopias y los análisis de sangre y de materia fecal.
CUIDADOS A SEGUIR
Cambiar
la forma como usted come puede aliviar los síntomas.
·
Destine tiempo
suficiente para las comidas.
·
Mastique los
alimentos cuidadosa y completamente.
·
Evite discusiones
durante las comidas.
·
Evite la
agitación o el ejercicio inmediatamente después de las comidas.
·
Un ambiente
calmado y el reposo pueden ayudar a aliviar la indigestión relacionada con el
estrés.
·
Evite el ácido
acetilsalicílico (aspirina) y otros AINES. Si debe tomarlos, hágalo con el
estómago lleno.
Los
antiácidos pueden aliviar la indigestión.
Los
medicamentos que usted puede comprar sin necesidad de receta, como ranitidina
(Zantac) y omeprazol, pueden aliviar los síntomas. El médico también puede recetar
estos medicamentos en dosis más altas o durante períodos de tiempo más
prolongados.
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