SINDROME PRE-MENSTRUAL. PERCY ZAPATA MENDO.
SINDROME PRE-MENSTRUAL
Se estima que más de la mitad de las mujeres aproximadamente- el 54 por ciento- se queja de molestias leves o moderadas antes de tener la regla; un 37 por ciento manifiesta sufrir molestias severas, y entre un 5 y un 10 por ciento presenta una serie de trastornos de tal magnitud que precisa tratamiento y a menudo requiere baja laboral. Tan sólo el 10 por ciento asegura no sufrir ningún tipo de trastorno.
Son "cosas de mujeres", es cierto; pero ello no significa que carezcan de importancia. Y también es cierto que el síndrome premenstrual no es un fenómeno nuevo. Ya Hipócrates, el "padre de la Medicina", descubrió síntomas como cefaleas y sensación de pesadez; y Plinio apuntaría posteriormente cambios notables, por no decir mágicos: «Al acercarse una mujer en este estado, se marchita la hierba, se secan las plantas del jardín, se agria el vino nuevo y se cae la fruta del árbol a cuyo pie se sienta».
1931, una fecha clave
Sin embargo, es a Frank a quien se atribuye la primera descripción moderna del síndrome premenstrual, realizada en 1931, y en la que se refiere a un conjunto de síntomas físicos, emocionales y conductuales que se presentan dos semanas antes de la menstruación. Aunque aún se desconoce la causa, se ha avanzado de manera considerable en el diseño de métodos más precisos para establecer un diagnostico de este trastorno, que permiten diferenciarlo de otros y desarrollar tratamientos más eficaces.
Síntomas variables
Este criterio temporal se aplica a casi todas las mujeres en edad fértil, y, según el momento en que aparecen los síntomas, se pueden establecer varios patrones de la evolución del trastorno.
De este modo, en un grupo de mujeres los síntomas aumentan de intensidad poco a poco y se interrumpen de repente al inicio de la menstruación; en otras, la intensidad de los síntomas también es creciente, pero la remisión de estos no es brusca, sino que requiere más tiempo, hasta el comienzo del siguiente ciclo. En un tercer grupo de mujeres, los síntomas muy intensos se limitan a unos cuantos días antes de la menstruación, aunque esa intensidad va aumentando de manera gradual durante la fase luteínica -a partir de la ovulación-, alcanza el punto máximo apenas antes del inicio de la menstruación y declina luego muy rápidamente en los primeros cuatro días de la siguiente regla.
Estos síntomas suelen aparecer en un período de tiempo comprendido entre la fecha de la ovulación y la propia menstruación, tras la cual remiten. De continuar las molestias, habría que hablar ya de dismenorrea o dolor menstrual.
Aunque se han propuesto distintas clasificaciones de los síntomas que presenta cada mujer, puede que la más aceptada sea la del Profesor Abraham, que distingue cuatro grandes grupos. Dos de éstos se circunscriben al ámbito psicológico y en ellos se incluyen aquellas mujeres que padecen ansiedad, irritabilidad, mal humor, depresión, pérdida de confianza, pérdida de memoria, somnolencia y desinterés por el trabajo, entre otros trastornos.
Error diagnóstico
Sin duda, los problemas psíquicos pueden ser determinantes, y en muchos casos un diagnóstico de depresión erróneo puede llevar a un tratamiento incorrecto consistente en la administración de fármacos ansiolíticos o antidepresivos, cuando en realidad esa depresión es puramente consecuencia del síndrome premenstrual.
Hay otras mujeres que manifiestan únicamente síntomas físicos, como pueden ser hinchazón de abdomen, retención de líquidos en las manos y en los tobillos -con el consecuente aumento de peso de entre dos y cuatro kilos-, incremento de líquido en las mamas –acompañado a menudo de hipersensibilidad en los pezones y en ocasiones incluso dolor-, mareos, desmayos, sudores, náuseas, vómitos, conjuntivitis, rinitis, ronquera y pérdida de olfato, dolores articulares, empeoramiento de cuadros ya preexistentes de asma o epilepsia, y exacerbación del apetito, con el lógico aumento de peso. En algunas mujeres se produce una menor afinidad de los receptores de la insulina, por lo cual se ha observado una elevación de la glucosa en la sangre. Asimismo, en algunos casos de mujeres con ligadura de trompas por deficiencia de riego vascular en los ovarios se han producido desequilibrios hormonales que posteriormente han desencadenado el síndrome premenstrual.
Si bien el conocimiento científico del síndrome premenstrual se inicia -como ya hemos apuntado más arriba-en 1931, su aceptación definitiva como un cuadro clínico merecedor de atención médica es bastante más reciente y, en gran medida, se debe al mayor reconocimiento del papel social que la mujer ha adquirido en los últimos años.
SINTOMAS PSIQUICOS
· Irritabilidad
· Ansiedad
· Cambios bruscos de humor
· Pérdida de memoria
· Conducta agresiva
· Somnolencia
· Desinterés por el trabajo
· Incomunicación
· Depresión.
Causas confusas
Todo esto ha permitido que un buen número de investigadores se ocupara del estudio de las posibles causas de este síndrome, que no se conocen todavía con demasiada certeza, aunque, por supuesto, se han postulado muchas, a menudo difíciles de demostrar.
Para algunos autores se debe a un desequilibrio estrógeno - progesterona originada por un incremento de los estrógenos o por una deficiencia de progesterona en la segunda mitad del ciclo. Por este motivo, aunque la observación clínica y citológica, así como las dosificaciones hormonales, arrojan resultados contradictorios, todavía hoy se utiliza frecuentemente a modo de prueba la terapia gestagénica.
También se ha atribuido a una deficiencia vitamínica; según Biskinds, una carencia de vitaminas del grupo B podría ser la responsable de alteraciones en el metabolismo estrogénico. Pero tampoco esta hipótesis se ha podido demostrar.
Otros autores, como Gerber, sugieren que el síndrome podría ser debido a una reacción alérgica frente a hormonas endógenas, ya que se ha podido comprobar experimentalmente que el suero premenstrual desencadena en algunas mujeres con este trastorno una urticaria que no aparece en otras mujeres normales.
Para otros, el síndrome podría estar asociado a un exceso de producción de otra hormona denominada "prolactina", puesto que se ha observado que ésta aumenta de manera significativa en fases próximas a la ovulación y permanece en niveles más elevados a partir de ese momento.
Nuevas perspectivas
La aparición de dos nuevos péptidos del lóbulo intermedio de la hipófisis, Alfa-MSH y Beta-endorfinas, que actuarían como neurotransmisores y neuro moduladores capaces de regular la liberación de hormonas hipofisarias, ha abierto nuevas vías para la compresión del síndrome premenstrual. Por último, también se ha considerado que una deficiencia de prostaglandina. Ejemplo en el sistema nervioso central podría contribuir a la aparición de este síndrome. Para llevar a cabo un tratamiento correcto es necesario que se haya realizado previamente un diagnóstico certero. Debe considerarse también la etiología estudio de las causas de la enfermedad- y, por supuesto, el estado físico y psíquico de la mujer.
En la actualidad se prefiere comenzar el tratamiento con fármacos "simples" y utilizar los "complejos" únicamente cuando son necesarios para el control de los síntomas. Aunque se ha probado el uso de progesterona, los anticonceptivos orales no parecen tener eficacia, y sus contraindicaciones pueden entrañar riesgos. También se han propuesto sustancias como la bromocriptina, el danazol o el aceite encapsulado de Oenothera Bíennis Efamol, precursor de algunas prostaglandinas.
Alivio natural
Cada Vez tiene mayor aceptación el uso de sustancias naturales como la mencionada, asociadas a nutrientes con vitaminas -sobre todo del complejo B-, minerales, oligoelementos y aminoácidos esenciales de fácil absorción.
La microalga spiwlina supone, a este respecto, un aporte excepcional de dichos elementos. Además, no tiene efectos secundarios ni contraindicaciones y, de ser necesario, es compatible con cualquier otro tratamiento médico. Sea como sea, estos tratamientos no deben relegar la atención psicológica y humana, fundamental para el correcto desarrollo de la terapia.
Referencia: Dr. Huescar Ramos .Ginecólogo
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