HOWARD HUGHES Y EL TRASTORNO OBSESIVO COMPULSIVO (T.O.C) . PERCY ZAPATA MENDO.

HOWARD HUGHES Y EL TRASTORNO OBSESIVO COMPULSIVO (T.O.C)

Entre los personajes polifacéticos, Howard Hughes resulta un caso representativo. Originario de Texas, donde nació en 1905, llegó a ser en distintos momentos de su vida ingeniero autodidacta, aviador, aeromodelista, industrial, eximio golfista, cineasta, filántropo y gran seductor mimado por la farándula del arte y las más exquisitas actrices de Hollywood. En las últimas décadas de su vida, sufrió un trastorno obsesivo compulsivo de tal magnitud que lo llevó a la tumba transformado en una piltrafa humana.
                     
Descendía de una familia de buena posición social y heredó los genes para los negocios y los inventos de su padre, quien diseñó las cabezas perforadoras para buscar petróleo y con esa patente amasó una fortuna que pronto pasó a las manos de su hijo que la multiplicó con creces.

Howard Hughes había sido obsesivo-compulsivo durante toda su vida. En los años 30, los amigos cercanos divulgaron su obsesión por el tamaño de los guisantes (uno de sus alimentos preferidos), y que incluso utilizaba una bifurcación especial para clasificarlos por tamaño antes de consumirlos.

Mientras producía The Outlaw, Hughes se obsesionó por un defecto de menor importancia en una de las blusas de Jane Russell, argumentando que la tela se agrupaba a lo largo de una costura, con lo que daba la apariencia de que cada uno de los pechos de Russell tenía dos pezones. Estuvo tan preocupado por ello que llegó a redactar un detallado memorándum sobre cómo resolver el problema, y lo repartió entre los miembros del equipo de rodaje.

Hughes llegó a recluirse por completo, se encerró en cuartos oscurecidos, inducido por el uso de medicamentos y drogas, aunque siempre mantuvo las visitas de un peluquero. Varios doctores vivían en la casa cobrando un sueldo sustancial, sin embargo Hughes raras veces los veía y por lo general rechazaba seguir su consejo.

Siendo muy joven, Howard contrajo la sífilis. El tratamiento en aquella época era experimental y con efectos secundarios graves. Podía dañar el sistema nervioso central, y provocar así complicaciones psiquiátricas. Los médicos no consiguieron curarle, y su sífilis empeoró. Uno de los síntomas era la aparición de pequeñas ampollas en sus manos, por lo que le recomendaron no dar la mano a nadie en una temporada. Hughes no volvió a hacerlo el resto de su vida, y siempre que necesitaba tocar algo lo hacía con pañuelos de papel como protección ante los gérmenes.

A partir de 1940, los síntomas se volvieron incontrolables, pero, gracias a su enorme fortuna, se pudo dar el lujo de trasladar sus obsesiones a terceros que se vieron forzados a realizar muchos de los rituales que formaban parte de la mente trastornada de Hughes. Una característica típica de quienes padecen el trastorno obsesivo compulsivo es el temor a la contaminación. En Hughes, esto se manifestó en forma superlativa, exigía a sus sirvientes que le entregaran cada cubierto envuelto en un papel especial sellado con cinta adhesiva y él los tomaba con las manos enguantadas. Jamás se animaba a tocar la puerta de un edificio público, esperaba pacientemente que alguien la abriera para deslizarse subrepticiamente.

A finales de 1950 Howard Hughes había desarrollado ya claros síntomas debilitantes de trastorno obsesivo-compulsivo (T.O.C.). El que fuera uno de los hombres más vistos de América, ahora desaparecía totalmente de la vida pública, aunque los tabloides continuaron informando sobre su comportamiento y paradero.

El 12 de enero de 1957, Hughes se casó con Jean Peters, a la que había conocido hacía varios años. Su segundo matrimonio fue también tormentoso, debido a sus cada vez más obsesivas manías y a su tendencia a recluirse. De hecho, llegó un momento a partir del cual sólo contactaba con su esposa por teléfono. En varias ocasiones, los medios publicaron que estaba en fase terminal, mentalmente inestable, e incluso muerto.

Sus objetos personales le debían ser entregados después de que el mucamo se hubiera lavado las manos con un jabón nuevo y los envolviera en numerosas servilletas de papel. La obsesión por la contaminación lo convirtió en un verdadero recluso que rara vez se aventuraba fuera de las habitaciones de los lujosos hoteles de los que era dueño.

Residía en la entonces moderna y próspera Managua, capital de Nicaragua, en el hotel más exclusivo de América Central de aquella época: Hotel Intercontinental (actualmente Crowne Plaza), cuando lo sorprendió el terremoto de Managua de 1972, el 23 de diciembre, ese mismo año huyó despavorido de allí en forma misteriosa. Se dice que quería hacer negocios allí con el General Anastasio Somoza Debayle. Por precaución, posterior al terremoto antes de partir de Nicaragua, fue huésped en uno de los palacios de la familia Somoza.

El 5 de abril de 1976, a la edad de 70 años, completamente autor recluido en una suite de un prestigioso hotel de Acapulco, Hughes agoniza. Toman un avión hacia el Hospital Metodista de Houston, pero nada se puede hacer ya por él. Se cree que pudo haber fallecido en pleno vuelo, o incluso antes de salir de México.

Ya en Houston, los médicos pudieron ver un cuerpo de aspecto muy envejecido y muy delgado, con una larga barba y con las uñas muy crecidas. A causa de su reclusión, y por culpa de la grave desatención autoinflingida, estaba irreconocible, por lo que el FBI tuvo que identificarle con sus huellas dactilares.

La causa de la muerte fue un fallo renal, según la autopsia, que también certificó una severa desnutrición, así como detalles escabrosos como los trozos de agujas hipodérmicas rotas que tenían metidas bajo la piel de sus brazos. Aunque sus riñones fallaron, el resto de órganos estaban perfectamente sanos.

El 7 de abril fue enterrado en el panteón familiar del histórico Cementerio Glenwood de Houston.

EL TRASTORNO OBSESIVO COMPULSIVO

El trastorno obsesivo compulsivo (TOC) estuvo considerado hasta hace algunos años como una enfermedad psiquiátrica rara que no responde al tratamiento. Actualmente es reconocido como un problema común que afecta al 2 por ciento de la población. El TOC es un trastorno perteneciente al grupo de los trastornos de ansiedad caracterizado por:
Ø Obsesiones: son ideas, pensamientos, imágenes o impulsos recurrentes y persistentes que no son experimentados como producidos voluntariamente, sino más bien como pensamientos que invaden la conciencia y que son vividos como repugnantes o sin sentido.
Ø Compulsiones: son conductas repetitivas y aparentemente finalistas, que se realizan según determinadas reglas de forma estereotipada. El acto se realiza con una sensación de compulsión subjetiva junto con un deseo de resistir a la compulsión, por lo menos inicialmente.

CAUSAS

No se sabe todavía la causa del TOC, aunque sí se sabe que no surge como respuesta a un supuesto conflicto intrapsíquico ni tampoco por un conflicto sexual reprimido, como decían las teorías psicoanalíticas antiguas. La eficacia de los antidepresivos inhibidores de la recaptación de la serotonina en el tratamiento del TOC hace pensar que el origen puede deberse a una alteración de la serotonina. Se cree que este neurotransmisor ayuda a regular la disposición de ánimo, la agresión y la impulsividad.

SÍNTOMAS DE TRASTORNO OBSESIVO COMPULSIVO

Las obsesiones y compulsiones más frecuentes en personas con TOC incluyen:
Obsesiones
·        Temor a contaminarse
·        Temor a causar daños a otros o a que le pase algo a los padres, familia, etc.
·        Ideas agresivas o de contenido sexual
·        Escrupulosidad /religiosidad excesiva
·        Pensamientos prohibidos
·        Necesidad de simetría
·        Necesidad de decir o confesar
Compulsiones
·        Lavarse
·        Repetir una acción hasta hacerla 'bien'
·        Asegurarse de haber cerrado la puerta, de haber cerrado el agua...
·        Tocar
·        Contar objetos o hasta un determinado número
·        Ordenar
·        Acumular (no poder tirar nada)
·        Rezar

TIPOS DE TRASTORNO OBSESIVO COMPULSIVO

Dentro del TOC se pueden diferenciar ocho tipos:
1.     Lavadores y limpiadores: son personas a las que carcomen obsesiones relacionadas con la contaminación a través de determinados objetos o situaciones.
2.     Verificadores: las que inspeccionan de manera excesiva con el propósito de evitar que ocurra una determinada catástrofe.
3.     Repetidores: son aquellos individuos que se empeñan en las ejecuciones de acciones repetitivas.
4.     Ordenadores: son personas que exigen que las cosas que les rodean estén dispuestas de acuerdo con determinadas pautas rígidas, incluyendo distribuciones simétricas.
5. Acumuladores: coleccionan objetos insignificantes, de los que no pueden desprenderse.
6.     Ritualizadores mentales: acostumbran a apelar a pensamientos o imágenes repetitivas con el objeto de contrarrestar su ansiedad provocadora de ideas o imágenes, que constituyen las obsesiones.
7.     Atormentados y obsesivos puros: experimentan pensamientos negativos reiterados, que resultan incontrolables y bastante perturbadores.
8.     Sexuales: consiste en pensamientos sexuales recurrentes, que incluyen sobre todo un temor exagerado a ser homosexual.

DIAGNÓSTICOS

El TOC en niños comienza entre los 7 a 10 años y tiene una prevalencia de entre 0,3 al 1,9 por ciento en niños y adolescentes. Un 33 por ciento de los adultos con TOC dicen que sus síntomas empezaron en la infancia. Frecuentemente el niño se avergüenza de sus compulsiones porque no son lógicas, pero no las puede evitar, por miedo a que algo mucho peor suceda. A veces los síntomas afectan mucho al niño en el colegio. Otras veces sólo están presentes en casa, y los padres pueden creer que el niño los hace para fastidiarles.
El TOC es más frecuente de lo que se creía hace años. Se calcula que aproximadamente el 2 por ciento de la población lo padece. Esta cifra incluye la estimación de pacientes que encubren su enfermedad y que todavía no han sido diagnosticados.

TRATAMIENTOS

Farmacoterapia: La medicación es útil en el control de los síntomas del TOC pero a menudo, si se deja el fármaco, sobreviene una recaída. La mayoría de las personas necesitará medicarse indefinidamente. El primer tratamiento específicamente aprobado para su uso en el TOC fue el antidepresivo tricíclico clomipramina (Anafranil). Los psicofármacos de segunda generación, que son utilizados hoy en día, se llaman inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS). Estudios extensos han demostrado que estos inhibidores favorecen, al menos ligeramente, a casi el 80 por ciento de los pacientes. Y en más de la mitad de los casos, la medicación alivia los síntomas del TOC al disminuir la frecuencia e intensidad de las obsesiones y compulsiones. La mejoría por lo general no se alcanza hasta las dos o más semanas de tratamiento.


Terapia de Exposición y Prevención de Respuesta (EPR): La psicoterapia tradicional y el psicoanálisis, dirigido a ayudar al paciente a percibir su problema, no es útil para el TOC. Sin embargo, un método específico psicológico, denominado EPR, es eficaz en muchas personas, especialmente en las que presentan rituales conductistas. Mediante este método el paciente se enfrenta, deliberada o voluntariamente, al objeto o idea temida, ya sea directamente o con la imaginación. Al mismo tiempo, el paciente es alentado a evitar sus rituales con apoyo y medios provistos por el terapeuta, y posiblemente por otros que el paciente reclute para asistirle. Los estudios realizados y la práctica diaria demuestran que la EPR es una terapia muy exitosa para la mayoría de los pacientes que la completan y los efectos positivos perduran una vez finalizado el tratamiento.

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