ANTICUERPO. PERCY ZAPATA MENDO, CARMEN ZAPATA MENDO.

Anticuerpo

Anticuerpo, cualquiera de las de cerca de un millón de tipos de moléculas proteicas que producen más células denominadas linfocitos, y cuyo papel principal es actuar como defensas contra la invasión de sustancias extrañas. Los anticuerpos, que son un componente importante del sistema inmunológico, están en todos los vertebrados, en la fracción de la sangre llamada gammaglobulina.

La síntesis, o elaboración, de los anticuerpos se inicia cuando una sustancia extraña, denominada antígeno, penetra en el organismo. Los linfocitos responden a ella produciendo un anticuerpo con una disposición molecular que encaja con la forma de las moléculas superficiales de la sustancia, lo que permite que el anticuerpo se combine con ella. Los antígenos habituales son los componentes proteicos de bacterias y virus. Estos antígenos pueden penetrar en el organismo en el curso de una infección o introduciéndose de forma deliberada mediante vacunas para estimular la producción de anticuerpos. La unión de los anticuerpos con la superficie de bacterias, virus o toxinas neutraliza y elimina estas sustancias dañinas de cualquiera de estas tres formas (o por combinación de las tres): 1) por inactivación directa, 2) permitiendo que otras células sanguíneas las engloben y destruyan, y/o 3) debilitando su superficie y haciéndolas vulnerables a la destrucción por otras proteínas sanguíneas (grupo denominado complemento).

Los animales carecen de anticuerpos específicos para sustancias a las que no han sido expuestos, pero son capaces de producir suficientes tipos distintos de anticuerpos como para adaptarse a la disposición molecular de cualquier sustancia extraña con la que podrían enfrentarse.

En enfermedades como la esclerosis múltiple y el lupus eritematoso sistémico, el organismo produce anticuerpos contra los componentes normales de los tejidos. En ocasiones los virus pueden alterar los mecanismos inmunitarios.

Las cinco clases conocidas de anticuerpos se distinguen por las letras M, G, E, A, y D, precedidas todas por la abreviatura Ig de inmunoglobulina, otra forma de denominar los anticuerpos. La IgM es el primer anticuerpo elaborado por los recién nacidos y el primero que aparece durante una infección. La IgG es el anticuerpo que predomina en el suero, y se produce principalmente cuando hay una segunda exposición a un antígeno. La IgE se asocia con alergias. La IgA se encuentra en la saliva y la leche materna. El papel que desempeña la IgD es desconocido.

En la sangre de quienes sufren una forma de tumor maligno denominado mieloma múltiple se encuentra una concentración elevada de un tipo de anticuerpo. En la década de 1970 los científicos descubrieron cómo fusionar estas células del mieloma con linfocitos procedentes de tejidos que habían sido expuestos a un antígeno. Las células híbridas resultantes (hibridomas) producían grandes cantidades de anticuerpos de un tipo específico (clones), que se denominaron anticuerpos monoclonales. Mediante la selección del hibridoma apropiado, los científicos obtienen anticuerpos puros que se combinan con cualquier sustancia extraña elegida. El empleo de anticuerpos monoclonales se ha convertido en una herramienta de gran valor en biología y medicina, ya que es posible combinar líneas puras de anticuerpo, y por lo tanto marcar o identificar, con las sustancias que componen las células y los tejidos. En la actualidad se investiga el uso de anticuerpos monoclonales para inmunización, para tipificar tejidos utilizados en trasplantes (al igual que hoy se tipifica la sangre en las trasfusiones), y para dirigir fármacos a zonas específicas del organismo.

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