CANCER COLORRECTAL. PERCY ZAPATA MENDO.
Cáncer colorrectal
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INTRODUCCIÓN
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Cáncer
colorrectal o Cáncer de colon y recto, tumor maligno del intestino
grueso, parte inferior del tubo digestivo formada por el colon y el recto.
Aunque el cáncer colorrectal puede originarse en cualquier segmento es más
frecuente en el colon sigmoide, la zona más próxima al recto. El cáncer
colorrectal es el tercer tipo más frecuente de cáncer, así como la tercera
causa de mortalidad relacionada con esta patología.
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FACTORES DE RIESGO
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El riesgo de cáncer colorrectal
aumenta significativamente con la edad. Alrededor del 90% de todos los cánceres
colorrectales se diagnostican hacia los 50 años. También se consideran factores
de riesgo los antecedentes familiares de cáncer colorrectal, la presencia de
pólipos (crecimiento anormal pero por lo general benigno) en el intestino
grueso, o la enfermedad inflamatoria intestinal de larga evolución.
Se han relacionado con
el cáncer de colón ciertas mutaciones de algunos genes. Por ejemplo, los genes MSH2,
MLH1, PMS1 y PMS2 corrigen los pequeños errores que se producen cuando la
célula se divide y crece. Las mutaciones de estos genes impiden llevar a cabo
estas reparaciones y la acumulación de muchos errores interfiere con la capacidad
de la célula para frenar la división y crecimiento descontrolados que
caracterizan al cáncer.
Determinados estudios
indican que algunas sustancias naturales y sintéticas pueden disminuir el
riesgo de cáncer colorrectal. Diversas investigaciones han relacionado el
consumo de algunos alimentos con este tipo de cáncer. Cuanto mayor es la
cantidad de carnes rojas y grasas animales presentes en la dieta, mayor es el
riesgo de desarrollar cáncer colorrectal. Algunos trabajos señalan que las
dietas ricas en fibra pueden reducir el riesgo de padecer esta enfermedad. Sin
embargo, estos hallazgos son objeto de discusión desde que en el año 2000 se
publicaran dos estudios, realizados en más de 3.500 individuos, en los que se
demostraba que en aquellas personas con un riesgo elevado de padecer la
enfermedad las dietas ricas en fibra no prevenían la aparición de pólipos que
podrían degenerar en un cáncer colorrectal. Los médicos continúan recomendando
la dieta pobre en grasas y rica en fibra como parte de un estilo de vida
saludable que reduce el riesgo de padecer hipertensión arterial, enfermedades
cardiacas o diabetes mellitus.
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SÍNTOMAS Y DIAGNÓSTICO
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El cáncer colorrectal
suele desarrollarse lentamente y no manifestar ningún síntoma aparente en una
fase temprana. Algunos individuos con cáncer colorrectal no diagnosticado
pueden detectar la presencia de sangre en las heces. También pueden presentar
diarrea o estreñimiento persistente, dolor abdominal o pérdida de peso
injustificada.
Existen dos pruebas sencillas
capaces de detectar la mayoría de los tumores colorrectales cuando aún se
encuentran en una fase temprana, en la que se obtienen mejores resultados con
el tratamiento. La primera prueba es el tacto rectal, en la que el médico
utiliza un dedo enguantado para palpar con suavidad la superficie rectal
interna. La otra prueba es la detección de sangre oculta en las heces, en la
que se extiende una pequeña muestra de las heces del paciente sobre una placa
recubierta con un reactivo, el guayacol, que reacciona con la sangre. La placa
se analiza en el laboratorio en busca de sangre oculta. Un resultado positivo
no indica necesariamente la presencia de un cáncer. Aunque la mayoría de los
cánceres colorrectales sangran, también lo hacen otros trastornos benignos como
las hemorroides.
Otra prueba es la sigmoidoscopia
de fibra óptica, en la que se introduce, a través del ano, un tubo flexible en
la zona inferior del tubo digestivo. Este tubo tiene luz, lo que permite al
médico visualizar el interior del colon y el recto. Al mismo tiempo, se puede
efectuar una biopsia (obtención de una muestra de tejido) con un instrumental
especial para biopsia que está situado en el extremo terminal del sigmoidoscopio.
El tejido se examina al microscopio en busca de células cancerosas. Sin
embargo, dos grandes estudios publicados en julio del año 2000 advirtieron que
con la sigmoidoscopia, la cual solo examina la zona inferior del colon, pueden
pasar desapercibidas masas precancerosas que se desarrollan en la parte
superior del colon. Los autores de estos estudios señalan que el empleo de la
colonoscopia, una técnica de mayor alcance, puede ser un método más eficaz de
detección de cáncer colorrectal. En la colonoscopia se utiliza un tubo flexible
más largo que el sigmoidoscopio, lo que permite al médico visualizar todo el
intestino grueso.
El diagnóstico temprano
es el factor de supervivencia más importante en el cáncer colorrectal. Entre
las pruebas de detección precoz para este tipo de cáncer y, dependiendo de las
características y factores de riesgo de cada paciente, están el tacto rectal,
las pruebas de sangre oculta en heces, la sigmoidoscopia, la colonoscopia y el
enema de bario con doble contraste. La Sociedad Americana del Cáncer recomienda
realizar en las personas sin factores de riesgo que no presentan síntomas una
prueba de sangre oculta en heces y una sigmoidoscopia cada tres o cinco años a
partir de los 50 años.
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TRATAMIENTO
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El tratamiento principal
del cáncer colorrectal es la extirpación total del tumor mediante cirugía. La
cirugía puede combinarse con radioterapia, quimioterapia o ambas. En la
actualidad, el empleo de dosis altas de radioterapia y quimioterapia previas a
la cirugía permite evitar una colostomía permanente, que antes hubiera sido
necesaria en muchos pacientes. La colostomía es una técnica quirúrgica mediante
la cual se crea una apertura artificial a través de la pared abdominal que
comunica el colon sano con el exterior del cuerpo para poder eliminar las
heces, que se recogen en una bolsa de plástico.
Si el cáncer se ha extendido
fuera de la región colorrectal a los ganglios linfáticos o al hígado, la
cirugía o la quimioterapia combinada con fármacos como fluorouracilo,
leucovorina, irinotecán y oxaliplatino puede prolongar la vida de algunos
pacientes.
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PRONÓSTICO
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Según la Sociedad Americana
del Cáncer, alrededor del 80% de las personas diagnosticadas de cáncer de colon
siguen con vida un año después del diagnóstico y aproximadamente un 60%
sobreviven a los cinco años. Si el diagnóstico se realiza cuando el cáncer está
localizado, la tasa de supervivencia relativa a los cinco años es del 90%. Si
el cáncer se ha extendido a los ganglios linfáticos o a los órganos adyacentes,
la tasa es del 65%. Si hay metástasis en órganos distantes, la tasa de
supervivencia es inferior al 8%.
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