ALZHEIMER: CONOCIENDO ESTA ENFERMEDAD A PROPÓSITO DE UN RELATO.
ALZHEIMER: CONOCIENDO ESTA ENFERMEDAD A PROPÓSITO DE UN RELATO.
“Querida Julia:
Te escribo ahora, mientras duermes,
por si mañana ya no fuera yo el que amanece a tu lado.
En estos viajes de ida y vuelta cada
vez paso más tiempo al otro lado y en uno de ellos, ¿quién sabe?, temo que ya
no habrá regreso.
Por si mañana ya no soy capaz de
entender esto que me ocurre. Por si mañana ya no puedo decirte cómo admiro y
valoro tu entereza, este empeño tuyo por estar a mi lado, tratando de hacerme
feliz a pesar de todo, como siempre.
Por si mañana ya no fuera consciente
de lo que haces. Cuando colocas papelitos en cada puerta para que no confunda
la cocina con el baño; cuando consigues que acabemos riéndonos después de
ponerme los zapatos sin calcetines; cuando te empeñas en mantener viva la
conversación aunque yo me pierda en cada frase; cuando te acercas
disimuladamente y me susurras al oído el nombre de uno de nuestros nietos;
cuando respondes con ternura a estos arranques míos de ira que me asaltan, como
si algo en mi interior se rebelase contra este destino que me atrapa.
Por esas y por tantas cosas. Por si
mañana no recuerdo tu nombre, o el mío.
Por si mañana ya no pudiera darte las
gracias. Por si mañana, Julia, no fuera capaz de decirte, aunque sea una última
vez, que te quiero.
Tuyo siempre
T.A.M.R.”
He querido iniciar al abordaje de
esta enfermedad que asola predominantemente a la cada vez mayormente creciente
población de la tercera edad, con un relato de ficción de un paciente de
Alzheimer que agradece a su esposa el cuidado y el cariño con el que le cuida y
lo deja por escrito por si un día, avanzada la enfermedad, ya no supiera
hacerlo ni pudiera recordarla.
El Alzheimer es la causa más común de
demencia en las personas mayores. La demencia es la pérdida del funcionamiento
cognitivo, o sea, pensar, recordar y razonar, a tal grado que interfiere con la
vida y las actividades diarias de una persona.
La enfermedad de Alzheimer es una
enfermedad irreversible y progresiva del cerebro que lentamente destruye la memoria
y las aptitudes del pensamiento, y con el tiempo, hasta la capacidad de llevar
a cabo las tareas más simples. En la mayoría de las personas afectadas con esta
enfermedad, los síntomas aparecen por primera vez después de los 60 años de
edad.
La enfermedad toma su nombre del Dr.
Alois Alzheimer. En 1906, el Dr. Alzheimer notó cambios en los tejidos del
cerebro de una mujer que había muerto de una rara enfermedad mental. Sus
síntomas incluían pérdida de la memoria, problemas de lenguaje y comportamiento
impredecible. Después que la mujer murió, el Dr. Alzheimer examinó su cerebro y
descubrió varias masas anormales (actualmente llamadas placas amiloideas) y
bultos retorcidos de fibras (actualmente llamados ovillos o nudos
neurofibrilares).
Las placas y los ovillos en el
cerebro son dos de las características principales de esta enfermedad. La
tercera característica es la pérdida de las conexiones entre las células
nerviosas (las neuronas) y el cerebro.
Señales
y síntomas
En un principio, surgen pequeñas e
imperceptibles pérdidas de memoria, pero con el paso del tiempo, esta
deficiencia se hace cada vez más notoria e incapacitante para el afectado, que
tendrá problemas para realizar tareas cotidianas y simples, y también, otras
más intelectuales, tales como hablar, comprender, leer, o escribir.
Síntomas
neurológicos
La enfermedad de Alzheimer afecta a
la memoria en sus diferentes tipos. Estos son los deterioros sufridos:
·
Pérdida de memoria a
corto plazo: incapacidad para retener nueva información.
·
Pérdida de memoria a
largo plazo: incapacidad para recordar información personal como el cumpleaños o la
profesión.
·
Alteración en la capacidad de razonamiento.
·
Afasia: pérdida de vocabulario
o incomprensión ante palabras comunes.
·
Apraxia: descontrol sobre los
propios músculos, por ejemplo, incapacidad para abotonarse una camisa.
·
Pérdida de capacidad
espacial: desorientación, incluso en lugares conocidos.
·
Cambios de carácter: irritabilidad,
confusión, apatía, decaimiento, falta de iniciativa y espontaneidad.
Causas
El Alzheimer se produce debido a la
reducción de la producción cerebral de acetilcolina (un neurotransmisor), lo
que provoca a un deterioro en el rendimiento de los circuitos colinérgicos del
sistema cerebral.
Es difícil determinar quién va a
desarrollar la enfermedad de Alzheimer, puesto que se trata de una alteración
compleja, de causa desconocida, en la que, al parecer, intervienen múltiples
factores. Estos son algunos de los elementos que pueden aumentar las
probabilidades de padecer esta patología.
·
Edad: suele afectar a los
mayores de 60-65 años, pero también se han dado casos entre menores de 40. La
edad media de diagnóstico se sitúa en los 80, puesto que se considera que el
mal de Alzheimer es una enfermedad favorecida por la edad.
·
Sexo: las mujeres lo padecen
con más frecuencia, probablemente, porque viven más tiempo.
·
Razas: afecta por igual a
todas las razas.
·
Herencia familiar: la enfermedad de
Alzheimer familiar, una variante de la patología que se transmite
genéticamente, supone el 1 por ciento de todos los casos. No obstante, se
estima que un 40 por ciento de los pacientes con Alzheimer presenta
antecedentes familiares.
·
Factor genético: varias mutaciones en el
gen de la proteína precursora de amiloide (APP), o en el de las presenilinas 1
y 2. También podría asociarse con mutaciones en el gen de la apolipoproteína E
(ApoE). Esta proteína está implicada en el transporte y eliminación del
colesterol. Según las investigaciones, la nicastrina activaría la producción
del amiloide beta.
·
Factores
medioambientales: El tabaco se ha mostrado como un claro factor de riesgo de
la patología, al igual que las dietas grasas. Por otra parte, pertenecer a una
familia numerosa también parece influir en el riesgo de Alzheimer.
Diagnóstico
Entre un 30 y 40 por ciento de los
casos de Alzheimer podría estar sin diagnosticar, de los cuales un 80 por
ciento pertenecen a un estadio leve.
La enfermedad se diagnostica con
datos recabados sobre los problemas del paciente de memoria y aprendizaje, para
llevar adelante la vida cotidiana. y preguntando a familiares o personas que
conviven con el supuesto enfermo. Los análisis de sangre y orina descartan
otras posibles enfermedades que causarían demencia y, en algunos casos, también
es preciso analizar fluido de la médula espinal.
Un estudio realizado por Sanitas
Residencial titulado de “Por una atención del Alzheimer centrada en la persona”
refleja que un 78 por ciento de las personas con Alzheimer conocen con dos años
de antelación que van a sufrir la enfermedad.
Resulta importante que el paciente
cuente con un apoyo cercano de un familiar o una persona de su entorno, ya que
el propio enfermo puede tratar de minimizar los síntomas del Alzheimer que
sufre a la hora de explicarlos. Además, debido a los trastornos de memoria que
sufre o el resto de problemas puede que el propio paciente no dé a conocer todo
lo que percibe que le ocurre.
Pruebas y
exámenes
Entre las pruebas más empleadas para
observar los cambios que esta enfermedad produce en el cerebro destaca la
resonancia magnética (RM), la tomografía por emisión de positrones (conocida
por su acrónimo inglés, PET) y una combinación de ambas. Con la RM, se
visualiza la forma y estructura del cerebro. Con la PET se pueden detectar los
primeros cambios en el tejido cerebral, incluso antes de que aparezcan los
síntomas visibles (como el deterioro de la memoria).
Para detectar si una persona cuenta
con deterioro cognitivo se realiza una prueba de cribado o screening cognitivo.
Se trata de una serie de tests que tratan de determinar si las habilidades
cognitivas de una persona se han visto afectadas de alguna manera. Son tests
sencillos, que no implican grandes costes, y cuya rapidez en realización
permiten obtener rápidamente un resultado. Algunos de estos tests son:
·
Eurotest: consiste en la
manipulación de monedas de euro para estudiar la memoria o la capacidad para
manejar dinero.
·
Exploración
Neuropsicológica Mínima en Demencias: consiste en siete pruebas con
diferentes fines.
·
Memory Impairment
Screen:
para la memoria verbal.
·
Test de los siete
minutos:
es una prueba que permite diagnosticar la enfermedad de Alzheimer en las
primeras fases y en pacientes de todas las edades, midiendo la orientación
temporal, la capacidad del paciente para recordar y aprender, la fluidez del
lenguaje y su habilidad para realizar un dibujo.
Tratamiento
La enfermedad de Alzheimer es una
patología de evolución lenta. Desde que aparecen los primeros síntomas hasta
que se inicia una etapa de mayor gravedad pueden pasar años, dependiendo de
cada persona, entre 5 y 20. Por el momento no existe ningún tratamiento que
revierta el proceso de degeneración que comporta esta enfermedad. Sin embargo,
sí se dispone de algunos fármacos que pueden retrasar, en determinadas etapas
de la enfermedad, la progresión de la patología.
Se utilizan los anticolinesterásicos
o inhibidores de la acetilcolinesterasa, fármacos que elevan los niveles de
acetilcolina en el cerebro: Tacrina, donepezilo, galantamina, memantina y
rivastigmina son los fármacos indicados en las primeras etapas de la
enfermedad. Con estos medicamentos se mejoran las fases iniciales y moderadas
de la patología, retrasando el deterioro de la memoria y la atención. En el 20
por ciento de los casos estos medicamentos pueden tener efectos adversos que
causan trastornos gastrointestinales como náuseas, vómitos o diarrea. Sin
embargo, no tienen ningún tipo de interacción con otros fármacos.
De manera general, los
anticolinesterásicos suelen retrasar medio año el deterioro cognitivo de los
pacientes. Según la Fundación del Cerebro y la Fundación Española de
Enfermedades Neurológicas, las tasas de efectividad son elevadas: un 50 por
ciento de los pacientes responde positivamente a la administración del
medicamento, mientras que un 20 por ciento responde en mayor medida de forma
positiva que la media. Por el contrario, el 30 por ciento de los pacientes no
responde a la medicación.
Este tipo de tratamiento se combina
con otro sintomático, que se administra, a medida que el paciente va denotando
diversos síntomas que acompañan al mal de Alzheimer, tales como la depresión,
estados de agitación, alteraciones del sueño, o complicaciones más tardías del
tipo incontinencia de esfínteres, estreñimiento, infecciones urinarias, úlceras
provocadas por la inmovilidad o tromboflebitis.
Para los síntomas psicóticos que
suelen aparecen cuando la demencia es moderada se pueden administrar fármacos
neurolépticos, aunque sólo se recomiendan en casos extremos ya que también
afectan a otros sistemas neuronales.
La vacuna, AN-1792, se basa en una
forma sintética de la proteína beta amiloide, proteína que conforma las placas
en los cerebros de los pacientes con Alzheimer y estimula al sistema
inmunológico para eliminar las placas ya formadas y evitar la aparición de
otras nuevas.
Es importante también la disposición
que deben tener aquellas personas encargadas del cuidado del paciente. Cuidar a
alguien con Alzheimer puede ser complicado debido a los cambios de humor o
problemas de memoria, pero si se adopta la actitud adecuada el tratamiento
puede hacerse más llevadero. La Fundación del Cerebro y la Fundación Española
de Enfermedades Neurológicas ofrecen algunos consejos como los siguientes:
Se debe tratar al paciente acorde a
la edad que tenga, y no tratar de ocultarle información.
No dar órdenes ni exigencias, tratando
de mantener un tono positivo siempre.
Hablar claro y explicar las cosas de
forma relajada y lo necesariamente extensas que sea posible para que el
paciente pueda comprender lo que se le trata de decir o explicar.
Tratar de que el paciente tenga su propia
independencia y ayudar en la medida de lo posible, sin anular sus acciones.
Prevención
Las recomendaciones de los expertos
se centran fundamentalmente en dos puntos clave: detección precoz de los
primeros síntomas, y ejercitar la memoria y la función intelectual. Además,
mantener una dieta equilibrada, baja en grasas, protege frente al deterioro
cognitivo, además, la vitamina E ejerce un efecto protector. En general,
mantener unos hábitos de vida saludables puede reducir el 40 por ciento de los
casos de Alzheimer, según la Sociedad Española de Neurología (SEN).
Fuentes:
·
Nia.nih.gov/espanol/publicaciones/enfermedad-alzheimer
·
Dmedicina.com
·
Contarcuentos.com/2012/04/los-sentimientos-y-el-olvido-concurslow-microrrelatos
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