CIRROSIS
CIRROSIS
La
cirrosis es una etapa tardía de la formación de cicatrices (fibrosis) en el
hígado causada por diversas afecciones y enfermedades hepáticas, como hepatitis
y alcoholismo crónico.
La
cirrosis se produce en respuesta a los daños en el hígado. Cada vez que el
hígado se lesiona, este intenta repararse por sus propios medios. En el
proceso, se forma tejido cicatricial. A medida que la cirrosis avanza, se forma
cada vez más tejido cicatricial, lo que dificulta el funcionamiento del hígado.
La
cirrosis descompensada es la expresión utilizada para describir el desarrollo
de complicaciones específicas que surgen debido a los cambios que acarrea la
cirrosis. La cirrosis descompensada es potencialmente mortal.
En
general, los daños en el hígado ocasionados por la cirrosis no se pueden
reparar. Sin embargo, si la cirrosis hepática se diagnostica temprano, y se
trata la causa, el daño adicional puede limitarse y, en pocos casos,
revertirse.
1. Síntomas
La
cirrosis, por lo general, no da señales ni tiene síntomas hasta que las
lesiones hepáticas se hacen grandes. Cuando sí hay signos y síntomas, estos
pueden incluir:
·
Cansancio
·
Aparición de
hemorragias con facilidad
·
Propensión a
hematomas
·
Picazón en la
piel
·
Decoloración
amarilla en la piel y los ojos (ictericia)
·
Acumulación de
líquido en el abdomen (ascitis)
·
Pérdida de
apetito
·
Náuseas
·
Hinchazón en las
piernas
·
Pérdida de peso
·
Confusión,
somnolencia y dificultad en el habla (encefalopatía hepática)
·
Vasos sanguíneos
en forma de arañas en la piel
·
Enrojecimiento en
las palmas de las manos
·
Atrofia de
testículos en los hombres
·
Aumento de senos
(macromastia) en los hombres
2. Causas
Existe
una gran variedad de enfermedades y afecciones que pueden dañar el hígado y
provocar cirrosis. Las causas más frecuentes son las siguientes:
·
Abuso crónico de
alcohol
·
Hepatitis viral
crónica (hepatitis B y C)
·
Acumulación de
grasa en el hígado (enfermedad por hígado graso no alcohólico)
Otras
causas posibles son las siguientes:
·
Acumulación de
hierro en el cuerpo (hemocromatosis)
·
Fibrosis quística
·
Acumulación de
cobre en el hígado (enfermedad de Wilson)
·
Vías biliares mal
formadas (atresia biliar)
·
Trastornos
heredados del metabolismo del azúcar (galactosemia o enfermedad de
almacenamiento de glucógeno)
·
Trastorno
genético digestivo (síndrome de Alagille)
·
Enfermedad
hepática causada por el sistema inmunitario del cuerpo (hepatitis
autoinmunitaria)
·
Destrucción de
las vías biliares (cirrosis biliar primaria)
·
Endurecimiento y
cicatrización de las vías biliares (colangitis esclerosante primaria)
·
Infección como
esquistosomiasis
·
Medicamentos como
metotrexato
3. Complicaciones
Entre
las complicaciones de la cirrosis se incluyen:
Complicaciones relacionadas con el
torrente sanguíneo:
·
Presión
arterial alta en las venas del hígado (hipertensión portal). La cirrosis reduce el flujo normal de sangre que pasa
por el hígado, lo que aumenta la presión en la vena que lleva sangre desde los
intestinos y el bazo al hígado.
·
Hinchazón en
las piernas y abdomen. La
hipertensión portal puede provocar acumulación de líquidos en las piernas
(edemas) y el abdomen (ascitis). Los edemas y la ascitis también pueden ser el
resultado de la incapacidad del hígado de generar cantidad suficiente de
determinadas proteínas en sangre, como la albumina.
·
Agrandamiento
del bazo (esplenomegalia). La
hipertensión portal también puede producir cambios en el bazo. La disminución
de glóbulos blancos y plaquetas en la sangre puede ser un signo de cirrosis con
hipertensión portal.
·
Sangrado. La hipertensión portal puede hacer que la sangre se
redirija hacia las venas más pequeñas, lo que provoca que aumenten su tamaño y
se hagan várices. Debido a la tensión de la carga adicional, estas venas más
pequeñas pueden explotar y provocar un sangrado grave. El sangrado potencialmente
mortal suele ocurrir cuando se rompen las venas del esófago bajo (várices
esofágicas) o el estómago (várices gástricas). Si el hígado no puede generar
suficientes factores de coagulación, esto también puede contribuir a un
sangrado continuo. Las infecciones bacterianas son un desencadenante frecuente
de sangrado.
Otras complicaciones:
·
Infecciones. Si tienes cirrosis, el cuerpo puede tener
dificultades para combatir infecciones. La ascitis puede generar peritonitis
bacteriana espontánea, una infección grave.
·
Desnutrición. La cirrosis puede presentar más dificultades para que
el cuerpo procese nutrientes, lo que genera debilidad y pérdida de peso.
·
Acumulación
de toxinas en el cerebro (encefalopatía hepática). Un hígado dañado por la cirrosis no puede limpiar las
toxinas de la sangre tan bien como un hígado sano. Luego, estas toxinas se
pueden acumular en el cerebro y provocar confusión mental y dificultad para
concentrarse. Los síntomas de la encefalopatía hepática pueden variar desde
fatiga y deficiencia leve en las funciones intelectuales hasta falta de
respuesta o coma.
·
Ictericia. La ictericia ocurre cuando el hígado enfermo no puede
eliminar suficiente bilirrubina (un residuo de la sangre) de la sangre. La
ictericia produce amarilleamiento de la piel y la esclerótica, y oscurecimiento
de la orina.
·
Osteopatía. Algunas personas con cirrosis pierden fortaleza en
los huesos y tienen más riesgo de sufrir fracturas.
·
Mayor riesgo
de cáncer de hígado. Una gran
proporción de las personas que desarrollan el cáncer de hígado que se forma
dentro del hígado mismo tienen cirrosis.
·
Insuficiencia
hepática aguda y crónica. Algunas
personas padecen insuficiencias en diversos órganos. Ahora los investigadores
creen que esta es una complicación particular en algunas personas que tienen
cirrosis, pero no comprenden por completo sus causas.
4. Diagnóstico
Las
personas con cirrosis hepática en estadio temprano no suelen presentar
síntomas. A menudo, la cirrosis se detecta por primera vez mediante análisis de
sangre o exámenes de rutina. El médico puede solicitar uno o más análisis de
laboratorio que podrían indicar un problema en el hígado, como la cirrosis.
Análisis
de laboratorio:
·
Función hepática. Se examina la sangre en busca de exceso de
bilirrubina, que es un producto de la descomposición de los glóbulos rojos,
además de ciertas encimas que pueden indicar daño hepático.
·
Función
renal. Se analiza la sangre en
busca de creatinina debido a que la función hepática puede disminuir en las
etapas finales de la cirrosis (cirrosis descompensada).
·
Análisis de
hepatitis B y C. Se analiza la
sangre en busca de virus de hepatitis.
·
Coagulación. Se analiza el índice internacional normalizado para
comprobar la capacidad de coagulación de la sangre.
Es
posible que el médico indique diagnósticos por imágenes y otros exámenes para
ampliar el diagnóstico de cirrosis:
·
Elastografía
por resonancia magnética o elastografía de transición. Estas pruebas por imágenes no invasivas detectan el
endurecimiento o la rigidez del hígado y pueden eliminar la necesidad de
realizar una biopsia del hígado.
·
Otras pruebas
por imágenes. Las resonancias
magnéticas, tomografías computarizadas y ecografías generan imágenes del
hígado.
·
Biopsia. No se necesita una muestra de tejido (biopsia) para
diagnosticar cirrosis. No obstante, el médico puede usarla para identificar la
gravedad, la extensión y la causa del daño hepático.
Si
tienes cirrosis, es posible que el médico te recomiende pruebas de diagnóstico
periódicas para controlar los signos del progreso o las complicaciones de la
enfermedad, especialmente las várices esofágicas y el cáncer de hígado.
5. Tratamiento
El
tratamiento para la cirrosis depende de la causa y la extensión de su daño
hepático. Los objetivos del tratamiento son frenar la progresión del tejido
cicatricial en el hígado y prevenir o tratar los síntomas y las complicaciones
de la cirrosis. Es posible que tenga que ser hospitalizado si tiene daño
hepático severo.
Tratamiento
de la causa subyacente de la cirrosis
En
cirrosis temprana, puede ser posible minimizar el daño al hígado tratando la
causa subyacente. Las opciones incluyen las siguientes:
·
Tratamiento
para la dependencia del alcohol.
Las personas con cirrosis causada por abuso de alcohol deben dejar de beber. Si
tiene cirrosis, es esencial dejar de beber ya que cualquier cantidad de alcohol
es tóxica para el hígado. Si detiene el consumo de alcohol es difícil, su
médico puede recomendar un programa de tratamiento para la adicción al alcohol.
·
Pérdida de
peso: Las personas con cirrosis
causada por la enfermedad hepática grasa no alcohólica pueden ser más
saludables si pierden peso y controlan sus niveles de azúcar en la sangre. Es
importante mantener la ingesta adecuada de proteínas mientras se intenta perder
peso en el marco de la cirrosis.
·
Medicamentos
para controlar la hepatitis. Los
medicamentos pueden limitar el daño adicional a las células del hígado causado
por la hepatitis B o C a través del tratamiento específico de estos virus.
·
Medicamentos
para controlar otras causas y síntomas de cirrosis. Los medicamentos pueden ralentizar la progresión de
ciertos tipos de cirrosis hepática. Por ejemplo, para las personas con cirrosis
biliar primaria (ahora conocida como colangitis biliar primaria) que se
diagnostica temprano, la medicación puede retrasar significativamente la
progresión a la cirrosis.
Otros
medicamentos pueden aliviar ciertos síntomas, como picazón, fatiga y dolor. Los
suplementos nutricionales se pueden prescribir para combatir la desnutrición
asociada con la cirrosis y para prevenir huesos débiles (osteoporosis).
Tratamiento
de las complicaciones de la cirrosis
El
médico tratará otras complicaciones de la cirrosis, entre ellas:
·
Exceso de
líquido en el cuerpo. Una dieta
con bajo contenido de sodio y los medicamentos para evitar la acumulación de
líquido en el cuerpo pueden ayudar a controlar la ascitis y la hinchazón. Una
acumulación de líquido más grave puede requerir procedimientos de drenaje y
otras intervenciones para aliviar la presión. En algunos casos, se coloca un
pequeño tubo (derivación porto sistémica intrahepática transyugular) en la vena
del hígado para aliviar la presión arterial del hígado y reducir la tasa de
acumulación de líquido.
·
Hipertensión
portal. Algunos medicamentos para
la presión arterial pueden controlar la presión aumentada en las venas del
hígado (hipertensión portal) y evitar un sangrado grave. El médico realizará
una endoscopia superior en intervalos regulares para identificar venas
agrandadas en el esófago o en el estómago (varices) que pueden producir
sangrado.
Si
tienes varices, es posible que necesites medicamentos para reducir el riesgo de
sangrado. Si no puedes tolerar el medicamento y presentas signos de que las
varices sangran o probablemente sangrarán, es posible que necesites un
procedimiento (ligadura con banda) para detener el sangrado o reducir el riesgo
de sangrado en el futuro. En algunos casos, se puede colocar una derivación porto
sistémica intrahepática transyugular en el hígado para reducir la presión
arterial en el hígado y evitar más sangrado.
·
Infecciones. Es posible que recibas antibióticos u otros
tratamientos para infecciones. Es posible que el médico recomiende que te
vacunes contra la influenza, la neumonía y la hepatitis.
·
Mayor riesgo
de cáncer de hígado. El médico
recomendará que te realices análisis de sangre y ecografías cada seis meses
para buscar signos de cáncer de hígado.
·
Encefalopatía
hepática. Es posible que te
receten medicamentos para ayudar a evitar la acumulación de toxinas en la
sangre debido a un mal funcionamiento del hígado.
Trasplante de hígado
En
los casos avanzados de cirrosis, cuando el hígado deja de funcionar, un
trasplante de hígado puede ser la única opción de tratamiento. Las personas
suelen considerar esta opción cuando desarrollan los síntomas de la cirrosis,
como ictericia, una importante retención de líquido (ascitis), várices
sangrantes, encefalopatía hepática, disfunción renal o cáncer de hígado. Un
trasplante de hígado reemplaza el hígado enfermo por el hígado sano de un
donante fallecido o una parte del hígado de un donante vivo. La cirrosis es la
causa más común de trasplante de hígado.
Los
candidatos para recibir un trasplante de hígado deben pasar análisis extensivos
para determinar si están suficientemente sanos para tener buenos resultados
luego de la cirugía. Asimismo, los centros de trasplantes suelen solicitar un
período de abstinencia de alcohol a las personas con enfermedades hepáticas
relacionadas con el alcohol antes de que puedan recibir un trasplante.
Posibles tratamientos futuros
Los
científicos están trabajando en la expansión de los tratamientos actuales para
la cirrosis, pero los resultados han sido limitados. Debido a que la cirrosis
tiene una gran cantidad de causas y complicaciones, existen muchos enfoques
posibles. Una combinación de mayor cantidad de exámenes para la detección de
tuberculosis, cambios en el estilo de vida y medicamentos nuevos podría mejorar
los resultados de las personas que sufren daño hepático, en caso de que se
comenzara en una etapa temprana.
En
el futuro podría ser posible disminuir e incluso revertir la fibrosis que
genera cirrosis según la causa de la fibrosis. Algunas de las personas que
recibieron tratamientos exitosos para la hepatitis C y medicamentos para la
hepatitis B podrían presentar mejoras en sus fibrosis.
Medicina alternativa
Se
han utilizado muchas medicinas alternativas para tratar las enfermedades
hepáticas. El cardo marino (silibinina) es la opción más utilizada y mejor
estudiada. Entre otras hierbas se incluyen regaliz (glycyrrhiza), schisandra y
astragalus. No obstante, en los ensayos clínicos no hay evidencia suficiente de
beneficios para recomendar el uso de hierbas en el tratamiento de la cirrosis
hepática. Asimismo, los medicamentos de hierbas representan un porcentaje en
aumento de los casos informados de lesiones hepáticas inducidas por
medicamentos.
Fuente: Clínica Mayo.
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