PROMOCIÓN "JORGE CHÁVEZ" 1986- CASA GRANDE-PERÚ. PERCY ZAPATA MENDO.

PROMOCIÓN “JORGE CHÁVEZ DARTNELL”, 1986.
COLEGIO “JORGE CHÁVEZ”
JUNIO DEL 2012
Pertenecer a esta promoción no sólo es motivo de orgullo, sino de una honra inconmensurable. Iniciamos como unos alumnos de secundaria matriculados en el año 1982, bajo una pléyade de lo más granado del profesorado del Valle de Chicama, y finalizamos ya no como alumnos que compartían la misma mesa de estudio de a cuatro (sé qué dirán bajo la óptica actual que esto es antipedagógico, pero no se adelanten en adjetivos ni hagan juicios de valores aún), sino como unos hermanos que nos cohesionamos cada vez más a medida que el tiempo pasa…como si los segundos y horas fusionaran nuestra amistad y la hicieran más sólida que la Puzolana Romana que mantiene en pié sus arquitecturas milenarias.
Mencionar a algunos de estos egregios maestros y obviar a otros por lo ligera de nuestra memoria sería una gran injusticia, bástenos con decir que somos una de las pocas promociones cuyos integrantes en un 62% se constituyeron en profesionales, siendo la media nacional, 13%. Pero todo este esfuerzo hubiera sido vano aun teniendo a estos maestros comprometidos el ciento por ciento con nuestra instrucción, sino hubiéramos contado con otros pilares fundamentales:
Uno, nuestros padres, que a pesar que en esa década de los 80 del siglo pasado estuvieron afrontando una severísima crisis económica al igual que otras familias peruanas, y que lo poco que percibía como sueldo a la semana (al cambio actual, unos 20 a 40 soles semanales) nos lo entregaban íntegro a nosotros para nuestros gastos de educación o de alimentación, nos inculcaron el sentido de responsabilidad, obediencia y la laboriosidad como fuentes de una vida digna. ¿Si alguno de nosotros es millonario? No, pero aun a los 42 años de edad que tenemos en promedio en la actualidad, contamos con unas profesiones que nos permiten vivir sin apego al dinero y dándole su auténtica dimensión: que ha sido creado como un medio para satisfacer nuestras necesidades primarias. ¿Tenemos cuentas bancarias? Tampoco, pero no nos quita el sueño, pues cuando Dios decida que nuestro ciclo ya terminó y hemos retribuido con nuestros cuidados a nuestros padres y protegido a la vez a los vástagos (los que tienen), nos iremos con la tranquilidad de haber hecho lo adecuado: Que la mejor herencia es haberles inculcado el sentido del bien y del mal a nuestra descendencia (propia o por lazos familiares), una más que excelente formación, y el sentido de la dignidad y el amor propio. Tal vez esto último sea el obstáculo para no estar en las cúspides administrativas y burocráticas, pero más vale vivir de pié que estar arrodillado rogando prebendas…y esta manera se haber sido criados ahora nos hace objeto de curiosidad o de asombro, y no en pocas, incomprensión…pues parece increíble que con los estándares actuales hayan algunos que se aferren con obstinación a evitar la molicie del facilismo político, o que se nos catalogue como “cerrados y anticuados” cuando se trate de aplicar el sentido de la crianza…y los padres de la actualidad que han crecido bajo las enseñanzas de “sé un amigo de tu hijo” , tienen ahora problemas para manejar los despropósitos que cometen su prole…a nosotros nos enseñaron que no debemos ser amigos de nuestros hijos, amigos puede tener un joven por raudales, pero padres que guíen e impartan disciplina para la vida…solo los que le criaron y/o engendraron.
El otro factor fue el que contamos con un Director de polendas, como es el maestro Alberto Chávez Cabrera, que en esos años desplegaba una actividad y un apego por las normas más que proverbial, tanto que en la actualidad su manera de educar estaría reñido con las leyes de la protección del menor y del adolescente, pero juzgarle por ello sería más que una vulgar patanería y aprovechamiento personal…eran otras épocas, y si piensan que unos correazos o palmetazos eran perjudiciales para nuestra formación como hombres y mujeres de bien, les recuerdo nuestro éxito como profesionales mencionado líneas arriba. Ojo, y no piensen que el 38% restante son unos parias, no, no es así. Son unos voluntariosos y responsables padres de familia y serenos esposos/as, no involucrados en escándalos, histrionismo escénico ni en reyertas públicas.
Y por último, he de recordar al tercer pilar, el contar con un auxiliar militarizado, severo censor de la disciplina, el señor Manuel Fernández Goicochea. Bajo su dirección, la promoción a la cual pertenezco, alcanzó un grado de perfeccionamiento en obediencia y amor por nuestros valores históricos y sociales como nadie. La férrea disciplina cuartelaría en esos cinco años nos convirtió en una aceitada máquina de orden cerrado que ejecutaba maniobras militares y alegorías como sólo las mejores del mundo. Pensarán que estoy exagerando e idealizando esto, pero las mejores pruebas están en esos innumerables bosques de gallardetes que ganamos a todos los colegios locales, distritales, provinciales y departamentales del Perú y que aún en la actualidad, mi querido colegio viene exhibiendo como si fueran preseas ganadas recientemente, y la más joven de ellas, datan de 26 años atrás. Ni los colegios militares pudieron siquiera estar a la nuestra altura en preparación, pues casi éramos como soldados profesionales…y no pocos de nosotros nos emocionamos hoy cuando escuchamos algunas marchas de antaño que escasamente tocan en la actualidad en los desfiles cada vez más deslucidos en cuanto a disciplina y entrega.
Si piensan que hemos sido unos simples soldaditos de plomo o que llevamos nuestro amor por la patria sólo en teorías o en los recuerdos, pues consulten los incrédulos por nuestras libretas militares y las acciones en la que muchos participaron combatiendo en esos años a las hordas terroristas en Ayacucho y El Alto Huallaga, algunos de los cuales llegaron al término de sus dos años de servicio militar, con graves secuelas psicológicas que llamarían posteriormente, como “stress post traumático”, y que gracias al apoyo de sus familias y amigos escasos, pudieron superar y después, continuar estudiando con el empeño con que nos inculcaron nuestros padres.
El último y no menos importante baluarte, fue y sigue siendo Dios, pues es Él quien nos hizo encontrarnos, homogenizarnos y querernos como hermanos aún a pesar de los años transcurridos. Sabemos que estamos respondiendo a un fin, somos sus peones, caballos o alfiles en su inmenso ajedrez de la vida, y que a pesar que no somos unos politicastros o magnates, nuestra vida tiene un objetivo, que tal vez ya hallamos cumplido, o estemos por hacerlo.
Remataría este breve escrito nombrando a cada uno de los integrantes de esta promoción forjada a la largo de cinco años con sus respectivos sobrenombres, no por avergonzarlos ni por hacer chirigota, sino por revivir en cada uno de ellos los momentos felices en la que nos ganamos tales apelativos...pero optaré por evocarlos en esas escasas y cada vez más espaciadas pero amenas reuniones.
Evocando pretéritos recuerdos, terminaré abruptamente este escrito con lo siguiente:
¡PROMOCIÓN JORGECHAVISTA 1986…SUBORDINACIÓN Y VALOR!

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