LESIONES PRODUCIDAS POR LA CORRIENTE ELÉCTRICA. PERCY ZAPATA MENDO,
LESIONES PRODUCIDAS POR LA
CORRIENTE ELÉCTRICA
Una
lesión por corriente eléctrica es el daño que se produce cuando una corriente
eléctrica atraviesa el cuerpo y quema el tejido o interfiere el funcionamiento
de un órgano interno.
La
corriente eléctrica que atraviesa el cuerpo genera calor, pudiendo quemar
gravemente los tejidos y destruirlos. Una descarga eléctrica puede producir un
cortocircuito en los sistemas eléctricos del organismo, provocando una
interrupción en el funcionamiento del corazón (paro cardíaco).
Causas
Las
lesiones eléctricas pueden producirse por la caída de un rayo sobre una persona
o bien por contacto con cables, líneas eléctricas derribadas, o algún elemento
que conduzca la electricidad desde un cable eléctrico activo, como un estanque
de agua. La gravedad de la lesión, que puede oscilar entre una quemadura leve y
la muerte, está determinada por el tipo y la intensidad de la corriente, la
resistencia del cuerpo a dicha corriente en el punto de entrada, el recorrido
de la misma dentro del organismo y la duración de la exposición.
En
general, la corriente continua es menos peligrosa que la corriente alterna. Los
efectos de la corriente alterna sobre el cuerpo dependen, en gran medida, de la
velocidad con que ésta varía (es decir, su frecuencia), un factor que se mide
en ciclos por segundo (hercios). Las corrientes de baja frecuencia, de 50 y 60
hercios, son más peligrosas que las corrientes de alta frecuencia y entre tres
y cinco veces más peligrosas que la corriente continua del mismo voltaje e
intensidad (amperaje). La corriente continua tiende a causar fuertes
contracciones musculares que, con frecuencia, alejan a la víctima de la fuente
de energía.
La
corriente alterna a 60 hercios hace que los músculos queden congelados
(contraídos) en su posición, lo que impide que las víctimas puedan soltar la
fuente de corriente. Como resultado, la exposición puede ser prolongada y
causar graves quemaduras. Por lo general, cuanto más alto es el voltaje y el
amperaje, mayor es el daño que producirá la corriente, independientemente de su
tipo.
La
potencia de la corriente eléctrica se mide en amperios. Un miliamperio (mA) es
1/1000 de 1 amperio. El cuerpo puede percibir el contacto con la corriente
continua que entra por la mano a alrededor de 5 a 10 miliamperios; puede
percibir la corriente doméstica común, que es una corriente alterna de 60
hercios, a alrededor de 1 a 10 miliamperios. La corriente máxima que hace que
los músculos del brazo se contraigan pero permite que la mano suelte la fuente
de corriente recibe el apropiado nombre de corriente de liberación. Este valor
es de aproximadamente 75 miliamperios para la corriente continua y, en el caso
de la corriente alterna, de 2 a 5 miliamperios en los niños, de 5 a 7
miliamperios en las mujeres y de 7 a 9 miliamperios en los hombres, dependiendo
de la masa muscular del brazo de la persona.
En
las corrientes de baja potencia, entre 60 y 100 miliamperios, la corriente
alterna de 60 hercios de bajo voltaje (de 110 a 220 voltios) que cruce el tórax
durante un segundo puede provocar ritmos cardíacos irregulares que ponen en
peligro la vida. Para producir el mismo efecto se necesitan entre 300 y 500
miliamperios de corriente continua. Si la electricidad va directamente al
corazón, por ejemplo a través de un marcapasos, una corriente mucho más baja
(de menos de 1 miliamperio) puede producir arritmias graves.
La
resistencia es la capacidad de detener o desacelerar el paso de la corriente
eléctrica. La máxima resistencia del cuerpo se concentra en la piel y depende
directamente de su estado. La resistencia media de la piel seca y sana es 40
veces mayor que la de la piel delgada y húmeda. Cuando la piel está raspada o
tiene heridas, o bien cuando se aplica corriente sobre membranas mucosas
húmedas como la boca, el recto o la vagina, dicha resistencia es sólo la mitad
de la de la piel húmeda e intacta. La resistencia de la piel gruesa y callosa
de la palma de la mano o la planta del pie es 100 veces mayor que la de las
zonas de piel más delgada. Mientras la corriente eléctrica atraviesa la piel,
puede liberar gran parte de su energía en la superficie porque allí encuentra
resistencia. Si la resistencia de la piel es alta, pueden producirse grandes
quemaduras superficiales en los puntos de entrada y salida, con carbonización
de los tejidos intermedios. Los tejidos internos también se queman, dependiendo
de su resistencia.
El
recorrido que realiza la corriente dentro del cuerpo puede ser crucial a la
hora de determinar el grado de lesión. El punto de entrada más frecuente de la
electricidad es la mano; el segundo es la cabeza. El punto de salida más
frecuente es el pie. Debido a que la corriente que va de brazo a brazo o de un
brazo a una pierna puede atravesar el corazón, es mucho más peligrosa que la
corriente que va de una pierna al suelo. La corriente que atraviesa la cabeza
puede causar hemorragias cerebrales, parálisis respiratorias, cambios
psicológicos (como problemas de memoria a corto plazo, cambios de personalidad,
irritabilidad y alteraciones en el sueño) e irregularidad en el ritmo cardíaco.
Las lesiones en los ojos pueden producir cataratas.
La
duración de la exposición es importante. Lógicamente, cuanto mayor es el tiempo
de exposición, mayor es la cantidad de tejido dañado. Una persona que queda pegada
a una fuente de corriente eléctrica puede sufrir quemaduras graves. Por otro
lado, una persona que haya sido alcanzada por un rayo, rara vez sufre
quemaduras externas o internas graves, porque todo sucede de forma tan rápida
que la corriente tiende a pasar por fuera del cuerpo sin causar daños de
importancia en los tejidos internos. Sin embargo, el rayo puede provocar un
cortocircuito en el corazón y los pulmones, llegando a paralizarlos, así como
dañar los nervios o el cerebro.
Síntomas
Los
síntomas dependen de las complejas interacciones de todas las características
de la corriente eléctrica. Un shock de corriente eléctrica puede sobresaltar a
una persona, derribarla o producirle fuertes contracciones musculares.
Cualquiera de estos efectos podría provocar dislocaciones, fracturas y
contusiones. La víctima puede quedar inconsciente. La respiración y el corazón
pueden paralizarse. El trayecto de las quemaduras eléctricas puede verse como
una línea claramente dibujada sobre la piel e incluso en los tejidos internos.
Una
corriente de alto voltaje en ocasiones mata los tejidos localizados entre los
puntos de entrada y salida, produciendo extensas superficies de músculo
quemado. Como resultado, se pierden grandes cantidades de líquidos y sales (electrólitos)
y, en ciertos casos, la presión arterial baja peligrosamente, como en las
quemaduras graves. Las fibras musculares dañadas liberan mioglobina, que puede
lesionar los riñones y provocar insuficiencia renal.
Una
persona mojada puede entrar en contacto con una corriente eléctrica (por
ejemplo, cuando un secador de pelo cae dentro de la bañera o se pisa un charco
que está en contacto con una línea eléctrica subterránea). En estas
situaciones, la resistencia de la piel se reduce hasta tal punto que la víctima
no se quema pero puede sufrir un paro cardíaco y morir si no se le practican
maniobras de resucitación rápidamente.
Los
rayos rara vez causan quemaduras de entrada y salida y en pocas ocasiones
producen daño muscular o mioglobina en la orina. En un primer momento se puede
perder la consciencia e incluso, a veces, entrar en estado de coma, o bien
sufrir confusión temporal, pero estos estados suelen desaparecer en cuestión de
horas o días. La causa más frecuente de muerte cuando un rayo alcanza a una
persona es la parálisis del corazón y de los pulmones (paro
cardiorrespiratorio).
Los
niños que accidentalmente chupan extremos de cables pueden sufrir quemaduras en
la boca y en los labios. Estas quemaduras no sólo causan deformaciones en la
cara sino también problemas de crecimiento de los dientes, la mandíbula y la
cara. El niño debería ser examinado por un especialista en ortodoncia o por un
estomatólogo, así como por un cirujano experto en quemaduras. Un peligro
añadido es que cuando la costra se desprende, se produzca una grave hemorragia
de una arteria del labio, por lo general entre 7 y 10 días después de la
lesión.
Prevención
La
educación acerca de la electricidad y el respeto hacia ella son fundamentales.
Asegurarse de que todos los aparatos eléctricos estén correctamente diseñados,
instalados y en buen estado de mantenimiento puede ayudar a evitar lesiones
eléctricas tanto en el hogar como en el trabajo. Cualquier aparato eléctrico
que entre en contacto con el cuerpo debería tener una descarga a tierra y estar
enchufado a circuitos que contengan equipos de protección. Los interruptores
diferenciales que cortan el circuito cuando se pierde una cantidad de corriente
tan baja como 5 miliamperios constituyen unos dispositivos de seguridad de fácil
adquisición.
Para
evitar las descargas de rayos durante las tormentas, es conveniente adoptar
ciertas precauciones, como evitar los espacios abiertos, los campos de fútbol o
de golf y buscar refugio (pero nunca bajo un árbol aislado o una construcción
con techo metálico, puesto que ambos atraen los rayos). También se debería
salir de las piscinas, los estanques o los lagos. Permanecer dentro de un
automóvil resulta seguro.
Tratamiento
El
tratamiento consiste en apartar a la persona de la fuente de corriente
eléctrica, restaurar el ritmo cardíaco y la respiración mediante la reanimación
cardiopulmonar si fuese necesario, y tratar las quemaduras y otras lesiones que
puedan haberse producido.
La
mejor manera de alejar a la víctima de la fuente de electricidad consiste en
cortar la misma de inmediato (por ejemplo, poniendo en funcionamiento el
interruptor diferencial o desenchufando el aparato). Si las líneas fuesen de
alto voltaje, nadie deberá tocar a la víctima hasta que la corriente haya sido
cortada. Muchas personas que han intentado rescatar a una víctima han sufrido
lesiones a causa de la electricidad. Las líneas de alto y bajo voltaje son
difíciles de distinguir, especialmente al aire libre.
Una
vez que la víctima puede ser tocada sin peligro, quien la rescate debería
comprobar que respire y tenga pulso. Si no respira y no se le encuentra el
pulso, es necesario poner en práctica una reanimación cardiopulmonar de
inmediato. El personal hospitalario o de urgencias debería descartar la
presencia de fracturas, dislocaciones, contusiones o lesiones de la columna
vertebral. Si el daño muscular es importante, la mioglobina puede dañar los
riñones, por lo que se administran grandes volúmenes de líquidos para intentar
evitar dichas lesiones.
Con
frecuencia, las víctimas de rayos pueden volver en sí mediante la reanimación
cardiopulmonar. La atención inmediata es fundamental y siempre hay que intentar
reanimar a las víctimas aunque parezcan muertas, porque si se las estimula a
respirar por sí mismas, casi siempre se recuperan.
Se
realizan electrocardiogramas para controlar el ritmo cardíaco de la víctima. Si
se sospecha que el corazón ha recibido un shock eléctrico, se mantiene al
paciente en observación durante un período de 12 a 24 horas. Si la víctima ha
estado inconsciente o ha sufrido una lesión en la cabeza, se le puede realizar
una tomografía computadorizada (TC) para descartar un posible daño cerebral.
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