GASTRITIS

GASTRITIS

La gastritis es una inflamación de la mucosa gástrica, que es la capa de células que reviste el estómago por dentro protegiéndolo de la acidez de los mismos jugos gástricos. Aunque no es correcto, es frecuente que el término gastritis sea utilizado como sinónimo de dispepsia (dolor o molestias en el abdomen superior, así como síntomas de quemazón, presión o plenitud relacionados muchas veces, aunque no necesariamente, con las comidas).

La gastritis puede estar producida por múltiples causas: alcohol, tabaco, alimentos, fármacos (antiinflamatorios no esteroideos), cirugías importantes, o infecciones (la bacteria Helicobacter pylori se relaciona con el 80% de las gastritis). Los síntomas son muy variables, ya que cada individuo puede experimentarlos de una forma diferente. Los más frecuentes son malestar o dolor de estómago, náuseas, vómitos, eructos, ardor, o presencia de sangre en el vómito o en las heces.

El diagnóstico de la gastritis es histológico, es decir, es necesario realizar una gastroscopia y obtener una muestra de la mucosa gástrica mediante biopsia para que pueda ser analizada. Por tanto, el diagnóstico de la gastritis no es únicamente clínico (no se basa solo en los síntomas) sino que es necesaria la realización de pruebas invasivas (gastroscopia y biopsia) para confirmar su existencia.

Generalmente, el tratamiento de la gastritis incluye antiácidos y otros medicamentos que ayudan a disminuir la acidez en el estómago, aliviando así los síntomas y favoreciendo la curación de la irritación de su pared. Si la gastritis está relacionada con una enfermedad o una infección, también se tratará ese problema.

Por último, se recomienda a los pacientes realizar cambios en su dieta, evitando ciertos tipos de alimentos, bebidas o fármacos que puedan producir irritación de la pared estomacal.

La clasificación de las gastritis es compleja, pero a modo de resumen se puede decir que se dividen en aguda, crónica, y formas especiales de gastritis. A continuación veremos las características en cuanto a causas, síntomas y tratamiento de cada una de ellas.

1.  Gastritis aguda, causas, síntomas y tratamiento

La forma principal es la gastritis aguda erosiva o hemorrágica, que se caracteriza por la presencia de erosiones en la pared del estómago que afectan únicamente a la mucosa.

Puede estar producida por diferentes causas:

·        Gastritis de estrés: los pacientes con enfermedades graves (poli traumatizados, grandes quemados, hipertensión intracraneal…), específicamente aquellos ingresados en las unidades de cuidados intensivos, pueden presentar úlceras o erosiones que a menudo se manifiestan como hemorragia. Estas lesiones se producen por múltiples causas, entre las que se encuentran la hipersecreción ácida del estómago y la pérdida de los mecanismos defensivos de la mucosa gástrica.
·        Gastritis por tóxicos: antiinflamatorios, alcohol, cocaína, cáusticos, enzimas producidas por el páncreas, reflujo biliar.
·        Gastritis producida por Helycobacter pylori, que es una bacteria que infecta la mucosa del estómago produciendo en ocasiones úlceras o algunos tipos de gastritis. En muchos casos, las personas infectadas nunca llegan a desarrollar ningún síntoma.

Síntomas de la gastritis aguda

Los síntomas de la gastritis aguda varían mucho de unas personas a otras, y en muchos casos los pacientes permanecen asintomáticos. Los más frecuentes son dolor abdominal, náuseas, vómitos, pérdida de apetito, dispepsia (dolor, molestias o sensación de plenitud gástrica, más frecuente en la gastritis producida por H. pylori) y, en los casos más graves, hemorragia digestiva (vómitos con sangre o deposiciones negras, pegajosas y malolientes). En ocasiones, esta hemorragia digestiva puede ser muy sutil, manifestándose únicamente a través de anemia leve debida a las pequeñas pérdidas de sangre que se producen.

La historia clínica y la analítica de sangre (donde se puede ver anemia) ayudan a sospechar una gastritis aguda, pero el diagnóstico de confirmación de ésta es histológico, es decir, es necesario analizar en el microscopio una muestra de tejido del estómago obtenida mediante una gastroscopia. En esta muestra se observan erosiones que afectan únicamente a la mucosa y no afectan a capas más profundas de la pared estomacal.

Tratamiento de la gastritis aguda

Existen diferentes opciones para el tratamiento de la gastritis aguda. En ocasiones no es necesario tratarlas, puesto que las gastritis se pueden resolver espontáneamente. En primer lugar es importante evitar los alimentos irritantes (café, té, alcohol, pimienta, mostaza, vinagre…) o las sustancias que pueden dañar la mucosa gástrica, como los antiinflamatorios.

Los fármacos que se pueden utilizar para prevenir la aparición de gastritis son los antiácidos, los antagonistas H2 (que disminuyen la secreción ácida del estómago), o el sucralfato. Estos fármacos consiguen mantener un pH en el estómago no excesivamente ácido, disminuyendo así los síntomas de la gastritis y facilitando la curación. Sin embargo, esto tiene un inconveniente, pues al disminuir la acidez se favorece que puedan crecer bacterias que produzcan otro tipo de infecciones, como las infecciones pulmonares.

La gastritis mejora a medida que lo hace la situación del enfermo, desapareciendo las lesiones a las 48 horas de la agresión aproximadamente. Cuando aparecen complicaciones como la hemorragia digestiva puede ser necesaria la realización de una gastroscopia, aunque la mayoría de las veces la hemorragia cede de forma espontánea sin necesidad de realizar pruebas invasivas. La cirugía (que generalmente consiste en la extirpación de todo el estómago) presenta una mortalidad muy elevada, y solo debe utilizarse como último recurso.

2.  Gastritis crónica, tipos, síntomas y tratamiento

La gastritis crónica consiste en una inflamación crónica de la mucosa del estómago que afecta inicialmente a áreas superficiales y glandulares de la mucosa, progresando a la destrucción glandular (atrofia) y metaplasia (el término metaplasia intestinal indica la conversión de las glándulas del estómago en otras parecidas a las del intestino delgado). De esta forma, la gastritis superficial se acaba transformando en gastritis atrófica.

Tipos de gastritis crónica y síntomas

La incidencia de la gastritis crónica se incrementa con la edad, siendo más frecuente en ancianos que en jóvenes. Existen varios tipos de gastritis crónica:

·        Gastritis tipo A o fúndica: es bastante rara. En este tipo de gastritis, la inflamación afecta fundamentalmente al cuerpo y al fundus, que son las porciones superior y media del estómago. Puede causar anemia perniciosa –un tipo de anemia producida por una deficiencia de vitamina B12–, ya que una de las causas más comunes de anemia perniciosa es el debilitamiento de la pared del estómago (gastritis atrófica). Es frecuente que al realizar una analítica de sangre a estos pacientes se observen en la sangre anticuerpos frente a las células parietales del estómago y frente al factor intrínseco (una sustancia producida por las células del estómago que permite la absorción en el intestino de la vitamina B12), lo que sugiere que esta enfermedad tiene una base autoinmune. Este tipo de gastritis predispone a un mayor riesgo de desarrollar cáncer de estómago (adenocarcinoma).
·        Gastritis tipo B: es la más frecuente. Afecta al antro (porción más inferior del estómago, cercana al píloro) en personas jóvenes, o a la totalidad del estómago en ancianos. Aparece en casi toda la población mayor de 70 años, y está producida por la infección crónica por la bacteria H. pylori. Este tipo de gastritis también predispone a tener mayor riesgo de cáncer (fundamentalmente los tipos adenocarcinoma tipo intestinal y linfoma MALT).

El diagnóstico de la gastritis crónica es también histológico (es necesaria la obtención de una muestra mediante gastroscopia), observándose al microscopio los cambios típicos que se producen en la mucosa del estómago. Se debe hacer diagnóstico diferencial con otras enfermedades como la úlcera duodenal, la hernia de hiato, la pancreatitis crónica, o el síndrome de intestino irritable.

Tratamiento de la gastritis crónica

Las gastritis crónicas asintomáticas no necesitan tratarse.

En los pacientes con síntomas el tratamiento debe ser personalizado. Se aconseja evitar alimentos irritantes y antiinflamatorios.

En la gastritis atrófica producida por H. pylori es necesario instaurar tratamiento con antibióticos (la pauta más utilizada es la asociación de inhibidores de la bomba de protones –el  más conocido es el omeprazol–, amoxicilina y claritromicina, durante 7 o 10 días.

En la anemia perniciosa se necesita el aporte indefinido de vitamina B12.

Finalmente, si se presenta anemia por niveles bajos de hierro, se utilizarán suplementos de hierro para recuperar los depósitos.

Dieta aconsejada en pacientes con gastritis

En pacientes con gastritis se recomienda seguir ciertas pautas dietéticas, evitando el consumo de comidas y bebidas que puedan empeorar los síntomas:

Alimentos recomendados para la gastritis: pasta, arroz, pan blanco, verduras cocidas y sin “la piel”, papa, frutas cocidas, carnes secas, pescados, clara de huevo, productos lácteos desnatados, agua y bebidas sin cafeína. Los alimentos se deben preparar hervidos, al horno, a la plancha o al vapor, evitando las frituras.

Alimentos que se deben tomar con moderación: verduras crudas, ajo, cebolla, tomate, pepino, pimiento, productos integrales o ricos en fibra, frutas con piel, leche entera, nata y mantequilla, quesos curados, embutidos, chocolate, bollería, zumos de uva y cítricos, bebidas carbonatadas.

Alimentos que es mejor evitar durante la gastritis: alimentos y bebidas muy fríos o muy calientes, pimienta, vinagre, pimiento molido, mostaza, café, té, alcohol.


Por último, también se recomienda no ingerir fármacos que dañen la mucosa gástrica (aspirina, antiinflamatorios) y evitar, en la medida de lo posible, situaciones de estrés, pues éste favorece la secreción ácida del estómago.

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