ARTROSIS
ARTROSIS
La
artrosis es la más frecuente de todas las patologías reumáticas. Afecta a las
articulaciones, y puede aparecer en cualquiera de ellas, aunque ciertas
localizaciones son más habituales, como veremos a continuación. Es uno de los
motivos de consulta médica más frecuentes, sobre todo en la población de edad
avanzada. La mitad de las personas mayores de 65 años muestran signos de
artrosis en sus articulaciones, aunque no refieran síntomas.
Generalmente,
el motivo de aparición de los síntomas de la artrosis es la degeneración del
cartílago. Este hecho habitualmente se ha asociado al propio envejecimiento del
individuo, pero actualmente se cree que existen otros factores que favorecen su
aparición como son una predisposición familiar, pequeños traumatismos repetidos
en algunas articulaciones, e inflamaciones a las que la persona está
predispuesta.
En
una articulación normal, el cartílago recubre el extremo de los dos huesos que
forman la articulación (rodilla, codo, hombros, nudillos...), permitiendo que,
al moverse, los huesos no rocen; también absorbe los golpes sobre la
articulación. Este cartílago se ve nutrido por un líquido viscoso (llamado
sinovial), que permite la lubricación de la articulación y consigue que el
cartílago se encuentre en las condiciones perfectas de hidratación y
elasticidad para llevar a cabo su función.
Cuando
se desarrolla la artrosis, dicho cartílago pierde sus propiedades. Puede
incluso llegar a desaparecer, haciendo que los extremos de ambos huesos rocen
directamente, produciendo dolor. También puede ocurrir que la viscosidad del
líquido sinovial disminuya, resultando menos efectivo. El hueso puede
reaccionar, estimulándose el crecimiento lateral del mismo, y dando lugar a lo
que en medicina se conoce como osteofito. Esto produce la típica deformación de
las articulaciones y la aparición de nódulos (pequeños bultos que se pueden
palpar, resultado de ese crecimiento anormal del hueso).
Todo
esto se complica cuando el organismo elimina los pequeños restos de cartílago que
aún quedan alrededor de la articulación. Se produce la liberación de factores
inflamatorios, que empeoran la inflamación y el dolor asociados a la
degeneración de la articulación.
Causas y tipos de artrosis
La
artrosis se puede clasificar en función de las causas que la han producido.
Así, tendremos:
Artrosis primaria
Aquella
que aparece sin factores causantes conocidos. Se llama idiopática por este
motivo. Las localizaciones más frecuentes de la artrosis primaria son: manos,
pies, rodillas, cadera o columna, entre otras. Existe una forma más
generalizada de artrosis primaria que afectaría a tres o más articulaciones a
la vez.
Artrosis secundaria
En
este caso sí se puede apreciar una causa para la aparición de la patología. Así
cabe destacar:
·
Enfermedades
congénitas (de nacimiento).
·
Traumatismos,
algunos trabajos profesionales, o actividad física intensa y prolongada.
·
Algunas
enfermedades del metabolismo como los depósitos de cristales de pirofosfato
cálcico; endocrino, como la diabetes o el hipoparatiroidismo; la acromegalia.
·
Alteraciones
inflamatorias neurológicas o vasculares, como la artropatía de Charcot, la
neuropatía diabética…
·
Otras
enfermedades reumáticas como la artritis reumatoide, la gota o la enfermedad de
Paget ósea.
Factores de riesgo de la artrosis
Los
factores de riesgo son aquellos determinantes que presenta una persona que la
hacen más susceptible a sufrir una enfermedad. En el caso de la artrosis, estos
son sus factores de riesgo:
·
Edad avanzada (se
incrementa el riesgo a partir de los 50 años).
·
Sexo femenino.
·
Obesidad (sobre
todo en artrosis localizada en articulaciones como las rodillas y otras que
soporten peso como la zona lumbar de la columna vertebral).
·
Actividad
deportiva y ciertas profesiones.
·
Menopausia.
·
Secuelas tras una
cirugía y golpes repetidos sobre alguna articulación.
·
Antecedentes
familiares: es posible la transmisión genética de la predisposición a sufrir
artrosis. Los genes que regulan el colágeno, una proteína muy importante en la
composición del cartílago, se transmiten de padres a hijos; y si estos genes
están alterados, dan lugar a un colágeno poco funcional, lo que aumenta el
riesgo de sufrir artrosis.
·
A pesar de lo que
se ha creído siempre, las condiciones climatológicas no afectan a la
aparición/empeoramiento de las enfermedades reumatológicas. Sí es cierto que
las bajadas de presión atmosférica o una elevada humedad pueden hacer que el
paciente sienta más molestias temporalmente, pero ello no significa un
empeoramiento de la enfermedad.
Síntomas de la artrosis
La
mayoría de los síntomas de la artrosis derivan del mecanismo y las causas de
producción de la enfermedad (ver apartado 'Qué es la artrosis'). No obstante,
los síntomas más frecuentes, que suelen aparecer en casi todos los procesos de
artrosis son los siguientes:
·
Dolor: es
posible que el paciente no lo sufra y que se diagnostique la artrosis como mera
coincidencia, gracias a alguna prueba radiológica llevada a cabo por otro
motivo; pero es muy frecuente que aparezca. Se produce por la degeneración del
cartílago y el roce de los dos huesos desnudos, carentes de la protección que
les confiere el cartílago. Al principio de la enfermedad, el dolor suele
aparecer al mover la articulación; pero cuando se ha instaurado completamente,
el dolor suele aparecer con el reposo (por ello, a los pacientes que sufren
artrosis desde hace mucho tiempo les suele doler más por las mañanas, durante
los primeros minutos en los que deben mover las articulaciones tras la
inactividad nocturna).
·
Crujidos:
suelen aparecer tras un rato de descanso. Al mover la articulación, esta parece
estar rígida, como si le faltara lubricación. Se debe al roce de los extremos
de los huesos y puede ser otro síntoma de la artrosis.
·
Deformación:
el crecimiento lateral de los huesos, al reaccionar por la degeneración del
cartílago, produce deformidad en la articulación, que se agranda y se hace más
ancha. En las manos es muy frecuente la aparición de los nódulos.
·
Inflamación y edemas: pueden aparecer procesos inflamatorios y acúmulos de
líquido alrededor de la articulación dañada.
·
Rigidez:
tras períodos de inactividad, la articulación se puede mostrar rígida,
necesitando del paso de minutos para recuperar su movimiento natural. Esto es
frecuente sobre todo por las mañanas.
Localizaciones frecuentes de la artrosis
Si
bien la artrosis se puede presentar en casi cualquier articulación del cuerpo,
ciertas localizaciones son mucho más frecuentes. Además, las manifestaciones de
esta artrosis pueden presentar pequeñas variaciones en función de la
articulación afectada.
Artrosis en las manos
Suele
cursar con nódulos o bultos que se localizan entre las articulaciones de las
falanges. Son más frecuentes en las mujeres. Los miembros de una misma familia
pueden presentar tendencia a sufrirla, si sus antepasados la han sufrido. La
primera manifestación suele ser dolor e inflamación en una articulación; y
después se va extendiendo a otras. A medida que van apareciendo los nódulos,
las molestias van remitiendo, hasta la desaparición total de las mismas cuando
la deformación ya está muy avanzada, y el principal problema lo constituye la
alteración estética. Es frecuente la aparición de una deformidad en la
articulación de la primera falange del dedo pulgar con dolor reiterado que se
denomina rizartrosis.
Artrosis en la rodilla
El
sexo, la edad y la obesidad son muy importantes a la hora de padecer de
artrosis en la rodilla. En especial la obesidad, que sobrecarga de peso a la
articulación, desencadenando los problemas. Dolor en la cara interna o en la parte
anterior de la rodilla. Puede cursar con chasquidos, y aparece a menudo al
subir o bajar escaleras. En estados de gravedad mayor, puede aparecer cojera.
Algunas deformidades como el genu varo y el genu valgo (piernas en O y en X,
respectivamente) pueden favorecer la aparición de ésta.
Artrosis en la cadera
El
dolor suele manifestarse en la ingle. Mejora con el descanso. También puede
doler la cara interna del muslo, la rodilla, o incluso la zona de las vértebras
lumbares cercana a la cadera. La evolución puede variar mucho; puede permanecer
estable o requerir de cirugía. Los movimientos normales pueden estar
comprometidos, dificultando acciones tan comunes como abrocharse los zapatos
(porque no se puede flexionar la pierna) o cruzar las piernas.
Artrosis en la columna vertebral
En
la artrosis de la columna suele aparecer dolor en la región cervical (en el
cuello) o en las vértebras lumbares debido a la degeneración del cartílago que,
en este caso, facilita el movimiento de las vértebras y el roce entre ellas;
los músculos de la zona pueden sufrir contracturas, lo que dificulta el
movimiento del cuello o los hombros, en el caso de la artrosis cervical. Se
puede transmitir el dolor, debido a la conducción nerviosa, hasta la zona de la
cadera, produciendo ciática (dolor en el nervio ciático).
Diagnóstico de la artrosis
Los
síntomas que el paciente refiere y el examen de las articulaciones afectadas
será lo que indique al médico un posible diagnóstico de artrosis.
Las
radiografías también son muy útiles en la confirmación del diagnóstico y ayudan
a descartar otras posibles patologías. Es frecuente observar en las
radiografías pequeñas luxaciones de las falanges de los dedos, cierta pérdida
de la calcificación, y la fusión de algunas articulaciones por la pérdida del
espacio donde se encuentra el cartílago. En la columna pueden observarse
pequeños picos en las vértebras conocidos como osteofitos.
En
casos avanzados y habitualmente previos al tratamiento quirúrgico, se puede
realizar una resonancia magnética que permitirá ver la magnitud del problema
con mayor precisión.
En
los últimos años se ha avanzado en el uso de la ecografía articular, que en
esta patología puede aportar información sobre la presencia de líquido en la
articulación, o de fragmentos sueltos de cartílago por ejemplo.
Los
análisis de orina o de sangre no suelen encontrarse alterados, de manera que no
son de gran utilidad.
En
algunos casos, el médico puede extraer algo del líquido sinovial de la
articulación (artrocentesis), con dos finalidades: analizarlo para descartar
otras patologías y liberar la articulación afectada de la presión ejercida por
el acúmulo de líquido sinovial en la misma.
El
análisis de este líquido permite cuantificar el número de glóbulos blancos,
apreciar la viscosidad del líquido y la presencia de cristales de algún
material cálcico. Será más útil para diferenciarlo de otras inflamaciones
articulares como las artritis o las patologías articulares por depósito de
cristales.
Tratamiento de la artrosis
Las
medidas terapéuticas pautadas para tratar la artrosis van encaminadas al alivio
de los síntomas, pues actualmente no existen fármacos o terapias que impidan su
progresión. De esta manera, los medicamentos empleados para el tratamiento de
la artrosis son aquellos que alivien el dolor y la inflamación, y algunos que
retrasan o enlentecen la degeneración de los cartílagos:
Fármacos analgésicos y antiinflamatorios
Para
pacientes con artrosis se utilizan los más habituales, como son el paracetamol,
el ibuprofeno, el dexketoprofeno y el metamizol. Deben ser tomados diariamente
y en varias tomas, necesitando complementar con otros o incrementar su dosis
cuando irrumpa una crisis de dolor o inflamación. Como su uso prolongado puede
conllevar problemas digestivos y renales, se recomienda tomarlos siempre bajo
control médico y vigilando los posibles efectos adversos.
Algunos
analgésicos más potentes, como los opiáceos menores, contribuyen al alivio del
dolor sin efecto antiinflamatorio. A esta familia pertenecen la codeína y el
tramadol. Y con menor efecto irritante para el estómago se aprobaron para este
uso los inhibidores de la COX-2, como el celecoxib y etoricoxib. Ofrecen un
buen control del dolor a expensas de un menor efecto nocivo.
El
uso de corticoides queda reservado sobre todo para pacientes que no puedan
tomar antiinflamatorios comunes, o para infiltrar las articulaciones dolorosas
en situaciones muy concretas. Algunas infiltraciones se llevan a cabo con ácido
hialurónico, cuyo inicio de acción es más lento que los corticoides, pero más
duradero.
En
situaciones avanzadas y con escasa respuesta al tratamiento previamente
expuesto se recurre a opioides mayores y sus análogos, que pueden incluso
administrarse en parches.
Como
complemento a estos fármacos para tratar la artrosis, existen situaciones en
las que el médico o el reumatólogo pueden recomendar la aplicación tópica de
sustancias como la capsaicina, que disminuye la transmisión local del dolor,
sobre articulaciones doloridas pequeñas, pero cuya aplicación es muy irritante.
Fármacos para preservar el cartílago
Se
utilizan el condroitín sulfato y el sulfato de glucosamina, evitando su
desgaste precoz y contribuyendo en alguna medida a una menor necesidad de
consumir analgésicos.
Tratamiento quirúrgico
En
situaciones avanzadas se requiere de la sustitución de la articulación dañada y
degenerada por prótesis en las articulaciones mayores, como la rodilla y la
cadera. En algunos casos se puede necesitar una operación para corregir
luxaciones que estén provocando un dolor incontrolable.
Pronóstico de la artrosis
La
artrosis no tiene cura por el momento, pero los tratamientos disponibles, así
como las recomendaciones para la artrosis indicadas en el siguiente apartado,
pueden atenuar mucho los síntomas, en especial el dolor y la inflamación, de
manera que el paciente pueda llevar una vida casi normal. En algunos casos, la
artrosis no evoluciona, no es degenerativa; de manera que, aunque puede
aparecer el dolor en forma de ataques de cuando en cuando, el cartílago no
degenera completamente, o la deformación de la articulación no es total.
La
presencia de obesidad o las articulaciones modificadas o inestables son
factores que implican un peor pronóstico en cuanto a necesidad de mayor
analgesia, una peor calidad de vida y en ocasiones necesidad de tratamiento
quirúrgico con lo que ello conlleva.
Recomendaciones para la artrosis
No
hay una dieta específica, pero muchos tipos de artrosis se pueden mejorar
evitando el sobrepeso, para no sobrecargar la articulación (muy importante en
rodillas, caderas, e incluso en columna vertebral).
El
ejercicio aeróbico frecuente (natación, pasear...) puede mejorar la
funcionalidad de la articulación y evitar que los músculos relacionados se
atrofien por disminución de su uso, pero alternando con periodos de descanso.
Si se padece de artrosis en las manos, es conveniente reducir el tiempo que se
dedica a actividades como coser o algunas manualidades, ya que los movimientos
repetitivos no convienen. Algunos ejercicios con parafina han aportado alivio a
algunos pacientes, aunque con resultados dispares.
Existen
en las ortopedias ciertas férulas que pueden contribuir a aliviar la carga que
soporta la articulación, pero deben complementarse con ejercicios específicos
para favorecer el movimiento de la articulación y fortalecer los músculos; así
como con la aplicación de calor o frío para relajar y tonificar la zona. El
calor local puede calmar el dolor, aplicado en forma de baño o con una manta
eléctrica. El frío es bueno para reducir la inflamación y tonificar la zona.
Por la mañana es normal que duela más, debido a la inactividad de la noche; por
ello, el baño caliente por la mañana es una buena manera de desentumecer las
articulaciones afectadas.
Es
importante evitar cargar con pesos excesivos, caminar por superficies
irregulares, o permanecer de pie mucho tiempo sin descansar, en caso de sufrir
de artrosis de cadera, rodilla, columna vertebral… Usar un calzado cómodo
también es fundamental, para evitar adoptar posturas incorrectas. Algunos
pacientes encontrarán útil el uso de bastón, para favorecer la marcha, mantener
el equilibrio y evitar las caídas.
Es
fundamental la aceptación de la enfermedad en cuanto a la percepción estética
de algunas deformidades articulares y a la percepción del dolor, que si no es
constante en la mayoría de los casos, sí interrumpe con frecuencia el curso
normal del individuo. Adaptarse a estos cambios puede ser más sencillo con las
medidas descritas y con los tratamientos que, en cada caso, sean necesarios.
Referencia:
webconsultas.com/artrosis/artrosis-427
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