SIDA
SIDA
El
sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida) es el estado avanzado de la
enfermedad producida por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH).
Este
virus destruye de manera progresiva el sistema inmunitario de la persona que lo
padece. En concreto, afecta a las células denominadas linfocitos T4 (también
llamados linfocitos T cooperantes o CD4).
Una
persona infectada por el VIH se denomina seropositiva (VIH positiva) cuando el
virus se encuentra en su organismo pero no presenta síntomas manifiestos; y
desarrolla un cuadro de sida cuando el recuento de linfocitos T4 es menos de
200 células por mililitro cúbico de sangre (el recuento normal de una persona
sana varía entre 500–1500 células por mililitro cúbico) y presenta
manifestaciones clínicas de la enfermedad.
Esto
provoca que el organismo se quede desprotegido frente a las infecciones
oportunistas, que son aquellas infecciones que no se producirían en un
individuo sano, debido a que su sistema inmunitario es capaz de luchar contra
los organismos que las originan. También puede provocar la aparición de cáncer.
Todas
las personas que tienen en su organismo el virus, ya sean seropositivas o hayan
evolucionado a sida, son portadoras y pueden transmitir el virus.
Contagio
El
VIH se contagia a través del semen, la sangre, las secreciones vaginales y la
leche materna. Estos son los fluidos corporales que presentan una concentración
del virus suficiente como para infectar a una persona.
Por
tanto, hay tres vías mediante las cuales el virus del sida sí se contagia:
1.
Vía sexual:
mediante el contacto sexual, ya sea vaginal, anal u oral; siendo el anal el que
presenta un mayor riesgo por la delicadeza de los tejidos y la facilidad con la
que se pueden producir heridas.
2.
Vía sanguínea:
se produce al compartir cualquier material que haya estado en contacto con
sangre de una persona infectada y que pueda ponerse en contacto posteriormente
con la sangre de una persona sana. Puede tratarse de jeringas, agujas, y todo
el material que se use para realizar piercing, tatuajes, o en sesiones de
acupuntura, y no haya sido esterilizado previamente. El riesgo de transmisión a
través de las transfusiones de sangre actualmente es muy bajo, gracias a los
grandes controles que se realizan a la sangre donada.
3.
Vía vertical (madre-hijo): cuando la madre es seropositiva se puede producir la
transmisión del virus durante el embarazo, el parto y la lactancia.
Partiendo
de esto, hay una serie de colectivos que presentan un mayor riesgo de contraer
el VIH:
·
Recién nacidos de
madres con VIH que durante el embarazo no recibieron ningún tipo de terapia.
·
Drogadictos que
comparten agujas para inyectarse drogas por vía intravenosa.
·
Personas que
mantienen relaciones sexuales sin preservativo.
·
Personas que
recibieron transfusiones sanguíneas o hemoderivados entre 1977 y 1985 (en esta
época los exámenes de detección de la enfermedad en las donaciones sanguíneas
no eran un protocolo obligatorio).
·
Prostitutas.
·
En otros fluidos
como las lágrimas, la saliva o el sudor, el virus está presente pero en una
cantidad insuficiente para contagiar a otra persona. De manera que se puede
mantener una estrecha relación con una persona seropositiva sin riesgo de
contagio, mientras que se tengan una serie de precauciones.
No hay contagio por:
Para
infectar el organismo el VIH necesita entrar en la corriente sanguínea (ver
Prevención del sida), y para ello precisa una vía de entrada, bien a través de
heridas recientes, o infectando directamente las membranas mucosas de vagina,
ano o recto, pene, boca, nariz y ojos. De otra forma, no es posible contraer el
virus, por lo tanto el sida no se transmite en los siguientes casos:
·
Compartiendo
vajilla (vasos, tazas, platos, copas) utensilios de cocina y cubiertos, ropa, o
comida. El VIH no se transmite a través de la saliva, ni a través del aire, por
lo tanto no hay peligro cuando se convive con personas infectadas, ni siquiera
en el caso de compartir objetos, ropa y comida con ellos. Tampoco se corre
ningún peligro por abrazar y besar a un enfermo, ni permaneciendo cerca cuando
este tose o estornuda.
·
A través de los
animales domésticos. El VIH no se puede transmitir del ser humano a los
animales, ni viceversa. Los animales pueden ser portadores de otros virus que
afecten a su propia especie provocándoles también deficiencias inmunológicas,
pero no son portadores del VIH y, por lo tanto, no hay riesgo de que el ser
humano se contagie por convivir con estos.
·
Al tener contacto
con saliva, sudor, heces, orina o lágrimas.
·
Por picaduras de
insectos. El caso de los mosquitos, que chupan la sangre, puede crear
confusión, pero el mosquito no inyecta la sangre de una persona (infectada por
VIH o no) en su siguiente víctima. Además, el virus solo puede vivir en células
humanas. Los parásitos de la malaria, que es una enfermedad que sí transmiten
los mosquitos, se reproducen en el organismo del insecto, lo que no sucede con
el VIH.
·
Donando sangre,
semen u órganos. Las agujas y el material empleados durante cualquier donación
están esterilizados, por lo tanto, no existe riesgo alguno para el donante.
Podría ser un riesgo para el receptor en caso de que no se siguieran los
análisis necesarios, que son obligatorios.
·
Acudiendo a
piscinas, recintos deportivos, baños, centros comerciales, cines, restaurantes,
o cualquier otro lugar público, frecuentado por personas infectadas.
Síntomas
Hay
que tener en cuenta que no en todas las personas se manifiesta la enfermedad de
la misma manera. Por lo tanto, unas personas puede que no presenten síntomas
iniciales al infectarse con el virus, mientras que otras experimentan síntomas
que no son específicos, sino que son comunes a muchas enfermedades como son: síntomas
pseudogripales con fiebre, erupción cutánea, inflamación de los ganglios
linfáticos e irritación de garganta.
Algunas
personas permanecen años sin síntomas desde el contacto con el virus hasta que
desarrollan el sida. En todo este tiempo, su sistema inmunitario se va
debilitando por la actuación del virus, de manera que, a medida que va
disminuyendo el recuento de células CD4, aumenta la posibilidad de que se vean
afectados por ciertas enfermedades:
Enfermedades frecuentes con conteo de
CD4 inferior a 350 células/mililitro cúbico
·
Tuberculosis.
·
Virus del herpes
simple.
·
Candidiasis bucal
o vaginal.
·
Herpes Zoster.
·
Linfoma de
Hodgkin.
·
Sarcoma de
Kaposi.
Enfermedades frecuentes con conteo de
CD4 inferior a 200 células/mililitro cúbico
·
Neumonía.
·
Esofagitis por Cándida.
·
Angiomatosis
bacilar.
Enfermedades frecuentes con conteo de
CD4 inferior a 100 células/mililitro cúbico
·
Meningitis.
·
Encefalitis por
toxoplasmosis.
·
Leuco
encefalopatía multifocal progresiva.
·
Diarrea por
criptosporidio.
Etapas
El
sida atraviesa diversas etapas, en las que se aprecian una serie de
diferencias:
Fase inicial
Depende
de una serie de factores:
·
Dosis infectante:
la cantidad de virus que se ha transmitido al organismo.
·
Virulencia de la
cepa: la capacidad para producir daño que tiene el virus con que se ha
infectado.
·
Capacidad de
respuesta de la persona infectada: cada persona reacciona de manera diferente
ante una misma enfermedad.
·
El virus se
disemina en el tejido linfoide y en los ganglios linfáticos.
·
Entre las 2 y las
6 semanas se puede detectar ya el antígeno p24. Este antígeno es el que se
busca en las pruebas para detectar la presencia del virus, aunque hasta que no
hayan pasado 90 días los resultados no pueden considerarse fiables.
Fase crónica
·
Esta etapa tiene
una duración variable, estimada en años, en la que el virus se va
multiplicando.
·
Los afectados
suelen permanecer asintomáticos (sin síntomas).
Fase final
·
Aumento de la
multiplicación del VIH.
·
Aparición de
graves infecciones oportunistas.
Diagnóstico
No
existen síntomas iniciales que puedan hacer sospechar a una persona que se ha
infectado con el virus de inmunodeficiencia humana (VIH). Para comprobarlo, es
necesario realizar un examen de sangre específico, denominado Prueba de
Anticuerpos al VIH (que es gratuita, inocua y confidencial). Si la prueba es
positiva indica que la persona tiene el virus, pero eso no significa que haya
desarrollado la enfermedad, ni que necesariamente vaya a desarrollarla. Hay
muchas personas que están infectadas sin saberlo, de ahí la importancia de un
diagnóstico precoz, que evitaría nuevos contagios.
Hay
que tener en cuenta también que, aunque la prueba es muy sensible y capaz de
detectar cantidades muy pequeñas de anticuerpos, si el resultado es positivo,
es necesario realizar una segunda prueba para confirmar la infección.
Aunque
se trate de una decisión personal, si tienes cualquier duda es conveniente que
te sometas a esta prueba, no sólo para evitar transmitir el virus a otras
personas, sino para que el médico pueda valorar cuándo empezar con el
tratamiento, ya que su efectividad aumenta si se inicia en el momento oportuno.
El periodo de ventana
Durante
un tiempo tras la infección no se pueden detectar todavía los anticuerpos en la
sangre, esta etapa se conoce como periodo de ventana, y es el espacio de tiempo
que tiene que pasar entre una práctica de riesgo y el momento adecuado para
realizar la prueba del VIH y que su resultado se considere fiable. Por lo
general, desde que el virus entra en el organismo hasta que los anticuerpos
aparecen en la sangre pasan entre cuatro y ocho semanas pero, para mayor
seguridad, se aconseja que la prueba se realice tres meses después de la
práctica de riesgo.
En
el caso de los bebés que han podidos ser infectados por una madre seropositiva,
para que la prueba de anticuerpos resulte fiable hay que esperar a que el
sistema inmunológico del niño esté totalmente desarrollado, lo que tarda entre
12 y 18 meses.
Técnicas se emplean para detectar la
infección por el VIH
En
la mayoría de los casos se usan técnicas inmunoenzimáticas (EIA, ELISA) en una
muestra de sangre. En caso de que el resultado sea positivo, con la misma
muestra de sangre extraída se realiza una técnica más específica para confirmar
el resultado, siendo el Western Blot el método más empleado.
El
VIH también puede determinarse por métodos directos que incluyen el cultivo
vírico, la determinación del antígeno p24 en plasma o suero y la demostración
de genoma vírico mediante técnicas de biología molecular (PCR). Estos métodos
se reservan para situaciones especiales: estudios de variabilidad genética,
diagnóstico de recién nacidos, screening de donantes, seguimiento de pacientes
VIH positivos, etcétera.
La prueba del sida
La
única forma fiable de saber si una persona está o no infectada por el virus del
sida es mediante la prueba del VIH. Estos test miden, mediante un sencillo
análisis de sangre, los anticuerpos que genera el organismo frente al VIH.
Solo
en España, una de cada tres personas infectadas por el VIH no sabe que lo está,
de ahí la importancia de hacerse la prueba ante la mínima sospecha de
infección.
¿Cuándo debo hacerme la prueba del sida?
Si
has tenido una práctica de riesgo o has estado en una situación de posible
contagio, acude a tu médico lo antes posible, no sólo por quitarte de encima la
angustia del “¿estaré infectado?”, sino porque la anticipación es crucial,
tanto para evitar que la infección se extienda y tu salud empeore, como para no
contagiar a otras personas.
En
tu centro sanitario te indicarán si debes hacerte la prueba y, en caso de que
el resultado sea negativo, si es necesario repetírtela de nuevo y cuándo. Y es
que debes tener en cuenta que el sistema inmunitario tarda entre dos y ocho
semanas en producir anticuerpos suficientes para ser detectados por la prueba.
Este tiempo no es igual para todo el mundo, casi todas las personas generan
estos anticuerpos a los tres meses de la práctica de riesgo, pero en algunos casos
se puede tardar hasta seis meses, por lo que conviene no bajar la guardia.
Es
recomendable que te hagas la prueba del VIH si te encuentras en alguno de estos
casos:
·
Si has tenido
relaciones sexuales con penetración (anal o vaginal) sin utilizar preservativo
con una mujer o un hombre con VIH, o con una o diversas parejas de las que no
puedas tener la seguridad de que no estuvieran infectadas. También el sexo oral
supone un riesgo, sobre todo si tienes alguna herida en la mucosa bucal cuando
lo practiques. Aunque esto sucediera hace años y desde entonces no hayas vuelto
a incurrir en prácticas de riesgo, es conveniente que te hagas la prueba para
asegurarte que no te contagiaron.
·
Si presentas
signos o síntomas indicativos de infección por VIH o enfermedad característica
de sida.
·
Si en algún
momento de tu vida has compartido el material para inyectarse drogas
(jeringuillas, agujas, cucharas, filtros…).
·
Si te has hecho
un tatuaje o un piercing y no estás seguro de las condiciones higiénicas del
material empleado.
·
Si has padecido
alguna infección o enfermedad de transmisión sexual (gonorrea, sífilis, herpes
genital...).
·
Si estás
embarazada o piensas tener un hijo.
·
Si tienes una
pareja estable y queréis dejar de usar el preservativo en sus relaciones sexuales.
·
Si has tenido
relaciones sexuales sin protección en países de alta prevalencia de infección
por VIH.
Pruebas rápidas de detección del VIH
La
ventaja de estas pruebas es que se reduce el tiempo de espera desde la
extracción de la muestra hasta la obtención del resultado, que se puede tener
en tan solo 30 minutos. Sin embargo, no tiene nada que ver con el tiempo que se
tarda en producir anticuerpos detectables desde el momento de la infección. Por
otro lado, tienen la ventaja de que no requieren un laboratorio para realizar
el análisis, pero ten en cuenta que un resultado positivo a estas pruebas
requiere una confirmación posterior de laboratorio. Un resultado negativo no
requiere confirmación, es fiable. Basta con una pequeña muestra de sangre
obtenida de un dedo mediante un pinchazo para poder hacer la prueba. También
pueden hacerse en saliva y orina.
¿Qué pasa si el resultado de la prueba
de VIH es positivo?
Un
resultado positivo significa que tienes anticuerpos contra el VIH, y que te has
infectado con el virus. Esto no quiere decir que tengas sida, no todas las
personas infectadas por el VIH desarrollan el sida. En este caso acude cuanto
antes a tu médico para que te informe de los pasos a seguir. El tratamiento
antirretroviral mejora la calidad de vida y retrasa la progresión de la
enfermedad.
La
información sobre el VIH es fundamental para que sepas cómo has de cuidarte,
protegerte de reinfecciones y evitar la transmisión a otras personas. Existen
numerosas organizaciones de afectados que te pueden proporcionar ésta y otras
informaciones, y asesoramiento de manera gratuita. Además, pueden ayudarte a
encontrar a otras personas en tu misma situación, con las que poder compartir
tus sentimientos y experiencias, consejos… Puedes encontrar ayuda en este
enlace.
¿Me pueden realizar la prueba del VIH
sin mi consentimiento?
La
prueba diagnóstica del VIH es voluntaria, requiere el consentimiento de la
persona y se debe guardar la confidencialidad de la información, tanto en el
sistema sanitario público como en el privado.
Las
pruebas de detección sí son obligatorias en los siguientes casos: en las
donaciones de sangre, plasma sanguíneo y productos hemoderivados, en los trasplantes
e implantación de órganos humanos y en técnicas de reproducción asistida.
Por
otro lado, si tienes más de 16 años no necesitas tener el consentimiento de tus
padres para realizarte la prueba del VIH.
¿Qué puedes hacer si te has expuesto a
una situación de riesgo de infección por VIH?
La
profilaxis post exposición no ocupacional (PPENO) es una medida de prevención
secundaria dirigida a evitar el desarrollo de la infección por el VIH tras una
exposición accidental al virus, por vía sexual o parenteral, fuera del ámbito
sanitario. Si has estado expuesto a una situación de riesgo y no han
transcurrido 72 horas desde la exposición al VIH, puedes acudir,
preferiblemente en las seis primeras horas, al servicio de Urgencias de un
hospital, donde valorarán el riesgo y podrán aconsejarte iniciar un tratamiento
preventivo con fármacos antirretrovirales durante 28 días que podría evitar la
infección.
Tratamiento
No
hay cura conocida para el sida. Ningún tratamiento elimina por completo el
virus del organismo. Sin embargo, sí hay disponibles tratamientos del sida que
ayudan a mantener el recuento de CD4 alto y mejoran la calidad de vida de los
pacientes.
Es
muy utilizada la terapia antirretroviral altamente activa (HAART en inglés o
TARGA en español). Se trata de una combinación de varios fármacos
antirretrovirales, cuya finalidad es impedir que se multiplique el virus.
Consigue reducir el número de partículas de VIH en la sangre, y permite que el
conteo de CD4 permanezca alto, lo que conduce a mejorar y prolongar la vida del
paciente. Aunque hay que tener presente que el paciente puede seguir
transmitiendo el virus.
Esta
terapia tiene sus inconvenientes, y es que pueden aparecer los efectos
secundarios específicos de cada uno de los fármacos que componen la terapia.
Entre los más comunes: náuseas, dolor de cabeza, debilidad, malestar general, y
acumulación de grasa en la espalda y en el abdomen. Cuando se utilizan durante
un tiempo prolongado aumentan el riesgo de que el paciente sufra un ataque
cardíaco.
El
médico que prescriba este tratamiento tiene que hacer un seguimiento al
paciente para valorar estos posibles efectos secundarios y, cada tres meses, solicitar
análisis de sangre para medir los conteos de CD4 y la carga viral del VIH.
Otro
inconveniente de esta terapia es que el VIH se puede hacer resistente al
tratamiento, por lo que sería preciso cambiar la combinación, y sustituir unos
fármacos por otros.
Actualmente
se dispone de pruebas genéticas capaces de determinar si una cepa de VIH es
resistente a un fármaco concreto, lo que puede ayudar a seleccionar la mejor
combinación de medicamentos posible para cada persona, y modificar así el
tratamiento farmacológico cuando este comienza a fallar.
En
el caso de que se trate de una mujer embarazada, el tratamiento debería incluir
zidovudina (AZT), desde el comienzo del 2º trimestre hasta el final del
embarazo y el parto. El bebé también debe ser tratado durante las 6 primeras
semanas de vida.
Otros
fármacos usados son: lamivudina o nevirapina.
Es
muy beneficioso para los enfermos de sida mantener una buena nutrición, ya que
es frecuente observar deficiencias de cinc, selenio, cobre, vitamina B6 y
vitamina B12. El hecho de mantener unos niveles correctos de nutrientes les
proporcionará una mejora en la función del sistema inmunitario, así como el
mantenimiento del peso corporal, lo que mejorará la respuesta al tratamiento.
Pronóstico
El
sida es una enfermedad mortal si no se aplica algún tratamiento. La muerte se
produce generalmente por neumonías, enfermedades neurológicas, o diferentes
tipos de cáncer.
La
esperanza de vida de una persona con sida, aunque ha aumentado mucho en los
últimos años, aún no se asemeja a la de una persona sana. Sin embargo, la
terapia antirretroviral altamente activa ha conseguido incrementar el tiempo de
vida de las personas con VIH, y se ha podido constatar que si los niveles de
VIH permanecen inhibidos y el conteo de CD4 se mantiene alto (superior a 200
células/mm3), se puede prolongar y mejorar notablemente el pronóstico y la vida
del enfermo.
Detectar
y tratar adecuadamente la enfermedad es imprescindible para aumentar la
supervivencia y la calidad de vida de los pacientes. Así, el 15% de los bebés
con sida no tratados desarrollan síntomas graves y mueren antes del primer año
de vida, mientras que el 95% de los niños con sida tratados sobrevive hasta los
16 años como mínimo.
Algunas recomendaciones para mejorar el
pronóstico
Aunque
todavía no se pueda erradicar el sida, sí se puede aprender a vivir lo mejor
posible con la enfermedad, y alargar así la esperanza de vida.
·
Aceptar la
realidad es el primer paso para combatir la enfermedad. Si cree que ha estado
en situación de riesgo, lo mejor es que se realice la prueba del VIH.
·
Hable con su
médico y pida la información que necesite para seguir su tratamiento y los
hábitos de vida que más le convienen.
·
No pierda la
ilusión ni suspenda sus planes. La vida continúa también para usted.
·
Mantenga una
actitud positiva. Preocuparse demasiado puede generarle ansiedad y estrés y
perjudicar su sistema inmunitario. Procure relajarse y realizar actividades que
le resulten placenteras en compañía de sus seres queridos.
·
Si necesita
ayuda, no dude en pedirla, ni la rechace cuando se la ofrezcan.
·
Practique
ejercicio en la medida de sus posibilidades.
·
Procure dormir
ocho horas diarias y descanse siempre que se encuentre fatigado.
·
No deje de comer
y siga una dieta equilibrada. Una buena nutrición forma parte del tratamiento
para luchar contra la enfermedad y las complicaciones asociadas.
·
Debe tomar solo
aquellos medicamentos que le recomiende su médico, y consultarle siempre ante
un nuevo síntoma en vez de auto medicarse. No olvide que los efectos
secundarios de los fármacos pueden perjudicar su salud e influir negativamente
sobre su alimentación.
·
Deje de fumar y
evite el consumo de alcohol. Fumar debilita el sistema inmunológico y favorece
la aparición de infecciones. El alcohol, además de perjudicar el hígado,
provoca la pérdida de vitaminas en el organismo.
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