MALFORMACIONES POR LA TALIDOMIDA
MALFORMACIONES
POR LA TALIDOMIDA
La
talidomida, que fue desarrollada por la compañía farmacéutica alemana
Grünenthal GmbH, es un fármaco que fue comercializado entre los años 1958 y
1963 como sedante y como calmante de las náuseas durante los tres primeros
meses de embarazo (hiperémesis gravídica).
Como
sedante tuvo un gran éxito popular ya que, en un principio, se creyó que no
causaba casi ningún efecto secundario y, en caso de ingestión masiva, no
resultaba letal. Este medicamento, producido por Grünenthal GmbH en Alemania,
provocó miles de nacimientos de bebés afectados de focomelia, anomalía
congénita que se caracterizaba por la carencia o excesiva cortedad de las
extremidades.
La
talidomida afectaba a los fetos de dos maneras: bien que la madre tomara el
medicamento directamente como sedante o calmante de náuseas o bien que fuera el
padre quien lo tomase, ya que la talidomida afectaba al esperma transmitiendo
los efectos nocivos desde el momento de la concepción. Una vez comprobados los
efectos teratogénicos nocivos del medicamento (que provocaban malformaciones
congénitas) descubiertos inicialmente por el doctor Widukind Lenz y su
compañero de la Clínica Universitaria de Hamburgo, el español Claus Knapp, este
fue retirado con más o menos prisa en los países donde había sido
comercializado bajo diferentes nombres. España fue de los últimos, pues lo
retiró en 1963.
El
fármaco provocó la denominada "catástrofe de la talidomida", ya que
miles de bebés nacieron en todo el mundo con severas malformaciones
irreversibles. Muchos de estos individuos tuvieron (y tienen) dificultades en
integrarse en la sociedad a causa de su minusvalía. De hecho, nunca se hubiera
sabido su teratogenicidad si la malformación que hubiese provocado fuera más
común, como por ejemplo problemas cardíacos, ya que las focomelias que provoca
son bastante raras.
Además,
la alarma social que provocaron los severos efectos secundarios hizo que los
responsables de Sanidad de muchos países empezaran a hacer un control estricto
de los medicamentos antes de su comercialización. Por ejemplo, en Alemania, uno
de los países más afectados por la talidomida, antes de la catástrofe no
existía ninguna ley ni comisión de control de medicamentos. En efecto, después
de la catástrofe, muchos países paulatinamente empezaron a promulgar leyes de
control de los medicamentos y también la exigencia que éstos sean sometidos a
ensayos farmacológicos y probados en animales, además de ensayos clínicos en
personas antes de su comercialización.
En
Estados Unidos, la doctora Frances Oldham Kelsey, revisora de la FDA, se negó a
autorizar el medicamento y pidió más estudios, aun cuando había sido aprobado
en más de 20 países europeos y africanos. Su insistencia en que el medicamento
debía ser completamente analizado antes de su aprobación fue dramáticamente
justificada cuando sobrevino la catástrofe. Como resultado, las reformas a las
pruebas clínicas de medicamentos fueron aprobadas por unanimidad por el
Congreso en 1962. Estas reformas requerían "límites más estrictos para las
pruebas y la distribución de nuevos medicamentos", para evitar problemas similares.
La enmienda reconoció también, por vez primera, que "la eficacia debería
ser establecida antes de su comercialización". Este medicamento fue
testeado en animales para observar algún tipo de efecto secundario y al no
encontrarse se comercializó. Ahora podemos notar que la prueba de medicamentos
en animales no siempre sirve para saber cuáles serán los posibles efectos
secundarios en humanos.
Mecanismos de acción
El
uso de la talidomida se hace bajo estricta supervisión médica. Su efecto inmunomodulador
y antiinflamatorio se explica mediante la inducción en el incremento de la
relación linfocitos T CD8/CD4 por disminución de los linfocitos T colaboradores
circulantes, además inhibe la producción de Interleucina 1 y 12, los factores
de necrosis tumoral alfa y gamma.
Usos médicos actuales
Se
ha usado con éxito y como terapia alternativa o de segunda elección para
enfermedades como: Lupus eritematoso discoide, enfermedad de Behcet, eritema
nodoso, lepra, enfermedad injerto contra huésped, úlceras aftosas en pacientes
con VIH, estomatitis aftosa recurrente, prúrigo nodular, prúrigo actínico y
mieloma múltiple. Actualmente se están desarrollando estudios con la droga en
casos de prostatitis crónica.
Bibliografía
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Fundamentos de farmacología en terapeútica. Colombia: 4. ª ed; 2002.
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Jara, Miguel
(2007). «Holocausto Talidomida (El Regreso)». Traficantes de salud: cómo nos
venden medicamentos peligrosos y juegan con la enfermedad. Barcelona: Icaria
Editorial. ISBN 84-7426-913-X.
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