SARNA
SARNA
Se
llama sarna o escabiosis a una enfermedad de la piel producida por un ácaro
llamado Sarcoptes scabei, que se puede contagiar con facilidad. Afecta a todo
tipo de personas independientemente del sexo o la raza.
La
sarna no es una infección que ponga en riesgo a la gente que la sufre. Sin
embargo, sí da muchos síntomas molestos, sobre todo por el picor. Cuando se
diagnostica y se trata adecuadamente se llegan a curar casi la totalidad de los
casos. Tan sólo puede suponer un problema en personas cuyo sistema inmunológico
esté deprimido, como sucede en el caso de los enfermos de sida, o aquellos a
los que se les ha trasplantado algún órgano.
Causas de la sarna o escabiosis
El
parásito que causa la sarna en el ser humano se llama Sarcoptes scabei.
Tradicionalmente se ha relacionado la sarna con una mala higiene, pero hoy se
sabe que esto no es así. El ácaro se transmite por el contacto de piel con
piel, ya sea en la convivencia diaria o también en el contacto sexual; puede
vivir hasta tres días fuera de la piel.
Los
ácaros perforan la capa más superficial de la piel, la llamada capa córnea, que
está formada por una sustancia llamada queratina, y una vez dentro forman
túneles que terminan en un punto más amplio llamado “eminencia acarina”. Ahí
viven, ponen sus huevos y mueren. Las larvas pueden salir al exterior a través
de los túneles y contagiar la misma piel o la de otras personas.
Factores de riesgo de la sarna
Los
factores de riesgo son todas las situaciones en las que aumente la probabilidad
de entrar en contacto con el ácaro. Algunos de ellos son:
·
Convivir con una
persona que padezca la sarna; en el día a día es frecuente el contacto entre
familiares o compañeros de vivienda.
·
Entrar en
contacto íntimo puntual con alguien que padezca la sarna, sobre todo en una
relación sexual, aunque no se considera una enfermedad de transmisión sexual.
·
Compartir sábanas
o ropa, aunque es bastante raro el contagio, a no ser que se comparta
inmediatamente después de que la haya usado una persona infectada.
·
Vivir en
campamentos, residencias, centros penitenciarios, academias militares,
etcétera.
Los
animales también pueden tener sarna o escabiosis, pero está causada por otro
tipo de ácaro y no se puede transmitir a las personas.
¡Tampoco
es un medio de contagio bañarse en piscinas, utilizar baños públicos, o ir a
saunas!
Síntomas de la sarna
Los
síntomas de la sarna comienzan a aparecer entre tres y seis semanas después del
contagio. Si es la segunda vez que se sufre un episodio de sarna los síntomas
aparecerán mucho antes (en menos de una semana). Los síntomas iniciales son:
·
Picazón: es
el síntoma principal y el más conocido de la sarna; de hecho, cuando todos los
miembros de una familia comienzan a sentir picor al mismo tiempo, es casi
seguro que se deba a la sarna. En un primer momento el ácaro no provoca picor,
pero cuando comienza a invadir la piel nuestro cuerpo comienza a
sensibilizarse, y días después se defiende con una reacción alérgica. Este
mecanismo se ha estudiado en relación a la alergia a los ácaros. Al principio
el picor es localizado, sólo se siente en las zonas donde se encuentra el
parásito, pero más tarde pica todo el cuerpo. Aumenta por la noche, o cuando se
está muy abrigado, ya que el ácaro está más activo con temperaturas altas.
·
Lesiones primarias: son las alteraciones que provoca el propio parásito. Lo más frecuente
es encontrar en la piel surcos finos de color grisáceo (como si estuviesen
dibujadas por un lápiz) que terminan en un punto más ancho, esas son las
manifestaciones de los túneles y la eminencia acarina que forma el ácaro. El
parásito suele invadir las zonas de la piel con poco pelo, los lugares más
frecuentes son los antebrazos, las muñecas y la piel de entre los dedos de la
mano. En los bebés y niños pequeños la piel es más fina, así que se puede
encontrar al parásito en palmas, plantas, y hasta en el cuero cabelludo.
·
Lesiones secundarias: son las alteraciones de la piel que se producen a
consecuencia de tener la sarna, pero no directamente por el parásito. Las más
importantes son:
Ø
Vesículas:
son bultos llenos de líquido que se forman por la alergia de nuestro cuerpo
hacia el parásito. Son muy pequeños, como la punta de un lapicero. Los lugares
donde aparecen con más frecuencia son los glúteos, los muslos y alrededor del
ombligo.
Ø
Nódulos rojizos: también aparecen como consecuencia de la alergia, son más grandes
(hasta dos centímetros de diámetro), y tienen un color pardo-rojizo. Se
encuentran en las ingles, axilas y espalda. En ocasiones hace falta extirparlos
con cirugía porque duran mucho tiempo después de que se haya curado la sarna.
Ø
Liquenificación de la piel: cuando una persona se rasca constantemente para
aliviar el picor, la piel se defiende volviéndose más gruesa y se parece al liquen,
de ahí este nombre. Cuando ya no hay más rascado la piel volverá a su estado
normal.
Ø
Heridas: el
mismo rascado de la piel puede provocar pequeñas heridas en la piel. Al
romperse esta barrera natural, las bacterias pueden aprovecharlo para provocar
infecciones como el impétigo, la celulitis, la foliculitis, etcétera.
Hay
un tipo especial de sarna que se conoce como la sarna noruega (también llamada
sarna costrosa o hiperqueratósica). Esta enfermedad se descubrió en 1848 en
Noruega y afectaba a pacientes muy enfermos, principalmente con un sistema
inmune muy débil. Hoy en día afecta principalmente a enfermos de sida. Es muy
diferente a la sarna común; en este caso, el picor no existe y zonas amplias de
la piel se afectan apareciendo escamas grisáceas, con un aspecto parecido al de
la psoriasis. Debajo de estas escamas hay miles de ácaros, por lo que este tipo
de sarna se puede contagiar hasta por el aire. Suelen aparecer ganglios
inflamados y muchas alteraciones en la analítica sanguínea.
Otro
problema que puede surgir en las personas que han sufrido sarna es la
escabiofobia. Esta enfermedad aparece después de haberse curado de sarna y
consiste en creer que siguen infectados a pesar del tratamiento. Es más
frecuente en personas que habían tenido alguna enfermedad psiquiátrica antes.
Diagnóstico de la sarna
El
diagnóstico de sospecha de sarna lo puede realizar un médico con la exploración
física y la consulta médica habitual. La sospecha de sarna surge cuando una
persona dice que siente un picor muy intenso, sobre todo si es compartido por
otras personas de su entorno. La visión de las lesiones características de la
piel también ayuda a identificar la sarna como causa de sus problemas.
De
todas formas, es obligado detectar el ácaro en la piel. Para ello se toman
muestras de las lesiones de la piel y se visualizan al microscopio en el
laboratorio. Si se observan huevos, heces, o al propio parásito, se puede
confirmar el diagnóstico de sarna. Las muestras de la piel en la sarna se
pueden tomar de tres formas:
·
Raspado cutáneo: con una cuchilla sin filo se puede raspar la capa superficial de la
piel para liberar al parásito del interior.
·
Biopsia superficial: se utiliza con más frecuencia porque ayuda a diagnosticar otras
enfermedades si la sarna no es el diagnóstico final. Se debe realizar con
anestesia local y a veces es necesario dar un punto de sutura.
·
Aceite de Müller: consiste en abrir el surco que ha formado el ácaro con una aguja fina,
después se aplica el aceite para que el interior salga a la superficie y se
pueda recoger fácilmente.
Tratamiento
El
tratamiento de la sarna consistirá en eliminar el ácaro de la piel y en aliviar
el picor de la persona infectada. No sólo se debe tratar a la persona enferma,
sus familiares o las personas con las que conviva deben recibir tratamiento
aunque no tengan síntomas.
Cuando
se comienza el tratamiento de la sarna la posibilidad de contagiar a otras
personas es muy baja (24 horas después del inicio la posibilidad de contagio
disminuye hasta el 1%). Más del 95% de las personas que reciben tratamiento se
curan de la sarna y no tienen ninguna complicación. Estas son las medidas más
utilizadas para ello:
·
Antihistamínicos orales: el picor tarda en desaparecer varias semanas después
de que se elimine el parásito por completo, por eso es necesario que el médico
recete un tratamiento específico para aliviarlo y evitar el rascado. Los
antihistamínicos se tomarán cada día antes de acostarse. Desgraciadamente, los
más potentes también provocan sueño y hay que tener cuidado en personas que
conduzcan maquinaria.
·
Corticoides: cuando
los antihistamínicos no sean suficientes o no se puedan dar, los corticoides en
crema aliviarán el picor porque disminuyen la alergia. Sólo si los síntomas
continúan se tendrán que dar los corticoides por vía oral.
·
Permetrina:
es un tipo de pesticida que se utiliza frecuentemente en la agricultura. En la
segunda mitad del siglo XX se empezó a utilizar en Panamá en enfermos de sarna.
Hoy es el principal tratamiento en forma de crema o de loción para erradicar el
parásito. Sus efectos secundarios más frecuentes son la irritación de la piel y
el aumento del picor al inicio del tratamiento. Se debe aplicar por todo el
cuerpo, aunque el ácaro sólo haya infectado una región de la piel.
·
Azufre con vaselina: es el tratamiento para eliminar el parásito más seguro en embarazadas,
recién nacidos y niños. El motivo por el que no se utiliza más en el resto de
gente es porque es una sustancia muy desagradable y maloliente.
·
Benzoato de bencilo: otra sustancia que se usa para destruir al ácaro. Se vende en forma de
loción y se aplica en la piel afectada por la noche. Es también un fármaco muy
útil para eliminar los piojos.
·
Ivermectina:
es un medicamento que se toma por vía oral en forma de pastillas. Se utiliza en
muchas infecciones por parásitos, y entre ellas está la sarna. Es la mejor opción
para los pacientes enfermos de sida que tienen sarna noruega.
Prevención de la sarna
Estas
son algunas medidas que pueden ayudar a prevenir la sarna:
·
Evitar el
contacto con personas infectadas de sarna.
·
Lavar la ropa y
sábanas con agua caliente.
·
Tener la
precaución de no compartir ropa, sábanas y toallas en campamentos, residencias,
etcétera.
·
Si hay una
persona infectada en una casa, se deben aumentar las medidas de limpieza:
aspirar alfombras, ventilar las habitaciones, sacudir sábanas en el exterior,
etcétera.
·
Prevenir las
infecciones secundarias de la piel por el rascado. Para eso se recomienda
lavarse las manos a menudo, tener las uñas limpias y cortadas, y utilizar
trapos mojados con agua fría para aliviar el picor.
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