HEMORROIDES

HEMORROIDES

Las hemorroides se originan cuando las venas situadas en la zona baja del recto o en el ano se dilatan excesivamente, convirtiéndose así en varicosidades. Estas dilataciones, además de ser molestas, pueden ser dolorosas.

1.   Tipos de hemorroides

Se distinguen tres tipos de hemorroides atendiendo a su situación respecto al conducto anal:

Hemorroides Internas: si las venas afectadas se localizan en la zona baja del recto, por encima del ano, y están cubiertas por mucosa.
Hemorroides Externas: cuando están situadas debajo de la unión del ano con el recto.
Hemorroides Mixtas: si afectan a los dos tipos de venas.

2.   Síntomas

Algunos casos de hemorroides leves son asintomáticos, pero los síntomas más habituales son:

Sangrado: se produce generalmente al defecar. Normalmente es escaso y se detecta por rastros de sangre en la taza o manchas en el papel higiénico.
Prolapso: se trata de un bulto que aparece cuando las hemorroides salen desde el interior del ano y resulta difícil introducirlas de nuevo.
Secreción: la secreción de moco procedente de la propia mucosa anal es típica de hemorroides internas. Puede causar irritación de la piel y provocar prurito (picor) o sensación de quemazón, especialmente durante la defecación.
Dolor: las hemorroides internas no suelen doler, al contrario de las externas, que son particularmente molestas cuando salen fuera del ano por la presión del anillo anal.

3.   Causas

Las causas que se dan con más frecuencia en la aparición de hemorroides son:

Factores hereditarios: si hay antecedentes familiares (padres o abuelos que padecieron de hemorroides), existe un mayor riesgo de sufrirlas.
Estreñimiento: las heces duras y secas (muy compactas) oprimen las venas hemorroidales. La situación contraria, una diarrea excesiva, también puede originar hemorroides a causa de la irritación.
Postura inadecuada: Permanecer de pie o sentado durante mucho tiempo seguido sin cambiar de posición (por ejemplo, durante el desempeño del trabajo).
Embarazo: es muy frecuente que se presenten durante el embarazo, incluso en mujeres que nunca han padecido este problema con anterioridad. Sucede sobre todo en las últimas semanas, por el aumento de la presión que ejerce el útero sobre las venas hemorroidales, y también durante el parto, debido al esfuerzo.
Sobrepeso: el exceso de grasa abdominal también produce presión en las venas ilíacas y hemorroidales.

4.   Tratamiento

Estas son algunas pautas recurrentes en el tratamiento de las hemorroides:

a.      Tomar baños de asiento con agua tibia-fresca (3-4 al día) durante 10-15 minutos.
b.      Aplicar crio compresas o hielo en la zona afectada, para aliviar los síntomas como el dolor, el picor y la inflamación.
c.       Crema antihemorroidal, que funciona como analgésico local y mejora los síntomas de forma inmediata.
d.      Analgésicos por vía oral para eliminar el dolor.
e.      Se pueden emplear remedios naturales, haciendo una infusión con plantas, como la manzanilla, la bardana, la caléndula y el castaño de Indias, que favorecen la circulación venosa, y tomar los baños de asiento con este preparado.
f.        Usar toallitas higiénicas para hemorroides en vez de papel higiénico, que hidratan, alivian los picores, y previenen posibles infecciones en la zona.

Si se trata de hemorroides internas sangrantes, o muy molestas (picor o dolor importante y continuado, secreción mucosa abundante), se pueden emplear ciertos métodos para eliminarlas, como:

        I.            Colocar unas bandas elásticas en la base de la hemorroide, estrangulándola hasta que se cae sola al cabo de unos días. Al principio, el paciente puede sentir molestias y tener alguna pérdida leve de sangre.
      II.            La coagulación, con láser o luz infrarroja, que aplica calor sobre el tejido afectado con el objeto de coagular las venas sobre la hemorroide, que se encoge y desaparece. La electrocoagulación también interrumpe el suministro de sangre a la hemorroide. Esta técnica ocasiona molestias y hemorragia durante algunos días.
    III.            La crioterapia. Se utiliza nitrógeno líquido para congelar la hemorroide y destruirla. El inconveniente es que suele producirse inflamación del ano y la cicatrización es lenta.
   IV.            Las inyecciones esclerosantes. Se inyectan sustancias en las hemorroides, que provocan su cicatrización, disminuyendo los síntomas.

Cirugía para las hemorroides

La hemorroidectomía (eliminación quirúrgica de las hemorroides) se usa generalmente para las hemorroides internas de gran tamaño, molestas, y que no han respondido a otros tratamientos. Está considerada como el método más eficaz para tratar las hemorroides internas aunque, como toda cirugía, conlleva riesgos e inconvenientes. Un riesgo derivado de una intervención quirúrgica hemorroidal es la formación de coágulos en las piernas. Estos coágulos pueden producirse días después de la intervención y ocasionan hinchazón y dolor agudos.

Otro riesgo específico de la operación de hemorroides, aunque poco frecuente, es la estenosis anal, que consiste en un estrechamiento del ano y afectación del control de los intestinos que dificulta la evacuación. En la mayoría de los casos, sin embargo, el paciente es levantado poco después de la cirugía y dado de alta en las 24 horas siguientes. Durante los primeros días es habitual que se presente dolor y un ligero sangrado. Si el sangrado es intenso, debe acudirse inmediatamente al médico.

Otra técnica empleada para operar hemorroides es la anopexia mucosa circular (AMC), que utiliza una grapadora circular para impedir el flujo de sangre y reducir el prolapso mucoso anal. Esta técnica fue ideada por el cirujano italiano Antonio Longo y disminuye el dolor postoperatorio tan temido por los pacientes, aunque se precisan estudios que demuestren su eficacia a largo plazo.

5.   Prevención

Lo mejor es evitar la aparición de las hemorroides corrigiendo, en la medida de lo posible, las causas que las originan:

        i.            Alimentación

Es muy importante sustituir una dieta inadecuada por otra rica en fibra, frutas, legumbres y verduras, así como ingerir entre un litro y medio y dos litros de agua al día para evitar el estreñimiento. La fibra tiene la cualidad de absorber el agua y aumentar el volumen de las heces, cuya consistencia es más blanda y, por lo tanto, facilita su evacuación. Es conveniente disminuir el consumo de sal, debido a que favorece la retención de líquidos y, por lo tanto, provoca congestión venosa. La ingestión de alcohol, por su parte, perjudica la circulación sanguínea, dificulta la digestión e irrita el estómago y los intestinos.

También se debe moderar el consumo de ciertos alimentos y sustancias irritantes, como: chile, especias, mostaza, vinagre, ajo, cebolla, grasas y café.

      ii.            Ejercicio

Practicar deporte suave de forma regular, como caminar o nadar, tonifica la musculatura, activa la circulación y ayuda a mejorar el tránsito intestinal, reduciendo la posibilidad de padecer hemorroides. Sin embargo, ciertos deportes como el ciclismo, la equitación y el motociclismo no son aconsejables. Tampoco lo son aquellos que conlleven realizar grandes esfuerzos (por aumentar la presión sobre la zona ano rectal), y los que supongan cargas excesivas de peso (como la halterofilia).

    iii.            Postura

Procurar no permanecer de pie o sentado durante largos periodos de tiempo.

    iv.            Defecar

Hay que evitar esfuerzos al defecar y utilizar papel higiénico suave, toallitas húmedas o baños con agua tibia, para limpiar el ano. Muchas personas sienten dolor al evacuar cuando tienen estreñimiento y evitan o retrasan ir al baño, lo que produce más estreñimiento y empeora el cuadro hemorroidal. Tampoco se debe retrasar el momento de ir al baño cuando se presenta la necesidad, ni permanecer mucho tiempo sentado en el inodoro.

      v.            Sobrepeso

El exceso de peso, especialmente si la grasa se concentra en el abdomen, comprime las venas hemorroidales.

    vi.            Ropa

No se debe utilizar ropa muy ceñida.

  vii.            Esfuerzo

Realizar grandes esfuerzos, como levantar objetos muy pesados con frecuencia, puede facilitar la aparición de hemorroides.


Fuente: Webconsulta

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