IMPÉTIGO
IMPÉTIGO
Se llama impétigo vulgar o impétigo contagioso a una
infección de la piel producida por bacterias, que afecta principalmente a niños
pequeños.
El impétigo debe ser tratado cuanto antes, no porque en sí
mismo sea una enfermedad grave, sino porque es muy contagioso para las personas
que están en contacto con el niño, y también porque en algunos niños
desencadena una reacción del sistema inmunológico que daña a los riñones: la
glomerulonefritis pos infecciosa.
Causas
Las causas del impétigo se deben a dos tipos de bacterias que
casi siempre infectan al mismo tiempo:
Estafilococo dorado (S.
aureus): es una
bacteria que invade la piel de personas sanas prácticamente siempre. No supone
ningún problema habitualmente, pero en los niños pequeños el sistema inmune o
la piel no son lo suficientemente maduros y es más fácil que consiga crear
infección.
Estreptococo piogénico
(S. pyogenes): no se
puede encontrar esta bacteria en personas sanas, sólo aparece cuando causa
infección, y muchas de estas infecciones son muy graves. Sin embargo, el que
esta bacteria esté presente en el impétigo no significa que la enfermedad sea
más grave.
Estas bacterias están multiplicándose continuamente en
nuestra piel, pero sólo cuando detectan una debilidad de nuestras barreras
defensivas deciden atacar conjuntamente.
Síntomas
Los síntomas del impétigo se aprecian en la piel, que
presenta las siguientes características:
·
Inicialmente
la piel toma un color más rojizo, como si estuviera irritada, y el paciente
siente picor en la zona.
·
Brotan
vesículas y pequeñas ampollas de pared muy fina que se rompen fácilmente y
sueltan pus al exterior. Este pus es muy contagioso y hay que evitar el
contacto con él.
·
Piel
en carne viva, enrojecida y con sangre.
·
Ampollas
más resistentes que tienen alrededor costras amarillentas, del color de la
miel, muy características del impétigo. También pueden aparecer costras al
coagularse la sangre en lesiones más profundas.
·
Ganglios
inflamados cerca de la piel afectada. Se desplazan al moverlos y pueden doler, aunque
lo más frecuente es que pasen desapercibidos.
·
La
erupción comienza en un solo punto de la cara, labios, brazos o piernas. La
zona que se afecta con más frecuencia es la cara alrededor de la boca (los
niños pequeños además suelen dejar la baba alrededor de la boca y eso favorece
la infección). La afectación del tronco, manos y pies es muy poco frecuente.
Cuando la persona afectada se rasca puede propagarse la infección a otras zonas
de su cuerpo. En ningún momento aparece fiebre o malestar general, ya que es
una infección localizada y superficial.
Tratamiento
El tratamiento de las infecciones leves de impétigo, que son
las más habituales, se basa en el empleo de cremas de antibiótico. Los dos
tipos de antibiótico que más se utilizan son la mupirocina o la bacitracina,
que se aplican en la piel afectada dos veces al día durante 7 o 10 días. Aunque
el tratamiento sea sencillo, sólo se deben utilizar estas cremas si un médico
ha diagnosticado impétigo y las ha recetado; un mal uso de ellas puede hacer
que otras enfermedades pasen desapercibidas.
Cuando el impétigo es grave y comienza a dar complicaciones
el médico optará por recetar antibióticos orales para que puedan atacar a las
bacterias a través de la sangre. Como en cualquier tratamiento antibiótico, es
necesario tomar todas las dosis recetadas aunque las lesiones en la piel hayan
desaparecido, para evitar así la aparición de resistencias bacterianas que son
un problema cada vez mayor hoy en día.
Nunca se deben reventar las ampollas y es mejor no tocar las
lesiones. Si las costras son muy molestas, están en zonas visibles y llevan bastantes
tiempos secos, se puede intentar eliminarlas empapándolas suavemente con agua y
jabón hasta que se ablanden y sea fácil removerlas. Si después de esto las
costras siguen adheridas a la piel es mejor esperar a que caigan solas.
El pronóstico del impétigo es muy bueno. A las 24-48 horas de
empezar el tratamiento las lesiones comienzan a desaparecer. Las úlceras y heridas
del impétigo tardan más tiempo en desaparecer que las ampollas y costras. Lo
más frecuente es que no dejen ningún tipo de cicatriz, pero a veces pueden
dejar zonas más oscurecidas o aclaradas en la piel, que con el paso del tiempo
desaparecerán.
Complicaciones
Hay dos complicaciones del impétigo que hay que tener en
cuenta por su importancia:
Glomerulonefritis pos
infecciosa:
Ocurre en el impétigo producido por el estreptococo
piogénico. Esta bacteria, al igual que sucede cuando infecta las anginas, es
capaz de alterar el sistema inmunológico de los niños para que forme
anticuerpos contra moléculas de su propio cuerpo. En el caso del impétigo, el
sistema inmune puede atacar a los riñones días después de la infección en la
piel. La orina suele ser oscura, porque se elimina sangre, y también aparece
hipertensión arterial. El tratamiento es sintomático con buen pronóstico en
general, pero en algunos casos el daño en los riñones es tan grande que es
necesario comenzar diálisis o planificar un trasplante renal.
Invasión profunda:
Si el impétigo no se trata a tiempo, o la persona que lo
sufre no tiene un buen estado de salud, las bacterias pueden atravesar las
capas superficiales de la piel. Provocan entonces infecciones localizadas como
la erisipela o la celulitis, con fiebre y malestar. Es más grave cuando la
bacteria invasiva es el estreptococo piogénico, ya que cuando crece por debajo
de la piel se comporta como una “bacteria come-carne” que destruye colágeno y
fibras musculares, en medicina se llama fascitis necrosante.
Prevención
Si ya se tiene impétigo, las medidas de higiene general deben
extremarse para evitar su propagación a los familiares más cercanos. Lo más
importante para prevenir el contagio del impétigo es:
·
No
compartir toallas, cuchillas de afeitar ni ropa (bufandas en invierno, por
ejemplo) con el resto de familiares.
·
No
tocarse ni rascarse la piel lesionada.
·
Lavarse
las manos si se han tocado las costras o el pus de las lesiones, y después
secarse bien las manos con una toalla que nadie vaya a utilizar después.
·
Lavar
la ropa que ha estado en contacto con las lesiones de impétigo, aunque la vaya
a utilizar la misma persona.
·
Si
no se ha contraído el impétigo, se puede prevenir con las medidas habituales de
higiene, con los cuidados adecuados de la piel, y manteniendo un buen estado de
salud. A continuación señalamos algunas de ellas:
·
Lavarse
las manos y ducharse diariamente.
·
Cortar
las uñas de los bebés y mantenerlas limpias.
·
Secar
las babas de los bebés alrededor de la boca; si se dejan mucho tiempo pueden
macerar la piel y favorecer la aparición de impétigo.
·
Utilizar
jabones antibacterianos suaves que respetan el pH de la piel. También mantener
la piel hidratada con cremas, sobre todo las pieles atópicas en la infancia.
·
Consultar
al médico cuando aparezcan alteraciones cutáneas, sobre todo si se mantiene un
tratamiento prolongado con corticoides, quimioterapia o medicamentos
inmunosupresores.
·
En
los pacientes diabéticos se deben controlar los niveles de azúcar en sangre.
Cifras elevadas deprimen el sistema inmune y facilitan la invasión de bacterias
en la piel.
Fuente: webconsultas.
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